21 de Noviembre
de 2024
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Gremios lanzan una campaña para lograr reducir la jornada laboral: “Trabajar menos para que trabajen más”

03. 09. 2020

Con una jornada de discusión virtual, se comenzó una campaña de discusión sobre la posibilidad de reformar la ley argentina y pasar a una jornada de 6 horas de trabajo. Para eso, los impulsores buscan “una rediscusión del tiempo de trabajo social”. La propuesta fue incluida entre sus reclamos en el último plenario de la CTA de los Trabajadores, y cuenta con aval de sindicatos como metrodelegados, UTA o ATE Capital.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

En su último plenario nacional, la CTA de los Trabajadores incluyó entre sus reclamos y propuestas en el terreno legislativa la idea de reclamar una ley que reduzca la jornada de trabajo en el país, una alternativa para salir de la crisis del mercado laboral que se espera que se profundice a partir de la pandemia. La iniciativa es motorizada por un grupo de gremios que forman esa central, que junto a organizaciones políticas y sociales comenzaron a discutir la posibilidad de acortar la cantidad de horas trabajadas por semana, como una forma de afrontar los problemas laborales que se verán en la post pandemia.

La propuesta generó una jornada de discusión virtual, que tuvo lugar este miércoles, que retomó los puntos salientes de esta cuestión, que en el mundo ya tiene algunos ejemplos concretos en países como Alemania y Francia. En la misma, se comparó la lucha de fines del siglo XIX de los trabajadores respecto de la jornada de ocho horas con la que se abre ahora, que buscará a través de una ley la reducción, aunque antes que la cuestión legislativa llegará “la movilización popular”.

El Primer Conservatorio sobre la Reducción de la Jornada Laboral fue organizado por la Asociación gremial de trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP), uno de los gremios que está trabajando para darle forma a esta propuesta. A través de la plataforma Zoom, los abogados laboralistas Natalia Salvo (UBA), Jorge Elizondo (UNR) y Guillermo Gianibelli dieron detalles del sustento legal y gremial de la posibilidad de reducir las horas trabajadas en el país, a partir de la reforma de la ley 11.544, que regula la jornada laboral, hoy situada en ocho horas diarias y 48 semanales.

La jornada es el punto de partida de una campaña nacional que intentan llevar adelantes estos sindicatos, entre los que se encuentran además de los “metrodelegados” el gremio docente UTE, ATE Capital Federal, el SIPREBA, SUTAP, entre muchas otros. Para impulsar esta propuesta, la campaña buscará instalar la propuesta en la agenda legislativa y política del oficialismo, bajo el lema “Trabajar menos para que trabajen más”.

En el conversatorio, en el que estuvo presente Gestión Sindical, el primero en exponer fue el abogado laboralista y periodista Jorge Elizondo, quien hizo una comparación entre la campaña que se inicia en este momento y la que tuvo lugar más de 100 años atrás en el país para lograr la ley de las ocho horas laborales. En esos días, recordó, se tomó el 1° de mayo como una fecha para impulsar esta propuesta, y ya en 1890 hubo actos en varias ciudades importantes, como Rosario, para pedir por este derecho.

Es que para Elizondo reducir la jornada laboral es en la actualidad “un derecho humano laboral”, consagrado por diversos tratados. “Ya la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo estableció en la recomendación 116 que es de la década del 60. Allí, recalcó que la duración de la jornada de trabajo debería reducirse progresivamente cuando sea apropiado, hasta alcanzar la norma del convenio 47, que es del año 30 y establece la jornada de 40 horas semanales, que el país nunca ratificó”, explicó el abogado. En este convenio, subrayo Elizondo, no puede traer “una reducción salarial”. Para la OIT, la reducción de la jornada debe darse en rubros donde “el esfuerzo físico y mental sea más grande”, o incluya “mujeres y niños”.

En el contexto de pandemia, los especialistas aseguran que las empresas buscarán limitar estos cambios, y que los trabajadores y sus organizaciones deberán buscar “una verdadera reforma laboral que implique poder avanzar en una reducción de la jornada laboral, sin reducción salarial, y que además se amplíen los derechos de los trabajadores”.

Para Elizondo esta campaña debe ir en tono a la de 1890 de las 8 horas, que fue internacional. “Pero antes de buscar una ley, hay que lograr una fuerte movilización”, dijo el abogado, que remarcó que hoy desde el punto de vista tecnológico existe “la posibilidad de lograr esta reducción”. En este punto, Salvo coincidió que el gran debate que se debe dar en paralelo es cómo se distribuye el trabajo no remunerado, que recae especialmente en las mujeres, y debe ser parte de esta discusión. “La división entre el tiempo que paso a disposición del empleador y el tiempo de aprovechamiento personal también repercute en las responsabilidades en las tareas del hogar”, afirmó la abogada laboralista y docente.

“El capital utiliza estas divisiones para aumentar su margen de beneficio, y que terminan siendo nuevas formas para precarizar el trabajo”, agregó Salvo. En estos puntos, recalcó como formas como el “trabajo free-lance” actúan en este sentido, que además “precarizan el ingreso”. “Los agoreros de nuevas flexibilizaciones postulan nuevas formas de trabajo, que por lo general aumentan la precarización. A esto hay que oponerle que el trabajador no sea socio en las pérdidas y trabajador en las ganancias, eso es fundamental”, agregó.

La reducción de la jornada laboral tiene algunos ejemplos en Europa, como sucedió en algunas industrias alemanas, donde se bajaron las horas, ajustan los salarios apenas un 10 por ciento. “Cada vez que hay una crisis de subsistencia del capitalismo, se intenta transformar para cumplir con su lógica de maximización de ganancias, y se da lugar a este tipo de debate, que vuelve a poner en la picota el antagonismo el capital y el trabajo”, recalcó Salvo, que explicó que en esa disputa “el rol de las organizaciones sindicales es central para evitar que se arrebaten los derechos a los trabajadores”.

En esta pandemia, una de las cuestiones que se puso en discusión es quién genera la riqueza. Mientras que el sector empresarial suele asumirse como el impulsor, el aislamiento mostró la necesidad de que los trabajadores se mantengan activos, para que funcione la economía. “Se vio que son los trabajadores lo que le dan valor a la economía”, cerró Salvo. Con esta idea de fondo, Gianibelli afirmó que, para lograr un impulso cierto a la reducción de la jornada laboral, hay que construir “una épica” de este objetivo.

“Debemos ampliar el campo de lo posible”, dijo el abogado, lo que implica “un nuevo campo de discusión que incluye la cuestión de qué hacemos para tener trabajo”. Esto implica “una rediscusión del tiempo de trabajo social”, un concepto que incluye la interacción entre el trabajo formal y el trabajo doméstico, por ejemplo. “Los Estados deben tomar las medidas progresivas necesarias para garantizar los derechos humanos, que son todos, incluyendo los laborales”, concluyó Gianibelli. Luego del primer conversatorio, que estuvo coordinado por la dirigente del subte Milagros García, se espera poder imponer esta discusión tanto en la agenda política como gremial de este tiempo.

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