Más de 100 trabajadores textiles tomaron una fábrica al enterarse de que el dueño quiere cerrarla
Los trabajadores textiles de una firma de Catamarca piden respuestas de caracter urgente. Críticas al gobernado Jalil.
Hay 134 familias en Catamarca que están en pie de guerra hace dos semanas, cuando trabajadores textiles tomaron la planta de TextilCom de la provincia, una medida que decidieron sus trabajadores al enterarse de que el dueño de la fábrica, quiere despedirlos, cerrarla y llevarse toda la maquinaria y el stock, tal como ocurrió tiempo atrás en la provincia de La Rioja.
Ante la situación actual del país donde se está viviendo una ola de despidos en muchísimos sectores, la decisión que tomaron los trabajadores de TextilCom es el primer caso que se conoce de una reacción de este tipo.
Pero confían en que será eficaz y podrán mantener su fuente de trabajo. No quieren que ocurra «lo mismo que pasó en la filial de La Rioja cuando tiempo atrás cerró la planta de esa provincia, dejando en la calle a 143 empleados», explican.
Textiles en crisis terminal
Dentro de la crisis general, la industria textil es una de las que más fuerte siente la recesión generada por las políticas de ajuste de Javier Milei. En Corrientes, por ejemplo, la Hilandería Emilia Alal, lugar donde trabajan 200 operarios, anunció que desde el 1 de junio se detendrá la producción por un plazo mínimo de 60 días.
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Los trabajadores que están en huelga coinciden en que cada vez pasan menos tiempo con la familia y le dedican más horas «a la plata», algo que tampoco asegura la estabilidad económica para todos, ya que más de uno tiene más de un empleo.
“Trabajo de lunes a lunes”, contó una obrera que llegó al lugar de la protesta después de cumplir funciones en su otro trabajo.
“Nosotros hacíamos camperas de niños para donar, hoy no las podemos entregar. Todos los meses nos decían que hagamos y después se las llevaban para donar. Hoy eso está parado, pero es parte de lo que podemos hacer”, comentó una operaria, indicando que todavía tienen stock para seguir produciendo y evitar así el cierre de la plata.
Quien no estuvo exento a las críticas fue el gobernador catamarqueño Raúl Jalil: “Tiene tiempo para acudir a todos sus actos, uno a ciinco cuadras de acá, pero para acercarse a la fábrica y conocer la situación de cerca de todos los trabajadores, no. Él fue quien trajo a (Carlos) Vilariño (el dueño de la fábrica TextilCom). Para la inauguración y para la foto inicial, estuvo”, expresó un operario con un tono de malestar y preocupación.
La respuesta de Jalil
Jalil recogió el guante e indicó que todo “está próximo a solucionarse”, ya que hay dos o tres inversores interesados en comprar la fábrica. Ante esta promesa de parte del gobierno, se plantean asambleas para discutir de «forma democrática» los pasos a seguir para que «la lucha continúe» y ningún trabajador quiera darla por finalizada.
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A partir de las últimas movilizaciones, desde la gobernación les entregaron cheques de cien mil pesos a los trabajadores, debido a que muchos de ellos no pudieron cobrar el mes trabajado y, para colmo, no tienen los aportes correspondientes realizados.
Ante este panorama, el sindicato textil SOIVA (Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines) busca que a los trabajadores se les pague todo lo adeudado y que, además, puedan sostener su puesto de trabajo.
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