Increíble escalada de la huelga contra Elon Musk y Tesla: obreros de tres países ya respaldan a los 130 que la iniciaron
La huelga contra la firma de Elon Musk tuvo una nueva escalada luego de que anunciaron que se suman sindicatos de dos países claves para el funcionamiento de Tesla.
Elon Musk, CEO de Tesla, acaba de sufrir un nuevo dolor de cabeza en las últimas horas. Es que el que hoy por hoy es uno uno de los mayores conflictos gremiales del mundo sigue creciendo. Ahora, dos de los mayores sindicatos de Dinamarca y Noruega confirmaron que se sumaron a la protesta y que bloquearán la exportación de sus vehículos eléctricos.
Más allá de que durante las últimas escaladas del conflicto se preveía que la protesta se transnacionalice, la «bola de nieve solidaria» llegó a dos países que resultan claves para el funcionamiento de la compañía de Elon Musk.
Por el lado de Noruega (donde la Federación Sindical Unitaria tomó las principales acciones solidarias), se trata de uno de los países que cuentan con una venta de vehículos sumamente alta. En comparación con Suecia, país donde inició el conflicto gremial, se venden el doble de coches.
Por su parte, en Dinamarca, el sindicato 3F Transport (uno de los más numerosos del país) confirmó que tanto sus estibadores como conductores dejarán de transportar vehículos de Tesla con destino a Suecia.
El dato no es menor ya que la empresa de Musk, al no poder desembarcar en Suecia, están haciéndolo en Dinamarca y llevando los autos hasta Suecia por tierra. Esto dejaría de suceder en menos de dos semanas, cuando se cumpla el plazo legal de preaviso del sindicato danés y sus trabajadores se sumen a la huelga.
«Están librando actualmente una batalla increíblemente importante. Cuando nos piden apoyo, participamos, por supuesto», dijo Jan Villadsen, responsable de 3F Transport.
Cómo comenzó la huelga
El conflicto que comenzó con tan solo 130 empleados de la firma de Musk y que ya casi alcanza el millón de trabajadores inició luego de que los trabajadores suecos plantearan la necesidad de un convenio colectivo de trabajo. «No lo hacen en ninguna parte del mundo», fue la respuesta de los responsables de Tesla tras el pedido.
Es así que, debido a las huelgas solidarias, otras empresas (incluso de diversos sectores) comenzaron con huelgas y ceses de tareas estratégicos para la operatividad de la empresa automotriz.
El respaldo de trabajadores portuarios, empleados de concesionarias de vehículos y recogida de basura, electricistas, técnicos y hasta taxistas comenzaron a inquietar de a poco a la empresa de Musk.
Por ese motivo, el empresario tuvo que recurrir a que los coches entren en Suecia por tierra, con ayuda de empresas extranjeras. Una opción mucho más cara y contaminante que la vía marítima, pero a fin de cuentas, la única disponible.
Elon Musk, un anti-sindicatos
El 28 de noviembre, casi un mes después de que inicie la huelga, Tesla presentó una denuncia contra el Estado sueco a través de la Agencia Sueca de Transporte porque los empleados públicos de correos también decidieron unirse a la huelga y bloquearon la entrega de matrículas.
Es que a modo de respaldo a la huelga, los empleados postales dejaron de entregar envíos a las oficinas de Tesla y los talleres, con las importantes repercusiones que acarrearía una decisión así para su negocio: en Suecia las matrículas emitidas por la Agencia de Transportes se entregan por vía postal, con lo que un bloqueo podría complicar la circulación de nuevos Tesla.
“Tesla está en su derecho legal de no firmar un convenio colectivo y la Agencia Sueca de Transporte tiene el deber legal de entregar las placas de matrícula”, denunció la compañía de Musk. Y no se quedó allí sino que, además, presentó una demanda contra la Dirección General de Transportes de Suecia por no poder acceder a matrículas para vehículos nuevos.
En ese sentido, Musk tachó las huelgas de «locura». «No estoy de acuerdo con la idea de los sindicatos. Simplemente no me gusta nada que cree una cosa del tipo señores y campesinos», dijo en un evento el polémico multimillonario. Las políticas antisindicales son algo habitual entre los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, desde Amazon a Google.
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