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A pesar del brote de coronavirus en las sucursales porteñas de Coto, Muerza insólitamente hace proselitismo para las elecciones del SEC de 2022

12. 06. 2020

Cada vez más cuestionado por los trabajadores, el autoproclamado “delegado general” de la cadena Coto en Capital salió a postularse en plena pandemia. A pesar de su pasado ligado a Cambiemos, sale a señalar a otros dirigentes de “macristas”. Mientras, los escándalos de aprietes que lo involucran ya le llegaron al propio presidente Alberto Fernández, que decidió tomar cartas en el asunto.

¿El lector de esta nota conoce algún dirigente político o sindical que en plena pandemia de coronavirus esté deambulando por medios de comunicación para presentar su candidatura a algún cargo? Aunque resulte difícil de creer, hay uno: se trata de Ramón Muerza, el cada vez más cuestionado y polémico autoproclamado “delegado general” en la cadena de supermercados Coto de Capital Federal.

La mayoría de los gremialistas hoy están abocados a resolver los problemas que presenta la emergencia laboral y sanitaria provocada por el Covid-19. En este contexto, suena a ciencia ficción pensar en 2022. Sin embargo, Muerza salió a decir que ya “está en campaña” para disputar ese año la jefatura del Sindicato de Empleados de Comercio de Capital Federal.

Todo, muy a pesar de que cada vez cuenta con un cada vez mayor descrédito por parte de trabajadores y delegados de las distintas sucursales porteñas de Coto. Algo que viene de hace tiempo, pero que se agudizó con su accionar durante la pandemia. Es que ya son más de 80 los casos de empleados contagiados con coronavirus en las tiendas del hipermercado. Y no solo lo señalan por su inacción al respecto. Peor: lo acusan de mandar patotas para hostigar y amenazar a quienes reclaman.

https://twitter.com/autoconvocado15/status/1270841763272560644

Entrevistado por el programa Lo peor ya pasó de la AM 530, un Muerza ajeno a estos problemas, comentó que “trabajamos para competir de nuevo por el sindicato. Tenemos una responsabilidad enorme con quienes nos apoyaron (N de R: en la elección anterior)”.

Acto seguido, envió a sus laderos de la Agrupación “Granate Morada” a instalar en las redes sociales la candidatura 2022 de su “jefe”. Tal fue el caso de Yamil Domínguez Bianconi, uno de sus seguidores más activos en Twitter, quien aprovechó para contestar un posteo de Oscar Tedesco, secretario de Deportes y Recreación del SEC e histórico dirigente mercantil. En el final del mensaje de Domínguez Bianconi escribió. “Ramón Muerza, secretario general 2022”. Y acompañó el texto con un emoticón de “trompada”. ¿A quién le querrá pegar?

Lo más curioso es que el contenido de su intervención nada tenía que ver con lo que comentaba Tedesco, quien hizo alusión a que Muerza se presenta asimismo en los medios como “delegado general” de Coto, cuando dicha figura no existe en el estatuto del Sindicato de Empleados de Comercio. “Será delegado de Alfredo Coto”, bromeó. Y acompañó el tuit con una imagen del sindicalista junto al empresario el día de los incidentes en Ramos Mejía.

Un papelón inédito en la historia sindical

La imagen compartida por Tedesco da cuenta de una inédita protesta patronal-sindical en medio de la pandemia de Coronavirus. El pasado 4 de abril Coto y Muerza encabezaron una concentración para que reabran una sucursal que había sido clausurada.

Con barbijos y delegados movidos de otras sucursales para la ocasión, Coto y Muerza rompieron todos los protocolos de seguridad, aglomeraron a los trabajadores de la sucursal Ramos Mejía y pidieron que levanten la sanción que horas antes habían impuesto sobre esa tienda.

La clausura había sido detonada por la comprobación de que Coto no respetaba los precios máximos estipulados por el Gobierno Nacional y la constatación de precios abusivos. Y también porque personal de la Municipalidad de La Matanza constató la venta de comida en mal estado.

Más temprano escenas parecidas se habían vivido en la sucursal Sarandí, donde también se comprobaron precios por sobre los máximos y también se habían clausurado.

La presencia de Coto en ambas sucursales no llamó la atención, dado el fuerte protagonismo que suele ostentar “Don Alfredo” en cada uno de los establecimientos y sobre la cadena en general.

Lo que sí sorprendió fue la velocidad con la que Muerza (que se supone su ámbito sindical es la Capital Federal, no el Gran Buenos Aires), y sus delegados porteños, llegaron para apoyar la rebelión patronal contra las clausuras.

Y lo más bizarro de todo fue ver la escena en noticieros de horario central, donde se pudo ver a los delegados que responden a Muerza vivando a Coto al grito de “¡Alfredo, Alfredo, Alfredo!”.

Violencia y un descrédito que crece por el brote de coronavirus en sucursales

Numerosas fueron las notas de Gestión Sindical reflejando intimidaciones y episodios de violencia contra trabajadores y delegados de distintas sucursales. Lo curioso es que todas tienen un patrón común: señalan que las patotas que actúan como una suerte de “grupo de tareas” de “Don Alfredo” están integradas por gente cerca a Ramón Muerza.

Pero la situación se agravó con el inició de los contagios de coronavirus entre trabajadores. Empleados y delegados empezaron a denunciar la negativa de la empresa a aplicar los protocolos sanitarios y a realizar testeos.

Quizás el caso más impactante es el de Héctor Castro, delegado de la sucursal de supermercados Coto en Retiro. El jueves 7 de mayo Castro denunció a Diego Vega, el jefe de personal de esa tienda por ocultar dos casos de Covid-19, por no activar el protocolo de desinfección y por evitar el aislamiento de las 30 personas que estuvieron en contacto estrecho con el infectado. Como consecuencia, fue amenazado tanto por el jefe de personal, y luego golpeado.

Actualmente, Castro circula con un botón anti pánico provisto por la justicia debido a la golpiza que sufrió, según denunció, por parte de miembros de la Agrupación ‘Granate Morada’ de Ramón Muerza.

Sin embargo, el episodio, lejos de amedrentar a los trabajadores de distintas sucursales los impulsó a contactarse y denunciar todo lo que les está pasando en las redes. Lo que provocó mayor nerviosismo en Muerza y sus seguidores.

Primero los empleados le enrostraron la demora en el momento de actuar para pedir los elementos mínimos de seguridad. Después le facturaron haber aparecido rápidamente para mostrarse con Alfredo Coto en la insólita protesta patronal-sindical de Ramos Mejía.

Desde sus cuentas en las redes sociales, Trabajadores Autoconvocados de Coto, lo acusan de «bancar al patrón» y de intentar disciplinar a quienes piensan distinto.

Harta de tanta impunidad, Natalia Galeano, una delegada de la sucursal 180 se filmó adentro de su lugar de trabajo denunciando la multiplicación de casos positivos de Covid-19 entre los trabajadores de la empresa.

Galeano contó, además, que la empresa se niega a cerrar la sucursal evitando la propagación a la clientela y también se niega a realizar testeos a quienes estuvieron en contacto con el compañero infectado. Ambas medidas formarían parte mínima del protocolo que deben cumplir las instituciones que realizan tareas esenciales durante la pandemia.

«Están atentando contra la integridad física de los clientes y los compañeros, están todos como si nada, en silencio», muestra la delegada mientras graba.

https://www.facebook.com/EsdeRepo/videos/187851315899900/

La situación es grave. Eso motivó que los delegados y trabajadores que cuestionan el accionar de Muerza elevaran un desesperado pedido de audiencia al propio presidente de la Nación Alberto Fernández.

Le enviaron una carta donde relataban el irresponsable accionar de la empresa y distintos episodios de hostigamiento y violencia de los cuales fueron víctimas por protestar y dar a conocer los contagios. Preocupado por la misiva, el primer mandatario activó una urgente reunión virtual entre los delegados y funcionarios del Ministerio de Trabajo que comanda Claudio Moroni.

“Andá a hablar con Alberto”

Enterados en la empresa de la movida de los delegados “disidentes”, mediante la “vigilancia” en las redes por parte de la “ciber patrullas” de Muerza, la primera consecuencia fue el despido ayer de José Perrone, uno de los trabajadores firmantes en la carta dirigida al Presidente.

Perrone, quien se desempeñaba en el comedor de la sucursal 44 del barrio de Belgrano, fue atajado en la puerta de la tienda cuando se dirigía a su puesto de trabajo. Allí le comunicaron que había sido cesanteado y no lo dejaron ingresar. “Andá a hablar con Alberto”, asegura Perrone que le dijeron en clara alusión al pedido de audiencia que los trabajadores le hicieron a Alberto Fernández.

Perrone además denuncia que desde que se inició la cuarentena la empresa le hicieron descuentos salariales y recuerda que la gerencia de la sucursal “no hizo nada cuando Arturo Gordillo, supuesto delegado de la sucursal (que responde a Muerza), me amenazó de muerte”.

https://twitter.com/autoconvocado15/status/1271115388991033344

Esa misma tarde, los trabajadores tuvieron la audiencia virtual con Carlos Sánchez y Juan Conte, subsecretario y director, respectivamente, de Fiscalización del Trabajo y Seguridad Social del Ministerio de Trabajo, y Joel De Rosa, director de Inspección Federal de la Secretaría de Producción y Trabajo.

“Los pusimos en conocimiento de la situación desesperante que estamos viviendo. Hemos tenido una muy buena charla y respuestas. Nos comentaron que están analizando un nuevo protocolo para supermercados, para que no suceda lo que nosotros les comentamos. También están en conocimiento de los aprietes y hechos de violencia vinculados a la gente de Muerza. Se preocuparon y estarán en contacto con nosotros para ver cómo evoluciona la situación. La semana que viene volveremos a comunicarnos”, le contó el delegado Héctor Castro a Gestión Sindical al término de la reunión con los funcionarios del Ministro Moroni.

Episodios muy turbios

El acuerdo Coto-Muerza implica un modus operandi, donde el disciplinamiento –como se dijo-de los trabajadores tiene eje en la violencia.

Cabe recordar que se comprobó que el empresario, en tren de “defender su empresa” de presuntos saqueos que nunca ocurrieron, acumuló ametralladoras, rifles, escopetas, pistolas, revólveres, armas antitumultos, chalecos antibalas, 22 cascos, 29 escudos antitumulto, 227 granadas y más de 3 mil municiones que escondieron en un depósito en la casa Central de Caballito.

El arsenal fue descubierto de casualidad por un grupo de inspectores de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC), el organismo que controla la tenencia y comercialización de armas y hoy hay una causa penal que investiga el hecho.

Pero los episodios de violencia ligados a Muerza vienen de muchos años atrás. Hace años que lo señalan como el responsable de proveerle sicarios al empresario Coto para sus aprietes a trabajadores. A tal punto, que dicha fama le valió el mote de “empleado del mes”. Muerza tendría reclutados para tal fin a barras de los clubes Almagro, All Boys y Atlanta. Con este panorama de absoluta “confianza”, resulta más que inverosímil que Muerza no supiera del armamento del supermercadista.

Acusa de “macrista”, ocultando su pasado macrista

Volviendo a la prematura nueva candidatura de Muerza, es llamativo que en su accionar proselitista haya salido a señalar a otros dirigentes de “macristas”. En la mencionada entrevista radial con AM 530 -en alusión a la causa de espionaje ilegal-, remarcaba una y otra vez que el histórico líder del SEC Capital, Armando Cavalieri, había sido el “candidato del ex presidente Macri”.

La realidad es que el inoxidable dirigente mercantil, de orientación peronista desde su juventud, siempre ha intentado tener según -palabras de sus allegados- vínculos “correctos” con los gobiernos de diferente signo político, lo que no significa nada en particular. Ni tampoco incide en su gestión gremial.

Lo que sí es cierto es que, en la elección de 2018, Muerza contó con el apoyo explícito de Horacio Rodríguez Larreta y de Diego Santilli. También fue muy evidente el apoyo de su siempre aliado y empresario confeso macrista Alfredo Coto, que le dio soporte a través de su Asociación de Supermercados Unidos.

Cabe recordar también que la estrategia de Muerza en esa elección también estuvo envuelta en polémicas.

Por un lado, buscó entorpecer y empañar el proceso electoral (presentando distintos tipos de denuncias e incluso diciendo que no participaría), lo que desmotivó y desincentivó a que los afiliados concurran a votar, en especial al sector de jubilados donde Cavalieri arrasaba; y por el otro lado cumplió con todos los pasos legales para poder participar y competir en la elección. Así se desinfló la participación de afiliados independientes y hubo un bajo nivel de adhesión que le permitió ponerse a pocos votos. Así y todo, no le alcanzó.

Sus vínculos con el macrismo también fueron muy evidentes cuando impulsó la carrera política de su hijo. Hernán Muerza fue elegido en 2015 como concejal con la boleta de Cambiemos en representación de la localidad de Máximo Paz, en el HCD del Municipio de Cañuelas.

De esa época quedaron bastantes registros fotográficos de un Muerza sonriente y a los abrazos con Horacio Rodríguez Larreta y la ex gobernadora María Eugenia Vidal. Pero cuando la derrota del macrismo era inexorable, a poco de las elecciones de 2019 -al mejor estilo “panqueque”-, Muerza ordenó a su hijo pasarse a las huestes del Frente de Todos. Fue así como llegó a un acuerdo con la actual intendenta Marisa Fassi, esposa del ex jefe comunal Gustavo Arrieta.

De quien nunca parece que se distancia Muerza es de Alfredo Coto. Ni siquiera en este contexto donde el brote de coronavirus en las sucursales camina hacia el descontrol. En ese sentido, una fuente del sector supermercadista le contó a Gestión Sindical –en estricta confidencialidad- que el “sueño” de “Don Alfredo” es –mediante Muerza– tomar el control del Sindicato de Empleados de Comercio para poder firmar “paritarias a la baja” y generar condiciones de precarización laboral. ¿Será?

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