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Entre el malestar y el desconcierto, la CGT define su rumbo

02. 07. 2017

El moyanismo buscará acordar con otros sectores sindicales (las CTA y la Corriente Federal que integran gremios) confluir en «una gran marcha» para reiterar su rechazo a las políticas del Gobierno, posiblemente a Plaza de Mayo, en julio. Más allá de la tensión con el macrismo, la CGT también viene de sufrir un duro golpe de parte del propio peronismo, que marginó al sindicalismo en las listas de candidatos.

Sin fecha definida para la próxima reunión del Consejo Directivo, la CGT atraviesa un momento de malestar luego de que los dirigentes de la central quedaran marginados en las listas de las diferentes vertientes del peronismo, y también de cierto desconcierto ante la falta de consenso interno sobre los pasos a seguir en su relación con el Gobierno.

El miembro del triunvirato Juan Carlos Schmid deslizó la posibilidad de que esta semana se realice una reunión de Consejo Directivo, pero lo cierto es que fuentes de la central indicaron que aún no había una fecha definida para ese encuentro de la plana mayor de la CGT. Otros sectores menos «duros» de la CGT no se mostraron en disidencia con esa iniciativa pero pretenden aplazarla para después de las PASO de agosto.

El principal tema a abordar será el sabor amargo que dejó el encuentro del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil en el que la CGT, junto a las dos CTA, firmó en rechazo al ofrecimiento empresarial para llevar el haber mínimo hasta los 9.700 pesos en julio del próximo año, ante lo cual el Gobierno laudó y fijo la suba en 10.000 pesos.

Esta situación, sumada a la pérdida de puestos laborales y una economía que sigue sin reactivarse, viene profundizando el descontento de la CGT con el Gobierno, pero también se ve complicada la manera de consensuar una medida de fuerza entre los distintos sectores en los que la central está dividida.

La facción más «combativa» que encarna el moyanismo lanzó la primera piedra semanas atrás, al adelantar que buscará acordar con otros sectores sindicales (las CTA y la Corriente Federal que integran gremios cegetistas que decidieron quedar al margen de la conducción de la central) confluir en «una gran marcha» para reiterar su rechazo a las políticas del Gobierno, posiblemente a Plaza de Mayo, en julio.

Otros sectores menos «duros» de la CGT no se mostraron en disidencia con esa iniciativa pero pretenden aplazarla para después de las PASO de agosto, ya que quieren evitar que el oficialismo vincule la protesta con la cuestión electoral.

Más allá de la tensión con el macrismo, la CGT también viene de sufrir un duro golpe de parte del propio peronismo, que marginó al sindicalismo en las listas de candidatos que presentarán los distintos espacios vinculados al PJ en los próximos comicios.

De hecho, los tres miembros de la conducción tenían aspiraciones de ocupar lugares expectantes en las listas, pero finalmente no se postularon. Schmid debió bajarse de la interna de Santa Fe debido a la fuerte dispersión que sufre el peronismo allí; Héctor Daer decidió cederle su lugar en la boleta de Florencio Randazzo a su colega del SMATA Oscar Romero, mientras que Carlos Acuña hizo lo propio en favor de su esposa Blanca Cantero, quien competirá como diputada provincial en la lista bonaerense del frente 1País que lidera Sergio Massa.

La lista del frente Unidad Ciudadana que encabeza Cristina Kirchner fue la que más lugares dio al gremialismo, con tres representantes dentro de los diez primeros puestos, pero lo hizo con un mensaje a la CGT que indica que la expresidenta no tiene previsto recomponer la relación con la conducción de la central: Tanto Vanesa Siley, como Hugo Yasky y Walter Correa no integran la entidad de la calle Azopardo.

 

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