Tras los 68 despidos y los aprietes, la firma de los Caputo en Tierra del Fuego sigue la reducción de personal
Mirgor, firma a cargo de Nicolás Caputo, primo del ministro de Economía, continúa con su plan de achicar el personal, luego del escándalo de fines de febrero.
La motosierra sigue funcionando a pleno en la empresa Mirgor, que es controlada por Nicolás Caputo (primo del ministro de Economía, Luis Caputo) y que está llevando a cabo una reducción de la plantilla de sus trabajadores en Río Grande, provincia de Tierra del Fuego. Así, luego de los despidos y el escándalo que tuvo lugar a fines de febrero, ahora abrió un plan de retiros voluntarios.
Se trata de un nuevo capítulo del ajuste que decidió efectuar la firma. En esta ocasión, recurriendo a una herramienta con baja conflictividad laboral.
La medida, que en principio apunta a operarios con antecedentes de ausentismo, ya cuenta con casi 20 inscriptos que renunciarían a su empleo a cambio de una compensación monetaria y ciertos beneficios.
Los retiros voluntarios podrían continuar
Según fuentes gremiales, la convocatoria a retiro voluntario podría extenderse en el futuro, dependiendo de las necesidades de la firma y del nivel de aceptación que tenga la propuesta entre los trabajadores.
El Grupo Mirgor, de la familia de Luis Caputo, posee cuatro plantas en Río Grande, donde fabrica componentes electrónicos, autopartes, celulares y computadoras, entre otros productos. Tiene su sede administrativa en la Ciudad de Buenos Aires y sitios industriales también en Garín, Baradero y Bolívar.
Los recortes implementados por Mirgor se enmarcan en un contexto de crisis económica que afecta al sector industrial en general y a la empresa en particular. La firma registró una importante caída en sus ventas en los últimos meses.
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Y esta iniciativa se suma a otras medidas de ajuste que viene tomando la empresa en los últimos meses, como la decisión de no renovar contratos a término y la reducción del plantel de supervisores metalmecánicos.
Claro que el anterior episodio fue mucho más escandaloso, ya que el despido de 68 supervisores ocurrido a fines de febrero pasado tuvo que ver con la negativa de los empleados a cambiar de convenio colectivo de trabajo, una maniobra ideada para poder recortarles un 20% de sus salarios.
Los Caputo, entre despidos y aprietes
Ante esa situación, el Ministerio de Trabajo local decidió intervenir y dictó la conciliación obligatoria, abriendo un período de negociaciones entre ASIMRA, el gremio que nuclea a los supervisores, y la compañía.
«Luego de la medida de fuerza directa que realizamos hemos logrado la reincorporación de los 68 compañeros y compañeras que habían sido desvinculados de manera unilateral e intempestiva y arbitraria por la patronal, dado que el Grupo Mirgor solicitó al Ministerio de Trabajo la conciliación obligatoria», informaron en ese momento la seccional Patagonia de ASIMRA.
Pero hay que retrotraerse más de un año atrás para encontrar el origen del conflicto entre el gremio y Mirgor, que se inició cuando la empresa empezó a implementar el cambio de rama (de autopartista a electrónica), lo que en la práctica significa la pérdida del 20% de los haberes, algo que provocó el rechazo de la entidad sindical.
Desde entonces, la firma de los Caputo avanzó de manera individual sobre los trabajadores con la táctica del apriete uno a uno, y logró concretar una importante cantidad de aceptaciones, hasta llegar a la situación límite de febrero, en la que activó los 68 despidos.
Por otra parte, la empresa fueguina ya había estado en el foco de la tormenta porque, además de pertenecer a la familia Caputo, fue una de las poquísimas sobrevivientes a la ola de recortes de beneficios fiscales que implementó Javier Milei.
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