En un encuentro que casi termina a las piñas, el moyanismo amenazó con retirarse de la Confederación General. Durísimos cruces entre Héctor Daer y Facundo Moyano. El mayor beneficiario de la situación, obviamente, es el gobierno.
Anoche se vivió una reunión intensa en el edificio de Azopardo. Los dirigentes la calificaron como “Un escándalo”, “la discusión más fuerte en años”, “la peor reunión desde que se unificó la CGT”.
Héctor Daer, de Sanidad y miembro del triunvirato de conducción de la CGT, y Facundo Moyano, diputado nacional, uno de los hijos del líder camionero Hugo Moyano y exjefe del gremio de peajes, abrieron el entredicho que comenzó a incluir a el resto de los participantes de la reunión, con pases de factura, recriminaciones y un retiro anticipado de casi la mitad del Consejo Directivo.
Facundo Moyano dijo que los triunviros habían sido dubitativos en el anuncio de un plan de lucha y le recriminó a la mesa chica por la foto de fin de año con Mauricio Macri en Olivos. Daer no se quedó atrás y envió reproches varios al hijo del camionero. En ese contexto, la postura de los distintos dirigentes dividió agua al punto de que varios gremialistas hicieron una defensa cerrada del triunvirato, frente al grupo que fustigaba con críticas.
Le respondió Daer, que encadenó una extensa lista de reproches al dirigente. Desde sus exposiciones mediáticas con Susana Giménez y Mirtha Legrand hasta endilgarle un aparente intento de lesionar el modelo sindical por su propuesta legislativa de limitar las reelecciones de dirigentes. Incluso, a los gritos, le echó en cara su propia génesis como gremialista, cuando al amparo de los Camioneros de su padre creó el sindicato Sutpa y desplazó a su hasta entonces protector, Antonio «Cacho» López, líder de Uecara.
En ese punto la discusión se desmadró. El primero en retirarse fue el colectivero Mario Caligari (UTA) y le siguió el maquinista de trenes Omar Maturano (La Fraternidad), ambos referentes de la confederación de gremios del transporte (CATT) y entre quienes anoche rumiaban la posibilidad de congelar su participación en la CGT. Schmid, titular de la CATT, intentó terciar entre los principales contendientes en su doble carácter de triunviro y referente del moyanismo. Su amague de equilibrar posturas terminó cuando Daer le exigió contar en público el pensamiento que le había transmitido en privado sobre la exposición mediática de Facundo Moyano. El portuario, que en los últimos meses cultivó el vínculo con el dirigente de Sanidad, terminó su intervención con una cerrada defensa del esquema de triunvirato.
En medio del escándalo también hubo reproches al petrolero Pereyra por haber declarado que la CGT parecía «un mamarracho» por los incidentes con los que concluyó el acto del 7 de marzo pasado. Por el neuquino, ausente, respondió su adjunto, Ricardo Astrada, quien se disculpó. Pero faltaba más: sobre el final hubo margen para que Pablo Moyano argumentara que las seccionales del interior de la CGT «se normalizan con kirchneristas» y bajo la responsabilidad de «un dirigente que echó a 500 trabajadores». La alusión era a otro ausente, el metalúrgico Gutiérrez. Para entonces la mitad del Consejo Directivo ya se había retirado.
“Después de esto si hay posibilidad de que haya una ruptura. El moyanismo y parte de la CATT va a reunirse para decidir si continúa en la CGT”, anticipó un importante dirigente.
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