La destrucción de los salarios universitarios: haría falta un aumento del 60% para que igualen la inflación
Un informe de la Universidad de Avellaneda expone claramente la política del Gobierno de pauperizar los salarios universitarios.
En los 12 meses que transcurrieron entre septiembre de 2023 y agosto de 2024, la inflación fue del 236,5%. En el mismo período, los salarios de los docentes universitarios aumentaron un 149,5%. Esto implica que solo un aumento de casi el 60% permitiría que los docentes se pusieran a la par de la inflación (sin recuperar lo ya perdido en estos 12 meses). Los datos se desprenden de un informe de la Universidad de Avellaneda (UNDAV) en base a cifras oficiales del INDEC y el IPC de la Ciudad de Buenos Aires.
El estudio fue difundido por la Asociación de Docentes de la Universidad de Avellaneda (ADUNA) y en lo que respecta a los salarios, toma los porcentajes de aumento otorgados en paritarias por el Gobierno nacional. El rezago exacto de los salarios universitarios -su pérdida de poder adquisitivo- era en agosto del 58,2% y, mes a mes, sigue creciendo, con una inflación sostenida.
De los 12 meses considerados por el informe de la UNDAV, casi la totalidad de la caída del salario se produjo durante la gestión de Javier Milei. Entre septiembre y noviembre de 2023, la caída del poder adquisitivo de los docentes universitarios fue del 2,5%. El resto de la pérdida se dio a partir de la explosión inflacionaria de diciembre y enero y en adelante, hasta agosto de 2024.
Salarios: un problema general
Otro documento publicado por la UNDAV muestra que situación de los docentes universitarios, si bien es puntualmente dramática, no escapa a un contexto generalizado de pauperización salarial.
Según este informe, también basado en cifras del INDEC, el consumo en supermercados acumuló ocho meses consecutivos de caída en junio pasado, cuando la baja interanual se estableció en -7,3%, el porcentaje más elevado desde la recesión de 2018-2019, en el final del ciclo de Mauricio Macri. “El consumo no responde y hay indicios de crecimiento desigualador”, expresa el informe.
En lo que respecta a los motivos analizados, por encima de todo está la pérdida del poder adquisitivo de los clientes.
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Sin embargo, no sólo las ventas en grandes supermercados cayeron: los autoservicios mayoristas también, con un 14,5% en la comparación interanual, una acumulada del 12,6%. Respecto de mes anterior, también hubo una tendencia negativa mínima con un 0,5%, según había indicado el INDEC.
En ese sentido, acumulan seis meses consecutivos de caída y llevan tres seguidos con caídas superiores al 10%. Esta tendencia a las caídas de los últimos meses ha generado preocupación tanto en el sector minorista como en el ámbito económico en general, ya que afecta la rentabilidad y sostenibilidad de muchos negocios.
Motivos
Entre las razones que influyen en estas bajas subyacentes a esta caída se encuentran la alta inflación y la disminución del poder adquisitivo de los consumidores. Si bien parece haberse frenado en torno al 4%, al menos en los últimos 3 meses, y según datos relevados por el Banco Central el mercado no muestra que se espere una caída, y la inflación sigue siendo muy alta.
Esto ha hecho que los precios de los productos se mantengan en aumento, sobre todo aquellos que son de primera necesidad, lo que se ve reflejado en una reducción en el consumo. Y es que las personas deben ajustar sus presupuestos y priorizar gastos básicos.
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Otro de los factores que ha repercutido directamente en estas cifras que se dieron a conocer tiene que ver con la incertidumbre económica y política que ya es característica en la Argentina, lo que genera un clima de desconfianza entre los consumidores y los hace ser más cautelosos a la hora de invertir su dinero y realizar compras no esenciales.
La competencia también ha aumentado con la proliferación de nuevos formatos de tiendas y el crecimiento de cadenas de supermercados internacionales. Estos competidores a menudo ofrecen precios más competitivos y una experiencia de compra más moderna, lo que ha presionado a los supermercados tradicionales a revisar sus estrategias y ofertas para atraer a los consumidores.
Para enfrentar esta crisis, los supermercados han comenzado a implementar diversas estrategias, como promociones con determinados bancos o modalidades de pago, ofertas especiales y mejoras en el servicio al cliente.
La caída en las ventas de supermercados en Argentina pone a prueba la capacidad del sector minorista para adaptarse y sobrevivir en un entorno económico desafiante.
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