Santa Fe: tensión con los docentes porque Pullaro tira para atrás los aumentos firmados y no negocia paritarias
A la polémica en Santa Fe se le sumó la falta de una oferta salarial, empujando la situación a un fuerte conflicto en el corto plazo. Qué propone cada parte.
La situación paritaria entre gremios docentes y el gobierno de Santa Fe no pasa por el mejor momento. Desde el ejecutivo transmitieron que la recomposición salarial estará sujeta a “las posibilidades reales del estado”. Esto fue tomado como una negativa por los sindicatos, ante el reclamo por la activación de la cláusula gatillo que fue acordada en diciembre pasado en paritarias entre ambas partes.
Los representantes gremiales salieron ofuscados de la reunión y acusando al gobernador Maximiliano Pullaro de intentar congelar los salarios.
«Vamos a pagar sueldos en función de cómo crecen los ingresos de la provincia. Ponemos los números arriba de la mesa y lleguemos al mejor acuerdo que podemos pagar. Porque de nada sirve acordar y el mes que viene esgrimir que la recaudación bajó y que no se puede sostener ese acuerdo», señaló Pullaro.
Fue una advertencia que no les sonó nada bien a los representantes de los sindicatos de estatales de ATE y UPCN.
Voces gremiales
Quien también habló sobre esa reunión fue Martín Lucero, el secretario de Sadop Rosario: «La provincia de Santa Fe no realizó ningún tipo de propuesta de actualización salarial, sino que además manifestó abiertamente que no va a cumplir la paritaria del 2023, motivo por el cual nos pone en la puerta de un conflicto».
José Goity y Roald Báscolo, ministros de Educación y de Trabajo respectivamente, demostraron una intención política de aumentar sueldos en vistas de lo que se viene, pero también afirmaron que no cumplirán el acuerdo firmado por la gestión de Perotti, el gobernador anterior, que establecía una cláusula gatillo de revisión atada a la inflación en diciembre.
«Paradójicamente, quienes son árbitros en estas situaciones, no tomaron cartas en el asunto y de esa manera validaron el accionar displicente de la provincia de Santa Fe, que ya liquidó los sueldos con el valor del año pasado, es decir, sin el aumento del 36% respecto a diciembre que les corresponde a los docentes», detalló Lucero.
Qué argumenta el gobierno de Santa Fe
Según el ministro de Economía de la provincia de Santa Fe, Pablo Olivares, se debe tener en cuenta que los ingresos provinciales cayeron 92 % por debajo de la inflación en 2023, mientras que la masa salarial creció por encima de lo recaudado (131,25 %), y lo atribuyeron a los aumentos y al crecimiento de la planta permanente.
María Belén Etcheverría, secretaría de Hacienda, resumió: «Tenemos más cantidad de empleados en el Estado y a su vez el salario también creció por encima de los ingresos».
Y agregó que “tanto es así que en la comparación interanual en diciembre, mientras los recursos crecen un 86,5%, la inflación lo hace en el orden del 215,4%. Es decir que nuestros recursos quedaron 128,9 % por debajo en la comparación interanual», explicó.
Goity reforzó la postura oficial con la excusa de «la herencia recibida». «Nos referimos a las consecuencias de las decisiones del gobierno anterior y gremios, que acordaron el ingreso de 13.000 nuevos empleados públicos, muchos de los cuales eran funcionarios políticos. Nos dejaron una bomba de tiempo activada”, lamentó.
Un panorama nebuloso
Lucero respondió a esto que «el gobernador dijo que iba a jerarquizar la docencia y su primer anuncio paritario es un congelamiento salarial. La convocatoria a paritarias el 4 de enero fue una puesta en escena. Pasaron 20 días, no se hizo nada salvo instalar un conflicto».
Mientras tanto, las comisiones técnicas continúan, aunque para hablar de salarios recién volverán a reunirse el miércoles de la semana próxima, con un panorama bastante difícil por delante.
Pensando en las medidas de fuerza a tomar en el futuro próximo, más que en el inicio de clases que el oficialismo provincial tiene previsto para el 26 de febrero, desde el gremio baja el mensaje implícito de que en estas condiciones es posible que ni siquiera lleguen a abrirse las mesas de exámenes de febrero.
Una vergüenza Pullaro