Antes de la actualización de esta semana, 3 de cada 10 trabajadores cobraban menos que el salario mínimo

Un informe mostró que el 30% de los empleados registrados están por debajo de este porcentaje, a agosto de este año. En mujeres, el porcentaje se dispara a más del 40%.

Antes que este lunes se acordara una nueva suba hasta diciembre del Consejo del Salario, tres de cada 10 trabajadores en la Argentina cobraban salarios por debajo del mínimo, vital y móvil. A agosto de este año, cuando este valor estaba en 47.850 pesos, el 30 por ciento de los asalariados tenían ingresos por debajo de esa línea, según un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), en base a datos del primer trimestre del 2022.

En parte, ello responde «a la incidencia de ocupaciones de pocas horas: entre las y los subocupados, este porcentaje asciende al 74,9 por ciento». Sin embargo, agrega el informe, «resulta preocupante que, tanto entre los ocupados plenos como incluso entre quienes trabajan más de 45 horas semanales, un porcentaje considerable gana menos que el salario mínimo, 31,6 y 23,3 por ciento respectivamente».

Esta realidad, analiza la entidad que preside el ex diputado nacional Claudio Lozano, afecta más a las mujeres, quienes más del 40 por ciento están en esa condición. Los informales, como trabajadoras domésticas, y empleados municipales, entre los más afectados por esta realidad.

El trabajo del IPyPP se hizo con datos del primer trimestre del año, y fue parte de los argumentos por los cuales los representantes de la CTA Autónoma decidieron rechazar el acuerdo que se firmó en el Consejo del Salario, que dará un nuevo incremento a diciembre de este año del 21 por ciento en tres tramos.

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El reporte remarcó que la caída de los ingresos «se expresa con claridad en el hecho de que obtener un empleo no garantiza acceder al Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) que establece la Ley de Contrato de Trabajo, lo cual resulta aún más grave si tenemos en cuenta el fuerte deterioro que ha sufrido ese valor de referencia en los últimos años».

Eso hace que «tres de cada 10 trabajadores obtiene ingresos mensuales inferiores al salario mínimo». El informe, al que tuvo acceso Gestión Sindical, se explica en parte a la «elevada presión sobre el mercado de trabajo que se manifiesta a través de la búsqueda activa que ejercen tanto la población desempleada como aquellos que, si bien figuran como ocupados, se desempeñan en empleos precarios de muy pocas horas, y tiene como contrapartida el bajo nivel de ingresos que obtiene un amplio conjunto de la fuerza laboral».

Como sucede en muchos fenómenos laborales, la cuestión de género tiene mucho impacto. En este sentido, el instituto recalcó que «los bajos ingresos perjudican con mayor intensidad a las mujeres: mientras el 26,1 por ciento de los varones gana menos del salario mínimo, este porcentaje asciende al 42,3 por ciento en el caso de la población femenina».

«La desfavorable condición de ingresos de las mujeres encuentra explicación en la preponderancia que éstas tienen en una de las ramas de actividad peor remuneradas, el servicio doméstico», analizó el IPyPP. En este contexto, los datos son contundentes: uno de cada 4 trabajadores y trabajadoras (24,2 por ciento) son pobres y el 4 por ciento son indigentes.

Precarización y pobreza

El fenómeno de los «trabajadores pobres» viene generando alarma en los últimos tiempos, donde la alta inflación erosiona los salarios, hasta llegar a puntos de alta tensión, en especial en paritarias que corren constantemente de atrás al IPC. Esta situación golpea más a los trabajadores no registrados, o que están en condiciones de precarización.

Los creciente niveles de este fenómeno, destacó el informe de la entidad que preside Lozano, «contribuyen a explicar que buena parte de la clase trabajadora deba vender su fuerza de trabajo por debajo de su valor, expresado en el precio de una determinada canasta de medios». Dicho de otro modo, «perciben una retribución insuficiente para alcanzar un umbral de consumo que asegure condiciones mínimas de reproducción».

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Sobre los niveles de trabajadores pobres e indigentes, «si se toman como referencia los valores de las canastas básicas utilizadas oficialmente para la medición de la pobreza y la indigencia, surge que uno de cada cuatro trabajadores y trabajadoras (24,2 por ciento) son pobres (no logran adquirir la Canasta Básica Total) y el 4 por ciento tiene ingresos familiares que ni siquiera logran cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA), es decir que son indigentes».

Al focalizar en la población juvenil, recalcó el trabajo, «los resultados se vuelven aún más alarmantes: 7 de cada 10 trabajadores jóvenes están precarizados». «El 68,1 por ciento se explica por la ausencia de contratación laboral (el desempleo casi triplica el de la población total) o modalidades precarias, principalmente asociadas a que sus empleadores no los registran», se subrayó.

Por su parte, «hay un 7,6 por ciento adicional que corresponde a jóvenes cuentapropistas o asalariados/as formales estables que tienen ingresos inferiores al SMVM«.

Reclamos

En este panorama, hay varios sectores que sufren más los bajos salarios y la precarización, condición para estar por debajo de la línea de la pobreza. Uno de estos rubros es el municipal, donde históricamente los gremios denuncian que la mayoría de los salarios son menores del mínimo.

En este sentido, como informó Gestión Sindical, la semana próxima se espera una masiva marcha de la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses (FESIMUBO), que reclamará la reapertura de las paritarias para todos los distritos de la provincia de Buenos Aires.

Otros sectores que están marcados por el IPyPP que están por debajo del salario mínimo es gastronomía, con salarios promedio de los 42 mil pesos, y personal doméstico, con apenas 21 mil pesos, 63,9 por ciento por debajo del promedio general.