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El #30A dejó una conducción cegetista herida de muerte y una perspectiva de unidad en acción

30. 04. 2019

El balance del paro de este martes apunta al caro precio que deberá pagar la conducción de la CGT por no acompañar la jornada. “La conducción actual de la CGT no puede seguir”, lanzaron desde la Corriente Federal. Además, abrió nuevas internas en los gremios como sucedió en la UTA. A futuro, los sectores combativos se entusiasman con mantener la movilización hasta que lleguen las elecciones.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

“Las fotos son con el Pueblo, no con Triaca”. El cartel levantado por un ex delegado metalúrgico concluía claramente su mensaje para la CGT “carneros, gorilas, traidores”. La no adhesión al paro nacional convocado para este martes fue eje de los discursos y las repercusiones que generó la jornada de protesta, que tuvo su epicentro en el acto realizado en Plaza de Mayo. Allí, los organizadores cargaron contra la actitud de la conducción cegetista, que quedó severamente cuestionada por una medida de fuerza que tuvo alto impacto en distintos sectores.

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Además de las obvias críticas al modelo económico, lo que dejó le #30A es una cada vez más expuesta interna sindical, que pone contra la pared al viejo triunvirato, hoy dispuesto a defender su postura dialoguista a costo de volverse cada vez más impopular entre las bases.

La confluencia en el mismo acto de distintos espacios del movimiento obrero abre una perspectiva de unidad en acción, comenzando con sorprendentes discursos que alinearon a viejos enemigos en el mismo barco. En ese sentido, la dirigencia dejó en claro que el gobierno nacional no cambiará el rumbo, y deberán ser las elecciones de octubre las que abran una nueva perspectiva.

La jornada de paro organizada por el Frente Sindical, la Corriente Federal, las tres CTA, los movimientos sociales y sectores clasistas tuvo epicentro en Plaza de Mayo, donde cerca de 200 mil manifestantes coparon el acto central, luego de marchar por las calles de Buenos Aires.

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“El paro tuvo un alto acatamiento, y mostramos una movilización muy grande, con actos que se repitieron en todo el interior. Fue un éxito el paro, que no pudieron tapar los medios amigos del gobierno con el tema de los incidentes y demás”, sostuvo Alejandro Ruiz, secretario de Prensa del Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID).

El dirigente le dijo a Gestión Sindical que la jornada mostró “el hartazgo de la gente con este modelo de exclusión neoliberal, que expulsan a cada vez más gente”. “Que el 50 por ciento de los chicos argentinos estén en la pobreza, según dice la propia UNICEF, es estar en un país sin futuro”, agregó Ruiz. En la previa, el gobierno insinuó la posibilidad de dictar algunas conciliaciones obligatorias, para declarar ilegal el paro. Si bien lo hizo en algunos sectores, la contundencia de la medida de fuerza hace inviable pensar en sanciones.

Además de las obvias críticas al gobierno y su modelo, los gremios expresaron su descontento con la conducción de la CGT, que viene siendo castigada por su actitud dialoguista con el gobierno. “Este paro cambia el futuro de la conducción del movimiento obrero, la conducción actual de la CGT no puede seguir”, dijo Ruiz, del SATSAID, que forma parte de la Corriente Federal de los Trabajadores, espacio crítico del rumbo de la central obrera, que desde 2016 viene pidiendo un plan de lucha para enfrentar al modelo que encarna Mauricio Macri.

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“Hace meses convocamos a otros medios, formamos el Frente Sindical con el moyanismo y con otros sectores, y creemos que esto va a seguir creciendo”, ratificó Ruiz. En este sentido, desde este espacio festejaron que algunos sindicatos que forman parte de la CGT decidan ir al paro igual, como los ceramistas o los judiciales nacionales que lidera Julio Piumato,

Internas abiertas

Los cuestionamientos a la conducción de la CGT quedaron expuestos en cada discurso del acto central, pero además se trasladaron a los propios gremios. Es que la decisión de no para no sólo parece llevarse puesto al triunvirato, sino que además puso en crisis a muchas conducciones, que en este escenario vieron potenciados los conflictos

El caso más claro es el de la UTA, el gremio de los colectiveros. Su titular Roberto Fernández no convocó a la medida de fuerza, bajo el argumento que era una protesta no avalada por la CGT. Pero un sector interno, liderado por la Agrupación Juan Manuel Palacios, se sumó a la medida de fuerza, y paralizó cerca de 90 líneas de colectivos, entre ellas 50 del conurbano bonaerense.

Así, se fortaleció la postura interna de Miguel Ángel Bustinduy, quien intentó el año pasado enfrentar en las urnas a Fernández, pero su lista fue impugnada. Antes del inicio de paro hubo al menos seis colectivos incendiados, y las miradas se posaron sobre la disputa interna. Una fuente empresarial le dijo a Gestión Sindical que “la interna puso en peligro fuentes de trabajo, porque muchas empresas decidieron no trabajar por miedo a los daños”.

Un colectivo listo para salir a la calle sale cerca de 3 millones de pesos, y muchas compañías no tienen un seguro que los cubra por incendios o destrucciones callejeras. Por eso, la quema de coches hizo que muchas líneas circularan con mucho menos vehículos.

Otra interna que se potenció con este paro es la de los transportistas. Es que la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte /CATT) no sólo no llamó a parar este martes, sino que lanzó una no toma de servicios para este 1º de mayo, lo que generó muchas críticas. En este punto la interna de colectiveros está al revés: Fernández y la UTA se suman a la medida, mientras que los sectores opositores la critican.

“Parar un feriado es hacerle un favor al empresario, que no presta servicio y se ahorra muchos fondos y salarios. Todo para ellos”, se quejaron desde el sector que lidera Bustinduy. En horas de la tarde, una versión indicó que la CATT no había enviado la notificación formal de la protesta, por la que se mantuvo en suspenso hasta el final. Más allá de esto, las consecuencias de esta actitud no se hicieorn esperar. “Cuando comentamos la actitud de la CATT, los compañeros se ríen”, admitió Ruiz, del SATSAID.
“Hay una correlación de fuerza distinta en el movimiento obrero, y tendrá consecuencias que se van a discutir después de este paro. Es tal la crisis de la conducción de la CGT que es posible que sigan apoyan a Macri hasta fin de año”, concluyó el dirigente.

Pensando el futuro

Estas consecuencias que se piensan desde la Corriente Federal estarán vinculadas al proceso electoral, el otro gran actor de fondo en la discusión sobre el paro y el futuro del movimiento obrero. En este sentido, sorprendieron a más de uno las palabras de Pablo Micheli, líder de una de las fracciones de la CTA Autónoma. “Si abandonamos la calle se pone en duda el triunfo del frente popular que encabece Cristina en las elecciones”, disparó el dirigente.

Esta postura es compartida por quienes ya expresaron cercanía con la ex presidenta, como el Frente Sindical –con Pablo Moyano a la cabeza –la Corriente Federal y la CTA de los Trabajadores, cuyo líder Hugo Yasky es diputado nacional por Unidad Ciudadana. En este espacio radica el poder gremial del kirchnerismo, que no por casualidad es además el más movilizado contra las políticas de Mauricio Macri.

Pero el resto de los espacios no comparten del todo esta idea. “Hay que movilizarse contra las políticas del FMI, como principal prioridad”, dicen en la fracción de la CTA Autónoma que lidera Ricardo Peidro. Este espacio no se pronunció políticamente respecto del futuro, pero hasta ahora estaba alejado del peronismo, en cualquiera de sus variantes. La posibilidad de “unidad en acción” contra el macrismo lo acercó al resto de los gremios. “El gobierno no tiene más planeas que sostener el dólar hasta las elecciones, y obedecer las órdenes del FMI”, agregaron desde ese espacio.

Pero la necesidad de cambiar el rumbo iniciado por Macri puede terminar acercarlo a la postura de Micheli. Un dirigente le recordó a Gestión Sindical que uno de los líderes de esa CTA, Víctor de Gennaro, tiende puentes en su Lanús natal con el PJ local, para enfrentar a Néstor Grindetti. De Gennaro fundó Unidad Popular, un partido donde comulgan buena parte de los dirigentes gremiales de su central obra. Pero luego de tres PASO sin poder romper el piso, parece decidido a hacer alianzas. La que quiere llevar delante en el distrito del sur del conurbano bonaerense puede abrir la puerta a una unidad en la acción más perdurable, que no busque sólo una movilización o un paro, sino algo más: una derrota de Cambiemos en octubre.

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