«Operativo Ishii»: el plan de la CGT inspirado en el intendente de José C. Paz para que la Ley Ómnibus no avance

La central obrera, fortalecida tras el 24E, decidió la confrontación directa con peronistas y radicales que apoyaron la Ley Ómnibus en el Congreso. Los apuntados por el «Operativo Ishii».

Convencidos de que el 24E les otorgó capital político, los dirigentes de la CGT están decididos a capitalizar el resultado del paro y la movilización. Con la Ley Ómnibus en la mira, pusieron en marcha una campaña de «cacería de traidores» al mejor estilo Mario Ishii, el intendente de José C. Paz, quien patentó el concepto en 2009 tras la derrota de Néstor Kirchner en las elecciones frente a Francisco de Narváez.

En ese sentido el primer apuntado es el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, cuestionado por la central obrera por haber sido el facilitador del dictamen de mayoría que logró el Ejecutivo para su ahora recortado proyecto de Ley Ómnibus. 

Hay que recordar que la semana pasada el cotitular de la CGT, Héctor Daer, ya había criticado a Jaldo públicamente y en términos muy duros.

Pero también habrá una labor de la «mesa chica» sindical sobre diputados y senadores sindicados como eventuales colaboradores de La Libertad Avanza. 

El Operativo Ishii empieza en Tucumán

Sin dudas, habrá más apuntados dentro del «Operativo Ishii», como ya lo bautizaron puertas adentro en la CGT en recuerdo de la promesa del intendente del municipio del Conurbano Bonaerense, de salir a la caza de traidores tras la derrota electoral del peronismo en 2009.

Incluso en la central obrera ya prometen que habrá una consecuencia institucional en la provincia de Tucumán, porque retomarán contactos con legisladores y buscarán forzar la renuncia del secretario de Trabajo de Tucumán, César Torres, secretario general del gremio local de Camioneros. 

En la calle Azopardo consideran que la marcha al Congreso del miércoles pasado constituyó un triunfo político sin precedentes.

En un primer momento dieron a conocer una cifra de un millón y medio de personas movilizadas en todo el país. Posteriormente, durante el fin de semana afinaron números y llegaron a conclusiones aún más auspiciosas, asegurando que sólo en las inmediaciones del Parlamento hubo más de medio millón. 

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Además, destacaron la casi ausencia absoluta de incidentes, en particular los que hubiese podido aprovechar la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para publicitar su malogrado protocolo antipiquetes.

Pero la mayor satisfacción surge de las implicancias políticas de las medidas de fuerza, ya que se atribuyen por completo el endurecimiento de los bloques del Congreso respecto de las iniciativas del Gobierno y el posterior retiro del capítulo fiscal de la ley «Bases» por parte del oficialismo. 

La CGT y su estrategia en el Congreso

Además, hay que recordar que los popes de la CGT ya venían fortalecidos por haber forzado el freno al capítulo de reforma laboral del DNU en la Justicia y, también, conseguir evitar la concentración de amparo en la órbita de Contencioso Administrativo, el fuero preferido por Rodolfo Barra.

A partir de estos logros es que la central obrera también retomará su raid parlamentario, aunque con un cambio de estrategia: ya no lo hará con bloques enteros, como durante las reuniones de Comisión para el debate de los proyectos (el de Miguel Pichetto, la izquierda, Innovación Federal y los radicales de Facundo Manes), sino de manera más focalizada. 

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El objetivo será disuadir a legisladores afines al PJ o radicales dudosos de facilitar el trámite en el Congreso para el eventual tratamiento en el recinto. 

Y exhibirán para ello el hostigamiento retórico que pondrán en marcha contra Jaldo y sus diputados disidentes que formaron un bloque aparte de Unión por la Patria.