22 de Noviembre
de 2024
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Indignante: despiden a trabajador por donar comida a comedores comunitarios

25. 08. 2019

Osvaldo Gerardo Scavone trabajaba en Villa D’Agri desde hace seis años, pero fue despedido cuando la empresa se enteró que compraba sus productos para donarlos a un comedor comunitario. Le faltan tan solo dos años para jubilarse.

Escenas de neoliberalismo explícito. Osvaldo Gerardo Scavone es protagonista de una historia que se viralizó a través de las redes sociales. “Ayer llegué a la empresa donde trabajo hace seis años, Villa D’agri, me cambié, fui al comedor a tomar un café antes de comenzar la jornada, se me acerca un compañero de vigilancia y me comunica que no entre, que el señor Alejandro García, de RRHH, dice que no puedo entrar. No entendía nada”. Así comenzó su relato, que terminó con un despido indignante. Y un dolor que aún perdura.

El hombre tiene 62 años y un altruismo ciudadano que no termina con este episodio lamentable. En rigor, todo indica que se trata de una excusa la utilizada para echarlo, y que en realidad se buscaba otra cosa. Porque su cesantía en la fábrica de producción de pastas es por haber donado productos -que cada trabajador se lleva por convenio- a un comedor comunitario en el que se alimentan diariamente grandes y chicos. La compañía está ubicada en San Justo, partido de La Matanza, sobre la calle Arieta al 4100.

Osvaldo Scavone

Todo empezó cuando Rayito de Luz, una organización que cocina a fuego y que recibe personas en condición de extrema vulnerabilidad, publicó en su cuenta de Facebook las necesidades que tenía. Entonces, Osvaldo se acercó a preguntar si estaban en condiciones de recibir una donación de ravioles y fideos, a lo que naturalmente le respondieron con los brazos abiertos. Llegaron los productos, se postearon las fotos cocinándolos y agradeciendo la donación, pero en una de las imágenes se vio una marca. Y eso terminó siendo el detonante.

“Me informaron que, con las fotos que yo publiqué, violé la normativa de la empresa, porque se ve la marca Carrefour, para quien producimos, entre otras. Pero yo no las publiqué, sino que fue la gente del comedor y en agradecimiento. Aparte, fuera de la fábrica los ravioles son míos, e incluso algunos los había comprado para llevar más cantidad”, narró Osvaldo.

“Creo que fue un pretexto para echarme, porque hace rato vienen echando gente”, agregó.Sin rencores, pero con la angustia de que le falta tan poco para jubilarse y encontrarse a esta edad sin empleo, Scavone reiteró una parte de su carta pública que fue descriptiva de su ánimo.

“Estuve una hora en la puerta de la fábrica tratando de calmar mi angustia porque no podía manejar la moto en ese estado. Cuando me sentí mejor fui a darle la novedad a Stella, mi esposa, lo más entero posible, pero cuando vi llenarse los ojos de lágrimas de mi señora yo también me quebré”, indicó.

Osvaldo espera ahora una llamada de la empresa para regularizar su situación. Tiene la ilusión de que den marcha atrás con su cesantía a partir de la repercusión que tuvo el caso. Es más: le agradece a su propietario, Ángel Parente, por haberlo contratado cuando ya era grande para el mercado laboral, con 56 años. Pero también aguarda que si no revén el despido que al menos lo indemnicen como corresponde.

Osvaldo Scavone
Y planifica un futuro volcado a la artesanía, cosa a la que siempre se dedicó. Y redobla la apuesta. “No me arrepiento de haber tratado de ayudar con un granito de arena a compatriotas que la están pasando mal ante un gobierno insensible y en mi caso empresas insensibles. Agradezco a mis compañeros por ser solidarios, haber colaborado y a los que colaboran cocinando con muchas dificultades en el Comedor Rayito de Luz”, concluye.

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