23 de Abril
de 2024
El Lado "G".

Marcelo Peretta: «Me gustaría ser ministro de Trabajo, haría una buena gestión»

04. 07. 2021
Por Santiago Pérez Chiconi

El titular del sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos y líder de la flamante CTE (Confederación de Trabajadores y Empleadores) toma distancia de la CGT, se define como «peronista liberal» y hará campaña para Juntos por el Cambio.

En una entrevista con Gestión Sindical, Marcelo Peretta se muestra como un «rara avis» dentro del mundo sindical: Promueve que existan más de un sindicato por actividad y rechaza el «unicato» del modelo tradicional. Es crítico de la gestión de Alberto Fernández y, en cambio, se identifica con Miguel Ángel Pichetto y Patricia Bullrich.

Destaca además su grupo de sindicatos chicos de la CTE aunque, con ironía, advierte que prefiere llamarlos gremios «flacos», en contraposición con los «gordos» de los grandes gremios de la CGT. A su vez, repudia un posible desembarco de los movimientos sociales en la principal central obrera. También cuestiona el manejo de la pandemia que hizo el Gobierno y se defiende de los que lo tildan de «anticuarentena».

Marcelo Peretta, titular del sindicato de Farmaceúticos y Bioquímicos
Marcelo Peretta, titular del sindicato de Farmaceúticos y Bioquímicos

-En febrero lanzaron la CTE, un espacio que reúne a gremios chicos de la CGT y la CTA y a Pymes, ¿en qué se diferencian?

-Somos un grupo de gremios chicos, aunque prefiero decirles flacos (ríe). Somos 50 sindicatos de 50 mil afiliados hacia abajo, son pocos afiliados comparados con Comercio, UATRE o Sanidad. La diferencia con los gordos de la CGT es que ellos promueven el unicato que no da libertad sindical. Nosotros queremos que haya más de un gremio por actividad y además las empresas para nosotros no son rivales.

Queremos que la CGT cambie su óptica. No sirve tener un sindicato fuerte con empresas cerradas. Nosotros negociamos con las empresas y en la mesa llegamos siempre a un justo medio, siempre protegiendo el empleo, porque si tiramos mucho de la soga, una irresponsabilidad que se ve en muchos dirigentes, la empresa cierra y el sindicato se queda sin afiliados.

Nos consideramos dirigentes sindicales menos poderosos pero acordes a las necesidades que hoy tiene el país, como que el empleador contrate. Esas diferencias son las que tenemos con el resto de la CGT.

-¿Que pensás del posible desembarco de las organizaciones sociales en la CGT?

-Si el futuro es incluir a los movimientos sociales en la CGT, nosotros estamos en contra. Y no es por un capricho, pero lo de querer darle la personería a la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) para que ingrese a la CGT es distorsionar todo. Hay que hacer que esos trabajadores que tienen un subsidio estatal vayan al empleo registrado y salgan de la informalidad.

La verdadera grieta está entre los que trabajan y cumplen un horario recibiendo un salario en un convenio registrado y los que perciben poca plata pero sin laburar. No es justo equipararlo a un sindicato, por eso digo que es distorsionar todo el modelo sindical argentino.

Que una organización social, que tiene una finalidad temporal, la conviertan en permanente es ponerle un sello de pobre a la organización social, entonces yo quiero una CGT que promueva menos planes y más empleo registrado. Por eso necesitamos otros dirigentes en la CGT y no estos.

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-¿Estás a favor o en contra de modificar los convenios colectivos de trabajo?

-Nosotros promovemos la renovación de los CCT, no podemos tener convenios de los años 60′, 70′ u 80′, porque estamos hablando entonces de 40 años de desactualización. ¿Eso significa querer precarizar el empleo? No. Yo quiero modernizar los convenios y fortalecerlos. Hoy existen 7 millones de empleos en negro, entonces eso significa que hoy ya está precarizado el trabajo en la Argentina.

Yo quiero mejor salario, más adicionales, más protección. Y si me decís ‘bueno, pero en qué cedés’, yo te diría que hoy 50 días de vacaciones al año, que hay viejos convenios que los tienen, y…la verdad es que no las usás. No las necesitas. Porque antes, cuando eramos chicos, nuestros padres se iban un mes a Mar del Plata, pero hoy las vacaciones son 15 días en verano y 7 en invierno. Entonces bajás a 40 o 30 días al año, pero sí mejorás los adicionales. Y el empleador además no tiene que contratar a otra persona para reemplazar al trabajador por 50 días.

-¿Vas a hacer campaña por Juntos para el Cambio?

-Considero que tanto Pichetto como Patricia Bullrich son los referentes que si Macri hubiera escuchado más, todavía hoy sería Presidente. Macri fracasa porque le hace caso al ala blanda, al gradualismo. Macri ganó como liberal, con el discurso de cambios profundos, y gobernó como socialsta. Ganó como republicano y se volvió demócrata. Y le salió mal.

Yo voy a participar de la campaña, porque somos los sindicatos que esa parte de Juntos por el Cambio necesita. Macri le entregó el Ministerio de Trabajo a los «gordos» y Alberto Fernández al moyanismo. Yo sueño con un Ministerio de Trabajo manejado por los «flacos», que modernice los convenios y aliente la creación de nuevos sindicatos para nuevos trabajos.

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-¿Te gustaría ser ministro de Trabajo?

-Bueno, nunca me lo han propuesto. Pero creo que podría hacer una gestión distinta a la que se está haciendo. Fueron malas las gestiones, los 7 millones de empleos en negro son responsabildad de la UIA, la CGT y el Ministerio. Si aplicás la paridad de género, la democracia sindical, formalizás el teletrabajo, el delivery, te aseguro que recuperamos gran parte de los 7 millones de empleos no registrado.

Así que por supuesto que si, me gustaría ser ministro de Trabajo, me atrevo y creo que haría una buena gestión, como lo hago en mi sindicato. Tengo 6.800 tabajadores, todos registrados, todos en blanco, logramos una buena paritaria del 40 por ciento y todos trabajan, los míos no están haciendo Zoom. Me siento preparado para eso.

-Durante la pandemia, casi en soledad, trajinaste los programas de televisión para expresarte en contra del aislamiento duro. ¿Te molesta que te digan «anticuarentena»?

-Bueno…a mis amigos y a mi familia les duele (ríe). A mi no, ya estoy curtido, voy a cumplir 50 años. En definitiva, no es ser anticuarentena es ser sensato. Yo dije que el encierro no sirve, porque la gente se enferma más, se pone más obesa, chupa más, fuma más, se pone nerviosa. Hay que trabajar con protocolos, no encerrarse.

Los países que hicieron economía y salud en igualdad de condiciones están mucho mejor que nosotros. Nosotros estamos mal en economía y en salud: 3 millones de nuevos pobres y 90 mil muertos, eso es una mala gestión. Entonces no soy anticuarentena, no soy anti nada. A mí no me inhibe ni me asusta que me critiquen o me prohiban en algunos medios, lo que ha pasado por mis posturas en contra de la cuarentena, pero yo tengo que decir mi verdad.

Yo tuve la suerte de haber pasado por la universidad, hice un doctorado, no puedo mentirle a la gente, como sí lo hicieron los infectólogos, que fueron profesores míos en la universidad y ahora hablan a favor del encierro, pero en sus libros decían lo contrario.

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