Todo lo que dice el último informe de CONICET respecto de la situación laboral en Argentina. Cuáles son los sectores más afectados y qué soluciones propone.
A raíz del complejo contexto laboral que atraviesa Argentina, Lucas Emanuel Torres, y coordinador del grupo de Estudios del Trabajo en el Instituto de Estudios para el Desarrollo Social (INDES, CONICET-UNSE), realizó un informe en el que detalla las causas, consecuencias y posibles soluciones que se enmarcan en la problemática del trabajo informal en la región y en el país.
A través de exhaustivos estudios, analiza la “compleja dinámica” que rodea al empleo en términos de su legislación y cuáles son las implicancias que esta situación supone para los trabajadores y las trabajadoras del sistema científico-tecnológico y de otros ámbitos institucionales, tanto privados como públicos.
El trabajo informal -según diversos organismos nacionales e internacionales, y en consideración de las leyes laborales vigentes en Argentina-, abarca a todas aquellas actividades económicas llevadas a cabo por personas y por unidades económicas que carecen, parcial o completamente, de cobertura adecuada por parte de sistemas formales.
Esto implica la privación a trabajadores y trabajadoras de acceder a derechos fundamentales relacionados con aportes jubilatorios, coberturas de salud, pagos de aguinaldo y licencias por vacaciones o casos de enfermedad.
«La informalidad es una dimensión de un problema aún mucho más grave: el de la precariedad laboral. Y si bien un trabajador o una trabajadora puede estar registrado y disponer de protección laboral (por ejemplo, al recibir aportes para una obra social), las condiciones pueden no ser las adecuadas, y es lo que mayormente ocurre», señala Torres.
El problema de los trabajos precarizados según CONICET
Uno de los resultados más curiosos que advierte el informe advierte que la informalidad laboral no creció durante los últimos años, aunque el aumento del empleo formal, en muchos casos, trae aparejada la precarización laboral.
Respecto a contratos temporales, becas y pasantías –con similitudes entre sí, ya que caducan en un tiempo determinado-, el empleador no está obligado a brindar las prestaciones que la ley estipula, dejando la responsabilidad, en gran medida, en manos del trabajador o trabajadora, que debe hacerse cargo de aspectos como el pago del monotributo, de los aportes previsionales y de la cobertura de una obra social”, explica el becario.
Algo similar advierte en el caso de los trabajadores de Uber y plataformas similares, como una categoría de empleo informal que no contempla la legislación, a punto tal de que los empleados ni siquiera tienen del todo claro quién es su empleador.
El servicio doméstico también arrojó estadísticas preocupantes. Se trata de un sector que registra un 80% de informalidad a nivel nacional y que alcanzan el 100% en provincias como Santiago del Estero. Se trata de uno de los sectores más desprotegidos laboralmente.
Causas y consecuencias
De acuerdo con estudios del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSAUCA, UCA), los niveles de informalidad laboral tienden a ser más elevados en personas con grados de escolarización más bajos.
“Este fenómeno –desliza Torres- afecta específicamente a trabajadores y trabajadoras de los sectores populares y más vulnerables de la sociedad”, determina el informe. Los jóvenes, amén del nivel de escolarización, también suelen conseguir trabajos más informales y precarios, en puestos mal remunerados y con beneficios laborales acotados.
Paralelamente, la brecha de género se presenta como una realidad negativa que se visibiliza en distintos ámbitos laborales, y que se materializa en términos de remuneraciones. Esto se traduce en que las mujeres perciben un salario un 25% menor al de los varones por cumplir las mismas tareas. Además, Torres señala que acceden en mayor proporción a trabajos informales y precarios, lo que contribuye a aumentar esa distinción de género.
En términos económicos, agrega el informe, el empleo informal y precarizado repercute en todos los sectores. En el caso del orden primario, que involucra actividades en la agricultura como la extracción de materias primas, en términos de la contratación informal de trabajadores temporales, conocidos como trabajadores golondrina.
Respecto al secundario, que abarca la transformación de materias primas en productos manufacturados, se identifican situaciones laborales de precarización en fábricas, talleres informales y en la construcción, exponiendo a los trabajadores a riesgos laborales y la falta de protección social.
Finalmente, el terciario, que comprende servicios como el comercio callejero, las ferias, el trabajo doméstico y el transporte informal, la falta de regulación y de protección formal contribuye a la inestabilidad laboral de los trabajadores.
CONICET: Posibles soluciones al problema del trabajo informal
Para Torres, alguna de las posibles soluciones es que se fortalezca la la presencia del Estado con políticas públicas orientadas a la protección integral de los trabajadores, que abarcan desde la garantía de un salario mínimo digno hasta la implementación de medidas para salvaguardar sus derechos laborales.
“En un contexto donde se debate sobre reformas laborales que podrían dejar decisiones cruciales en manos del mercado y los empleadores, es sustancial impulsar un Estado más presente”, cerró el becario.
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