Ruido interno y malestar en algunos sectores en la CGT por el anuncio de la marcha de agosto
En el moyanismo hay malestar por la decisión de la «mesa chica», que confirmó una movilización «contra nadie» el mes que viene.
El anuncio de la conducción de la CGT de la realización de una marcha en agosto no dejó a casi nadie conforme y generó un fuerte ruido interno, no sólo por la falta de consenso a la medida, sino por la forma de tomarla.
La idea de movilizarse el próximo 17 de agosto se confirmó luego de una cumbre de la «mesa chica» de la central obrera, donde se definió la medida para protestar por la suba de precios, pero rápidamente aclararon que no se trata de una movida «contra el Gobierno».
Lo ambiguo del anuncio generó malestar en algunos sectores, en especial el moyanismo, que llamó a una cumbre para esta semana para analizar la postura a tomar. Si bien no se habla de dejar de participar de la movida, pedirían que se adelante la fecha, y que se discuta el contenido de la misma.
En Azopardo están trabajando para evitar que esta medida termine de lesionar la armonía interna, que ya estaba bastante deteriorada por las diferencias políticas respecto al gobierno del Frente de Todos.
Luego del anuncio de la marcha, la conducción de la CGT se vio envuelta en críticas por la decisión de llamar a una movida dentro de un mes, sin mayores definiciones. De la cumbre que decidió la movida faltó Pablo Moyano, lo que muestra que la decisión no fue, en primera instancia, avalada por el camionero y su sector, el Frente Sindical.
El moyanismo tendrá su propia reunión este jueves para definir los paso a seguir. Así se lo confirmó una fuente del sector a Gestión Sindical, que marcó la postura del espacio. «Estamos de acuerdo en que hay que hacer algo, pero no podemos hacer una marcha contra nadie, y menos dentro de un mes», afirmó la fuente consultada. El malestar apunta además a la falta de definiciones respecto de la postura de la CGT en este momento del país.
En la previa a este encuentro, en el propio sector que representa Pablo Moyano hay diferencias. Mientras algunos creen que hay que definir mejor los motivos y los objetivos de la marcha, otros creen que no se puede hacer una movida que termine perjudicando al Gobierno nacional.
En este segundo pelotón se encuentran varios dirigentes cercanos al camionero. «Si no vamos a marchar contra los formadores de precios no sirve, porque terminamos apoyando las expresiones opositoras», destacó la misma fuente consultada.
Si la jornada de protesta se mantiene, el moyanismo participará porque no quiere quedar «a la derecha» de sectores de la conducción como los «gordos» e «independientes». Pero insisten en que «los objetivos estén bien claros». Para eso, los dirigentes del espacio están reuniéndose de manera informal para llevar posturas comunes.
Distancia
Lo cierto es que en este momento hay cierta distancia entre el Gobierno y la dirigencia sindical, que en momento se autodefinió como el principal sostén del presidente Alberto Fernández en su pelea interna contra el kirchnnerismo, pero que ahora toma prudencial distancia por la falta de resultados, en especial económicos.
En ese sentido estuvo la cumbre que tuvieron algunos dirigentes con la vicepresidenta Cristina Kirchner. Pero al anuncio de la marcha genera preocupación en la Casa Rosada. La distancia puso verse también en la falta de referentes cegetistas en el acto de presentación de ambiciosos proyectos de infraestructura, de días atrás.
La ausencia de los jefes gremiales se produjo durante el acto de presentación de «Argentina Grande», un plan de infraestructura para el desarrollo que contempla la realización de 120 obras troncales en todo el país en el marco de las 5 mil que, asegura Nación, se están llevando a cabo en la actualidad.
Hubo unos cinco gobernadores presentes, entre ellos el santiagueño Gerardo Zamora que cuando tuvo que hacer uso de la palabra dio cuenta de la reactivación de la construcción y mirando hacia la platea dijo: «Creo que está Gerardo Martínez aquí», pero el líder de la UOCRA no estaba en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada.
«Hubo un sindicalista de la UOCRA de menor rango», fue la explicación del oficialismo. No hubo en Casa Rosada, en verdad, importantes representantes de la mesa chica de CGT en un acto con el que el Ejecutivo buscaba dejar atrás la sensación de inestabilidad que viene provocando la crisis cambiaria y financiera que desencadenó la salida de Martín Guzmán del Palacio de Hacienda.
Interna
La semana pasada, el propio Martínez, Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), el trio del grupo de los «independientes», visitaron a Cristina Kirchner en el Senado, donde le pidieron «unidad política» para poder sortear la actual crisis económica.
El encuentro estuvo relacionado con la marcha lanzada pocos días después, que marca un punto de quiebre en la relación con Alberto Fernández. Pero lo cierto que en el entorno de Azopardo hablan de un intento de sostener la unidad del Frente de Todos más que se un cambio de postura.
En este sentido, el malestar que expresaron varios dirigentes con las medidas anunciadas por la flamante ministra de Economía, Silvina Bastakis, parece desmentir esta conclusión. Es que el propio moyanismo se sumó a las quejas expresadas por movimientos sociales y empujó a la conducción de la CGT al anuncio de la marcha.
Pero por contenido y por falta de dirección, parece estar destinada al fracaso. Algunos dirigentes creen que antes, cuando se movilicen algunos espacios contra la realidad política, algunos gremios dirán presentes, adelantando la tensión de una CGT cruzada por las diferencias internas.
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