Con la inflación sin control, la “cláusula gatillo” se vuelve protagonista de las paritarias 2021
Ante la falta de freno de la tendencia alcista del IPC, se vuelve fundamental la revisión a futuro, para evitar la pérdida del poder adquisitivo. El propio Gobierno admite que se comenzarán a revisar las pautas cerradas.
“Lo que más le importa al Gobierno nacional es que el sueldo de los trabajadores no se retrase y le vaya ganando a la inflación”. Las palabras del presidente Alberto Fernández buscaron esta semana desactivar cierto malestar que existe en el mundo del trabajo, en especial entre quienes cerraron acuerdos salariales cercanos a la primera “pauta oficial”, situada en torno al 30%, y que la tendencia alcista de la inflación fue desdibujando.
En el segundo semestre del año, con el panorama inflacionario sin freno, ese techo planeado por el Ministerio de Economía se rompió, y hoy las paritarias se negocian en casi todos los sectores bastante por arriba del 40%. Pero aquellos que firmaron convenios en los primeros meses del año tienen las cláusulas de revisión como herramienta para evitar el retroceso, y alcanzar el deseo presidencial. Para esto, esta revisión, popularmente conocida como “cláusula gatillo”, será protagonista y factor fundamental.
En los últimos días, de la mano de acuerdos que se subieron a una inflación por encima del 40% anual, los gremios que ya tienen acuerdos salariales comenzaron a presionar para que se reabran las discusiones, o que se adelante la revisión que la mayoría de los convenios contiene. En este sentido, un informe de Empiria Consultores asegura que “las paritarias están en modo electoral”, y dejan atrás el techo del 29-30 por ciento.
TRABAJADORES CINEMATOGRÁFICOS ROMPIERON EL TECHO PARITARIO: ALCANZARON UN AUMENTO ANUAL DEL 50%
Según el cálculo de esta consultora especializada, al que tuvo acceso Gestión Sindical, “la media de los acuerdos firmados en junio se encuentra en 44%”, por lo cual quienes tuvieron cierres en el primer trimestre del año ya piden revisar los valores, lo que “está generando cierta crecida en la tensión y los trabajadores amenazan con tomar medidas de fuerza”.
Incluso algunos sectores que cerraron hace pocos días paritarias ya piensan en revisar las cifras. El caso emblemático es el de los estatales nacionales, que acordaron a principio de junio una suba salarial del 35% en seis tramos, pero esta semana uno de los gremios ya adelantó que pedirá que la cláusula gatillo sea aplica antes.
“Haciendo una valoración de lo que está siendo el acuerdo paritario de este período 2021-2022, que empezamos a transitar el 26 de mayo pasado, el dato relevante y positivo es que la paritaria está permanentemente abierta”, destacaron desde ATE, que pidieron reabrir esa discusión en estos días, y no en noviembre como se había planteado. La firma del acuerdo salarial le generó un conflicto interno a la organización, ya que desde ese momento juntas internas y delegados vienen protestando contra el convenio, al cual consideran directamente “una baja salarial”.
Distintas formas de revisión
Lo cierto es que la mayoría de las paritarias cerradas este año tienen la posibilidad de revisar el impacto de la inflación en los ingresos de los trabajadores. Este elemento se viene incluyendo hace años, y es parte de la gimnasia habitual de los gremios, que buscan a través de esta herramienta evitar quedar atados a acuerdos anuales fijos, en un país que hace años tiene una de las inflaciones más importantes del planeta.
En general, cláusula de revisión y gatillos suelen ser usadas como sinónimo, pero no lo son. Esta segunda se da cuando en un acuerdo se fija un aumento adicional al establecido, que se ejecuta (o dispara, de ahí el nombre) cuando la inflación suele pasar determinado índice. El valor del “disparo” es previamente acordado. En cambio, las cláusulas de revisión, que son mayoría en el país, lo que fija es una nueva discusión en determinado momento del acuerdo, donde patronales y gremios acuerdan una suba adicional.
Las paritarias este año se están cerrando con revisiones, dos y hasta tres veces en un año. El ejemplo de esto es el acuerdo bancario, firmado originalmente el inicio del año, y que ya tuvo una revisión, que recibió aval presidencial, y está por encima incluso de las pautas que varios organismos del Estado –PAMI, el Congreso y ANSES –aplicaron a sus empleados, mostrando voluntad de una parte del gobierno de subir la puta oficial.
Lo acordado por La Bancaria genera un nuevo horizonte, como el acuerdo firmado por Camioneros, pero recibió algunas críticas en el sector. Así, José Peralta, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Entidades Bancarias y Financieras (SiTEBA), consideró el aumento como “una actualización necesaria”, ya que “era insostenible seguir respetando un 29 por ciento en cuotas”.
PARITARIAS DE PASTELEROS: EL GREMIO ADICIONÓ UN 10,86% Y LLEVÓ LA SUBA ANUAL A 41,9%
Sin embargo, el dirigente le dijo a Gestión Sindical que para el gremio “la metodología sigue siendo la misma, a pedido de algún sector del gobierno y sin ninguna consulta a las bases y negando la participación de nuestro sindicato”. “Con eso garantizan que sólo se hable de plata y las patronales siguen apretando y achicando con despidos y precarización las tareas bancarias”, se quejó. Uno de los puntos en contra de las cláusulas de revisión es que sólo habilitan la discusión de salarios.
Focos de conflictos
Otra de las críticas que suelen hacerse a las cláusulas de revisión es que generan una especie de “negociación permanente”, ya que en muchos casos las negociaciones que se abren para hablar de los ajustes terminan sin acuerdo y con conflictos. Así sucedió en abril con los trabajadores de la Sanidad, que habían previsto el cierre de la paritaria 2020 con un reajuste, y terminó generando un paro de actividades en plena pandemia, que afectó a sanatorios y clínicas. Por eso muchas veces se busca acordar la fija a firmar de antemano. Pero con la actual inestabilidad económica, es difícil pensar en un convenio de larga data, y mucho menos con una cifra a más de uno o dos trimestres.
Otra cuestión que aparece con este tipo de instrumentos es que habilita de alguna manera a los reclamos en los lugares de trabajo, ya que en muchos casos piden que la revisión se adelante, o que se pague alguna mejora adicional a cuenta de ese ajuste. Eso sucedió esta semana en la planta de Almirante Brown de la empresa Molinos Río de la Plata, el gigante de los alimentos en el país.
Allí, los operarios realizaron un paro de 48 horas para reclamar una “suba de emergencia del 10 por ciento”, para paliar la desactualización del aumento logrado por el Sindicato de Pasteleros firmado en abril. Ezequiel Barbeito, delegado de la planta que produce marcas como La Salteña, le contó a Gestión Sindical que “luego de cuatro audiencias sin respuestas en el Ministerio de Trabajo decidimos hacer un paro martes y miércoles, para exigir esta suba salarial, para actualizar el acuerdo salarial ante la inflación”.
El gremio de pasteleros acordó para la rama “fábricas de tapas y discos de empanadas, de pizzas y prepizzas y de churros” un incremento salarial acumulativo del 15 por ciento a pagarse en dos tramos: 7,5% en mayo y 7,5% en junio. El conflicto en el Parque Industrial de Burzaco los trabajadores reclaman una nueva suba del 10 por ciento para paliar la inflación, y que además “sirva para frenar la caída salarial de los últimos cuatro años”, según dijo Barbeito. Estos movimientos de comisiones internas y delegados “rebeldes” son parte de las chances que abre tener un acuerdo abierto.
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