“Depuración” de neoliberales: la confederación que agrupa a los gremios del transporte echó a dos sindicatos macristas, busca reincorporar kirchneristas y se endurecen contra el Gobierno
La CATT, sello clave, echó a dos gremialistas por su condición de oficialistas y espera reincorporar a varios sindicatos que se habían apartado años atrás, con vistas a fortalecerse ante el Gobierno y CGT.
Los sindicatos del transporte, decisivos en la estructura de la CGT para garantizar la contundencia de una medida de fuerza, iniciaron un proceso de reorganización para tallar con más protagonismo en la interna de la central y asentarse como factor de poder autónomo ante el Gobierno nacional. Los movimientos giran en torno de la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), que echó en los últimos días a organizaciones afines a la administración de Mauricio Macri y se apresta a reincorporar a otras de peso que habían quedado al margen.
Todo el proceso corre en paralelo con los últimos reacomodamientos en la CGT y la conformación de un polo de gremios opositores que se aliaron para contrapesar a los «gordos» de los grandes sindicatos de servicios y los «independientes» de buen diálogo con el Ejecutivo. Aunque la última reunión del Consejo Directivo de la central le extendió la vida útil al triunvirato de conducción y acalló por el momento la puja con esos sectores, la coalición opositora buscará expandirse para pulsear por el futuro recambio de jefes.
La semana pasada durante una reunión plenaria la CATT, que lidera formalmente el portuario Juan Carlos Schmid secundado por Omar Maturano (ferroviarios, La Fraternidad), Roberto Fernández (colectiveros, UTA) y el camionero Omar Pérez, mano derecha de Hugo Moyano, reforzó su perfil de confrontación. Además de emitir un documento con severas críticas a la política oficial en la actividad aerocomercial -con las conocidas quejas de los gremios a la línea favorable a las low cost-, el servicio portuario y el transporte de pasajeros y cargas, la conducción desplazó del sello a dos gremios: el de conductores de taxis, que encabeza José Ibarra, y el de remiseros, de Alejandro Poli.
Aunque la razón esgrimida para hacerlo fue la falta de pago de la cuota de afiliación a la confederación, se trata de una sanción por el alineamiento total de ambos dirigentes al Gobierno. De hecho Ibarra es adjunto del rural Ramón Ayala (Uatre) en el grupo de gremios que reivindica el sello 62 Organizaciones al servicio de Cambiemos. En los últimos meses el gastronómico Luis Barrionuevo, actual interventor del PJ, lanzó una campaña judicial para hacerse también de ese sello conocido como «el brazo político del movimiento obrero».
Además de la exclusión de los gremios considerados (doblemente) «amarillos», la CATT inició un proceso de reincorporación de otros sindicatos que se habían apartado durante la gestión de Cristina de Kirchner. Entre ellos figuran la Unión Ferroviaria, de Sergio Sasia, el más numeroso de la actividad; el de peones de taxis, de Omar Viviani y el Centro de Capitanes de Ultramar, de Marcos Castro, quienes llegaron a crear un sello paralelo, la Unión de Gremios del Transporte (Ugatt), de corta vida en el Gobierno anterior.
Ese acercamiento generó expectativas de una eventual reconciliación de alto impacto en la CGT: la de Moyano y Viviani, distanciados desde que el camionero entró en colisión con Cristina de Kirchner y el taxista se mantuvo a su lado, en 2012. El acercamiento parecía inviable para los aliados del exjefe de la CGT que conocen de su inflexibilidad con quienes interpreta como enemigos, pero la reciente tregua entre su hijo mayor, Pablo Moyano, y el metalúrgico Francisco Gutiérrez, foto incluida, pareció allanar el camino. A todos los une su caracterización de la administración de Macri como contendiente irremontable. Muchos, como el propio Moyano, creyeron antes de la asunción de Cambiemos que se abría un canal de cogestión con la nueva fuerza política pero al cabo del primer año de gestión terminaron rotos todos los puentes políticos, sobre todo luego del avance de las causas judiciales contra el camionero en el fuero federal. En este contexto, a pesar de que gremios como la UTA están más cerca de Macri que de la oposición peronista, la CATT se prepara para actuar como ariete defensivo y ofensivo -según la necesidad- contra el Gobierno y para oficiar de árbitro en la interna de la CGT.
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