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Se avecina el conflicto: el bono salarial no aparece y en los gremios hay malestar creciente con las empresas

07. 11. 2016

Mientras algunos gremios recién inician negociaciones, la mayoría de las actividades todavía no otorgó ninguna compensación. Los empresarios se endurecen y resurge el reclamo de reapertura de paritarias. El clima sindical de cara a fin de año.

El bono de fin de año no aparece. Dos semanas después de la reunión entre la CGT, el Gobierno y el Grupo de los Seis en la que acordaron discutir un paleativo por sector con una base de $2.000, las negociaciones comenzaron en contados sectores.

Así, la mayoría de las actividades por ahora no otorgó ninguna suma extra para compensar la pérdida de poder adquisitivo en lo que va del año. El argumento principal es la caída de la actividad.

Hasta el momento sólo los petroleros de Río Negro, La Pampa y Neuquén fijaron una suma fija de fin de año -de $5.000-, a cambio de aceptar cláusulas de productividad y resignar beneficios en el convenio.

Este último punto es el que los empresarios prevén abordar en los próximos días como parte del plan productivo, cuando se reúna de nuevo la mesa promovida por la Rosada.

La falta de novedades coincide con la renovada negativa empresaria en los últimos días a dar un complemento salarial, junto con el llamado a «cuidar el empleo».

El directivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, reconoció a este medio que «algunos sindicatos piden sentarse» a discutir un adicional, pero al mismo tiempo aclaró que «hay convenios que ya habían llegado al 35%».

«Comercio fue el primero que lo instaló y lo resolvió», apuntó Funes de Rioja.
De este modo, se refirió a la negociación de los empleados mercantiles, en la que finalmente Armando Cavalieri desistió de su pedido original de un bono extra de $2.000 y cerró para todo el año una suba del 40% (20% en mayo y un segundo tramo igual en octubre pasado).

Funes de Rioja es también titular de la Federación de la Industria de Productos Alimenticiosy Afines (FIPAA), entidad que se reunirá este miércoles por la tarde por primera vez con su contraparte, la Federación de los Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA), encabezada por Rodolfo Daer.
Será para analizar el pedido gremial de un extra de $6.000.

«Hay un mayor rechazo empresario, nos tendríamos que haber reunido el martes pasado pero no hubo consenso dentro de la cámara empresaria», reconoció Daer.

El sindicalista presentó el miércoles pasado el Índice de Inflación de la CGT, que en octubre mostró una aceleración al registrar una suba mensual del 2,8% y del 42,5% en los últimos doce meses. Esto provocó una caída del 6,6% en el poder adquisitivo contra noviembre del 2015, según el informe.

Los datos de la central obrera contrastan con los sondeos del Banco Central, que marcan una tendencia declinante en los precios.

La cúpula de Azopardo, además, observa que la caída de la actividad tampocó encontró un piso. En lugar de haber una reactivación en el segundo semestre, «los brotes a los que el Gobierno hacia referencia se marchitaron», aseguran.

Que sí, que no
En vistas del virtual congelamiento del bono, la CGT amenazó con tomar medidas, a la vez que intentó mostrar resultados.

El líder de los gremios del transporte y miembro del triunvirato, Juan Carlos Schmid, señaló que «hay una importante cantidad» de sindicatos que cerraron o lo están haciendo «3 y 4 veces por arriba» del valor de referencia, como es el caso de los portuarios.

A pesar del optimismo de Schmid, en el sector industrial la situación es compleja ya que las metalúrgicas se niegan al pedido de hasta $6.000 que elevaron algunas comisiones internas.

El titular de la cámara metalúrgica Adimra, Gerardo Benutolo, confirmó a este medio que el bono «ni siquiera entró en análisis porque no nos reunimos» con el gremio.

En la misma línea, la CGERA, que esta semana se reunirá con la CGT, salió a advertir que no puede pagar un extra. Fue luego de que CAME difundiera que un 30% del sector puedecostearlo.

El tema será debatido en el congreso anual que realizará el gremio metalúrgico UOM esta semana en Mar del Plata, donde algunos sectores pedirán replicar el acuerdo de los mercantiles.

«A nuestro criterio, hay que solicitar a las cámaras que dejen sin efecto los dos pagos de $2.000 no remunerativo y que ponga 7 u 8 puntos más de lo acordado en paritarias para cerrar con un 40% de aumento», adelantó a este medio el titular de la seccional cordobesa, Rubén Urbano.

El triunvirato también enfrenta presiones. El líder del gremio bancario, Sergio Palazzo, lo dejó en claro durante el paro nacional del 28 de octubre pasado.

En esa ocasión, Palazzo afirmó que «si existe la posibilidad de discutir el bono, es porque La Bancaria salió a la calle» y advirtió que si el Ministerio de Trabajo no los convoca, «vamos a discutir la paritaria en diciembre».
En tanto, el secretario adjunto del Sindicato de Choferes de Camiones, Pablo Moyano, que había cuestionado el «bonito», mantuvo un perfil bajo en los últimos día luego de que su padre le recomendara mantener distancia de los sectores duros.

Ahora el gremio prevé ir por un bono de hasta $10.000, según trascendió, pero desde la cámara del sector Fadeeac señalaron que «todavía no hubo ninguna citación ni pedido del gremio».

Las que volvieron a despotricar contra el acuerdo por el bono fueron las dos versiones de la CTA, comandadas por Hugo Yasky y Pablo Micheli.

Ambas centrales protagonizaron el viernes pasado una protesta nacional -casi sin paro- junto a movimientos sociales y un acto en Plaza de Mayo, donde apuntaron directo contra el «paquete de humo» negociado por la CGT y elevaron el valor referencia del adicional buscado a $17.000.

«Si algo tengo para criticarles a mis compañeros de la CGT, es que la condición para el diálogofue la división del campo popular, porque solamente el poderoso movimiento sindical unido puede frenar el ajuste de este gobierno que no es el de Menem, ni siquiera el de la Alianza», dijo Yasky.

Reapertura
Pese al acuerdo firmado en la Casa Rosada, la incertidumbre sobre el bono es alimentada incluso por dirigentes sindicales como el gastronómico Luis Barrionuevo o el taxista Omar Viviani.

En declaraciones recientes admitieron que muchas empresas no están en condiciones de pagar. Menos aún cuando el Estado tampoco da el ejemplo.
Quizás por ello el Ejectuvo dejó trascender en estos días el inicio de conversaciones para otorgar un plus de $3.500 a los empleados de la administración nacional, nucleados en UPCN y ATE.

Pero luego precisaron que no hay nada «concreto». Lo único firme hasta ahora es el anunciode un extra de $1.000 para desocupados y jubilados que cobran la mínima, junto con un alivio en Ganancias para los sueldos brutos de hasta $55.000.

La idea del bono prendió en el oficialismo ante la amenaza de la CGT de lanzar la primera huelga general en la gestión de Mauricio Macri.

El Gobierno encontró entonces en el aval institucional a un acuerdo entre privados la vía para esquivar tanto un adicional por decreto como el reclamo de reapertura de paritarias y el freno a los despidos.

Sin embargo, el esquema no fue suficiente para bajar las tensiones. Los trabajadores delsubte evalúan medidas de fuerza esta semana si la Ciudad no reabre su paritaria, según confirmó a este medio el delegado de la línea B, Claudio Dellecarbonara.

Luego de cerrar en junio una suba del 31%, los metrodelegados denuncian un desfasaje del 15% en sus sueldos que les permitiría reabrir la negociación a partir de una cláusula que incluyeron en el acuerdo.

En tanto, la CGT de San Lorenzo, que nuclea a los trabajadores de la industria agrícola de Rosario rechazó el bono de $2.000 y adelantó que no descarta solicitar una nueva suba salarial, que en mayo alcanzó cerca de un 40%.
El otro caso es el de los estatales bonaerenses de ATE, a quienes la gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal les prometió rediscutir salarios, justo cuando la organización de Hugo «Cachorro» Godoy» preparaba un paro.

Tal como lo adelantó este medio, los panaderos de ese distrito fueron los primeros del sector privado en lograr la reapertura de sus paritarias.
Una variante que, a nivel nacional, es rechazada por el Ministerio de Trabajo, cuyo titular Jorge Triaca apuesta a resolver las demandas gremiales a través de paleativos.

Esto permitiría al Gobierno concentrarse en sus metas de inflación para el 2017, que prevén una suba de precios del 17% y una mayor moderación de la pauta salarial.

La excepción a la regla fueron los 329 legisladores del Congreso que la semana pasada recibieron un alza del 47%, aunque la polémica dio lugar a que Diputados revea la decisión que llevó sus sueldos de $85.000 a $141.000.

Así, la ´mejor paritaria del año´ -si se tiene en cuenta que los sindicatos cerraron entre el 30 y 35% en promedio-, contribuyó a recalentar el ambiente, en medio de las negociaciones del bono que motivan hasta sarcasmos en el mundo sindical.

«El único bono que tenemos es el ´bo-no-cobrás´», ironizó Miguel Angel Díaz, titular del gremio de maestros bonaerenses UDOCBA. Un síntoma de que el capítulo salarial está muy lejos de estar cerrado.

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