16 de Abril
de 2024
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Abogados y especialistas debaten si las empresas podrán obligar a sus empleados a vacunarse contra el Covid-19

29. 07. 2021

El tema gana lugar en la agenda diaria. Los laboralistas afirman que no hay posibilidad de hacer obligatoria la inmunización, pero expertos en bioética alertan que los trabajadores no podrían negarse.

En el mundo, varios países analizan hacer obligatoria la vacuna contra el coronavirus. Si bien todavía no se avanzó sobre esta cuestión, en lugares como Francia se decidió que para hacer ciertas actividades, como ir al cine, sea necesario presentar el certificado de inmunización, una iniciativa para incentivar a los habitantes a vacunarse, pero que se discute su legalidad.

En el ámbito laboral, se habla de hacer necesario para trabajar en el sistema de salud tener las dos dosis, algo que también se discute. Esto abrió el interrogante sobre la posibilidad de que las empresas privadas obliguen a sus trabajadores a vacunarse, algo que genera opiniones contrapuestas.

«Hasta ahora no hay ninguna resolución que obligue a los trabajadores y a las trabajadoras de Argentina a vacunarse contra la Covid-19», aclaró Cinthya Benzion, presidenta de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas, en declaraciones al diario Página/12. En realidad, remarcó la abogada, «de salir una resolución así, rápidamente podría caer como inconstitucional.»

«Sin embargo, eso no tiene nada que ver con lo que yo opino y es que la vacunación debería ser obligatoria para todo el mundo», agregó. La resolución n° 4 emitida de manera conjunta por los ministerios de Salud y de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, a principios de abril, es la que podría servir para regular este tipo de situaciones pero, desde el punto de vista de Benzion, difícilmente podría operar como antecedente.

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«Si bien planteaba que los empleadores y las empleadoras pueden convocar el retorno a la actividad laboral presencial de los trabajadores que hubieren recibido al menos la primera dosis de cualquiera de las vacunas; al mismo tiempo, dejaba un marco librado a la buena fe de las partes en el sentido de que si un empleado no se quería inmunizar, en principio, no estaba obligado a hacerlo. Pienso que habría que ver en cada caso concreto las circunstancias que podrían ser atendibles para que un trabajador decida no inocularse», sostuvo Benzion.

Límite legal

Por su parte, Ignacio Maglio, abogado y miembro del Consejo Directivo de la Red Bioética de UNESCO, construye una perspectiva diferente. «Cuando hay una decisión laboral del empresario que se vincula con la protección del interés colectivo se debería poder llevar a cabo sin problemas, porque debe primar la protección de todos los compañeros empleados. Creo que los empleadores en Argentina tendrían facultades para disponer de la obligatoriedad de la vacunación para aquellas personas que dentro de su empresa realicen tareas presenciales», señala.

Luego continúa con su explicación: «Existe una facultad del empleador que se denomina ius variandi, por intermedio del cual éste posee capacidades para modificar las condiciones laborales en la medida en que no afecte algún derecho adquirido por los trabajadores, o bien, que represente un evento de violencia o acoso laboral».

Frente a eso, Benzion apunta: «El límite legal para el ius variandi es la afectación de la integridad psicofísica de la persona que trabaja. Los trabajadores podrían alegar que la vacunación les causa un perjuicio material y espiritual y no aceptarla».

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Benzion está en desacuerdo con este enfoque y lo deja en claro: «Según las normas actuales, un empleador no podría obligar a un trabajador a que se vacune. Si yo como trabajadora tengo un argumento razonable y atendible por el cual sostengo que no me quiero vacunar, un empleador no puede inmiscuirse porque tiene que ver con mi cuerpo».

«En todo caso, debería tratarse de una ley general que involucrara a toda la sociedad y no solo a los trabajadores. En circunstancias normales sería inaceptable, pero en este presente, todo puede ser repensado» completó. El debate está planteado y, más temprano que tarde, podría instalarse a nivel doméstico.

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