Sigue la violencia en Coto: tras el asesinato del jubilado, ahora golpearon salvajemente a un delegado gremial que hizo reclamos laborales
El delegado pidió la aplicación del Convenio Colectivo en el ámbito del supermercado y terminó con una brutal golpiza. Apuntan a tres hombres de Ramón Muerza y a la relación con Alfredo Coto.
Los episodios de violencia que envuelven al empresario Alfredo Coto y su empresa, no paran. Hace poco más de un mes, fue la muerte de Vicente, un jubilado de 70 años que se llevó sin pagar queso, aceite y un chocolate de la sucursal San Telmo de Coto. El hombre sufrió un infarto como consecuencia de la paliza que le dieron dos custodios del supermercado, no conformes con haber recuperado la mercadería.
El hecho fue tan brutal, que permaneció en la agenda de los medios por varios días. Pero, antes y después de la atención mediática, los sucesos de violencia son muy frecuente. Ahora, la víctima fue un delegado gremial que pidió con insistencia que se aplique el Convenio Colectivo de Trabajo en el supermercado en el que trabaja y terminó golpeado.
Se trata de uno de los delegados de la sucursal Retiro que fue atacado por tres dirigentes que, según denuncian desde las redes sociales, responden a la conducción de Ramón Muerza, el hombre fuerte en la cadena: fue ex delegado general del hipermercado y algunos dirigentes del sindicato dicen con sarcasmo que “Ramón es como un hijo para Alfredo” (refiriéndose a la relación de extrema confianza entre Muerza y Coto).
Hasta hace poco, Muerza intentó desbancar a la conducción de Armando Cavalieri (perdió la elección por pocos votos). Pero en las últimas semanas se lo notó muy nervioso, porque su sector se empezó a desintegrar. Varios de sus alfiles se alejaron y están reestableciendo contactos con el oficialismo de Cavalieri.
https://twitter.com/DelegadosCT/status/1179510558971908098
Esto atenta contra el sueño de Coto de poder controlar el gremio mediante su lugarteniente Muerza y así decidir él mismo acuerdos paritarios ventajosos para su empresa.
El acuerdo Coto-Muerza implica un modus operandi, donde el disciplinamiento de los trabajadores tiene eje en la violencia.
Cabe recordar que se comprobó que el empresario, en tren de “defender su empresa”, acumuló ametralladoras, rifles, escopetas, pistolas, revólveres, armas antitumultos, chalecos antibala, 22 cascos, 29 escudos antitumulto, 227 granadas y más de 3 mil municiones que escondieron en un depósito en la casa Central de Caballito.
El arsenal fue descubierto de casualidad por un grupo de inspectores de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC), el organismo que controla la tenencia y comercialización de armas.
Parece de película, pero es la realidad. Y muchos se preguntan cómo es posible que el empresario y sus adalides todavía no hayan sufrido consecuencias penales importantes.
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