Según un informe, en 2021 se redujo la brecha de desocupación entre mujeres y varones
El Centro de Economía Política (CEPA) aseguró que el año pasado la tasa de desempleo femenina fue del 18%, contra el 16,4 de los hombres. Esta diferencia es menor que en 2019 y 2020.
En la previa del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se conocieron datos que hablan de un achicamiento de la diferencia en la brecha de desocupación entre mujeres y varones, en especial jóvenes. Según los datos relevados por el Centro de Economía Política (CEPA), entre las trabajadoras de 14 a 29 años, la falta de empleo afecta al 18 por ciento, contra 16,4 por ciento de los hombres.
Esta diferencia (1,4 por ciento), es bastante inferior a lo que ocurrió en 2019 y 2020 en la misma franja etaria, que se ubicó en el orden del 3,4 puntos y 4,7 puntos respectivamente.
En conjunto con la recuperación económica, afirma el CEPA, «se pudo observar una disminución en las brechas de acceso al mercado de trabajo».
En el sector informal, la diferencia se mantiene, en especial en materia de ingresos, donde un hombre puede ganar casi un 40 por ciento más que las mujeres en la misma situación.
El trabajo del CEPA tomó datos del tercer trimestre del año pasado, y lo comparó con lo sucedido en 2019 y 2020. Así, el análisis, al que tuvo acceso Gestión Sindical, recalcó que en ese período «para las mujeres de 14 a 29 años la tasa de desempleo alcanzó el 18 por ciento y para los varones 16,6 por ciento».
«Se registró una disminución en el diferencial entre las tasas de desocupación de varones y mujeres, que pasó de una brecha de 3,4 puntos y 4,7 puntos en el tercer trimestre de 2020 y 2019 respectivamente, a una diferencia de 1,4 puntos en el tercer trimestre de 2021», agregó.
En las mujeres, no solamente se sostuvo el nivel de informalidad, sino que se profundizó el diferencial entre la informalidad de varones y mujeres, ascendiendo de 1,8 puntos a 5,4 puntos.
En el caso de los varones, la tasa de informalidad se recortó con respecto a niveles pre pandemia (30,6 por ciento en el tercer trimestre de 2021 contra 34,2 por ciento en el mismo periodo de 2019); mientras que en las mujeres, este indicador volvió al mismo punto que en 2019, al registrarse un 36 por ciento de informalidad.
Conflictos
En tiempo de pandemia, los conflictos laborales explotaron por diversas situaciones, comenzando con las limitaciones del ASPO. Así, el cierre de cerca de 20 mil empresas es un claro ejemplo de esta realidad, que afecta especialmente a las mujeres.
Uno de los más grande se dio en Latam, cuando la empresa de capitales chilenos decidió cerrar sus operaciones locales.
«En una actividad ‘femenizada’, el conflicto afectó a muchas compañeras, que no pudieron reincorporarse al mercado de trabajo», le dijo a Gestión Sindical un vocero de los despedidos.
En la empresa, buena parte de quienes quedaron sin trabajo fueron mujeres, tanto personal administrativo como personal de cabina.
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Otra área con fuerte presencia de mujeres es el de salud, que estuvo en el centro de la escena con la aparición del coronavirus. Allí, los gremios apuntaron a la falta de reconocimiento del personal, en especial en enfermería, donde hay una gran mayoría de mujeres trabajando.
Trabajo informal
En tanto, el achicamiento de la brecha no incluyó a las trabajadoras informales, que profundizaron la diferencia de ingresos.
En este sentido, el CEPA aseguró que «la brecha de ingresos entre las personas asalariadas informales no solo se profundizó respecto al tercer trimestre del 2019 y 2020, sino que alcanzó el mayor nivel de los últimos cinco años».
«Los trabajadores informales varones perciben un 38,2 por ciento más de ingresos que las mujeres. En contraposición, la brecha de las y los asalariados formales es del 19,6 por ciento, manteniéndose en el mismo nivel de los últimos cuatro años y ubicándose en la mitad de la brecha informal», dijo el trabajo.
«Resulta imprescindible y necesario que la recuperación económica contemple no solamente el acceso al mercado de trabajo de las mujeres y diversidades, sino que sea con igualdad y equidad. El acceso no alcanza, si no se promueven a mujeres en puestos con poder de decisión, si no se promueven políticas que distribuyan los cuidados de manera compartida e infraestructuras con perspectiva de géneros, que permitan a las mujeres y disidencias insertarse en el mercado de trabajo formal con salarios dignos», concluyó el CEPA.
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