Maniobra desesperada: el Gobierno empezó a liberar fondos de las obras sociales, a horas de que la CGT defina si hace paro
El paro era algo cantado hasta la semana pasada. Pero la administración Cambiemos, tras varios meses de incumplimientos a los compromisos asumidos, dio a conocer a última hora del viernes una resolución que ordenó el envío de $2.100 millones a las obras sociales sindicales.
La CGT definirá mañana martes si finalmente llamará al sexto paro nacional contra la administración de Mauricio Macri, con fecha tentativa el 28 de mayo y como le reclamarán los sindicatos del transporte, o bien evitará la medida a partir de distribución de urgencia de fondos a las obras sociales que hizo el Gobierno al filo del fin de semana.
Será en la reunión del Consejo Directivo de la central, con la presión de los gremios que responden a Hugo Moyano y que protagonizaron la pasada huelga del 30 de abril (efectiva, a pesar de la deserción de los grandes sindicatos y de los transportistas) como telón de fondo.
El paro era un hecho hasta la semana pasada, pero el Ejecutivo, tras varios meses de incumplimientos a los compromisos asumidos por la jefatura de la CGT, dio a conocer a última hora del viernes una resolución que ordenó el envío de $2.100 millones a las obras sociales sindicales como parte de un decreto del mes pasado -el segundo luego de un DNU de 2016- que había garantizado los mecanismos de liquidación de un total de 32 mil millones de pesos ($18 mil millones en un plazo de 10 años) a las entidades de salud de los gremios.
El Gobierno, jugadísimo
La aparición de los fondos promete recalentar el debate interno entre los sectores dialoguistas como los “independientes”, de buen diálogo con Cambiemos y responsables de la gestión de los recursos en la negociación con el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, y los que dentro de la propia CGT están resueltos a impulsar la medida de fuerza. Entre ellos, los colectiveros de UTA y los maquinistas de trenes de La Fraternidad, que desde el año pasado negocian con el Ejecutivo una exención en el pago del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores de sus actividades y a quienes en los últimos días se les hizo saber que no había margen para satisfacerlos.
En el Consejo Directivo, del que se bajó una decena de gremios aliados de Moyano, conviven esos sectores con los “gordos” de los grandes gremios de servicios, siempre volcados a la negociación y renuentes a protestar mediante huelgas, y los que reportan al gastronómico Luis Barrionuevo, que hasta la semana pasada parecían decididos a aunar criterios con el camionero para parar el 28.
Por su ingeniería, la Resolución 373 de la Superintendencia de Salud, fechada el 9 de mayo, destina $2.100 millones frescos a las obras sociales, pero una parte sustantiva irá a las de los gremios grandes. La mitad, 1.050 millones de pesos, se repartirá a las entidades que afiliaron a monotributistas sociales y a trabajadores del personal doméstico. El grueso de esos asalariados terminó en las obras sociales más extendidas y tradicionales. La otra mitad de los recursos irá a engrosar el Sistema Único de Reintegros (SUR) que cada mes reembolsa el costo de los tratamientos médicos más complejos una vez aprobados los expedientes que presentan los gremios que prestaron esos servicios.
Las visiones
Ayer el debate seguía abierto en el sindicalismo tradicional. Mientras los “gordos” y los “independientes” admitían que la aparición de los recursos había cambiado el panorama, los transportistas y otros dirigentes afirmaban que se trataba de una mínima parte de lo comprometido en el decreto de abril y que de todos modos se trata de fondos que deberían regresar de manera íntegra a las obras sociales sin mediar más negociaciones. En esos grupos era mayoritaria la idea de ir al paro a fin de mes.
Donde no hay dudas sobre el paro y sólo hay conversaciones acerca de la mejor fecha para llevarlo a cabo es en el Frente Sindical por el Modelo Nacional, que tiene a Moyano como principal referente y que contabiliza a los mecánicos del Smata, a los bancarios, a la Corriente Federal de Trabajadores y a las dos versiones de la CTA. Se trata del bloque que sostuvo el paro del 30 de abril pasado. El grupo se reunirá esta semana a la espera de la determinación de la CGT con la expectativa en este caso de ir juntos a una nueva huelga, aunque con la diferencia crucial de que se prevé mayor contundencia por el acatamiento de colectiveros y ferroviarios.
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