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Luego de las protestas, gremios alertan que hasta fin de año “crecerá la conflictividad social”

03. 05. 2019

Distintos sectores afirman que las condiciones económicas, los despidos y la pérdida del poder adquisitivo harán que cada vez haya más tensión en el país. “Mientras haya trabajadores que no llegan a fin de mes habrá protestas”, afirman. En 2018, se contabilizaron más de 800 conflictos laborales, según el Observatorio del Serecho Social.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

En el marco del paro nacional realizado por distintos espacios de la CGT y las tres versiones de la CTA, la dirigente judicial y diputada nacional Vanesa Siley habló del futuro de la protesta social y gremial en el país, y adelantó que la jornada del martes “fue un comienzo”. “Fue una jornada histórica con un paro contundente y con una enorme movilización, que es el comienzo de un plan de lucha”, sostuvo la dirigente, al cierre del acto central realizado en Plaza de Mayo.

La continuidad de las protestas es una de las consecuencias que esperan tendrá tanto la movilización del martes como el paro realizado por los sindicatos transportistas el 1º de mayo. Incluso sin el aval ni el apoyo formal de la CGT, varios espacios alertan que se seguirá “en la calle”, porque de acá a fin de año “crecerá la conflictividad social”.

Según el razonamiento de varios dirigentes consultados por Gestión Sindical, las condiciones generales de la economía, los despidos y suspensiones record y la pérdida del poder adquisitivo son un cóctel explosivo que derivará en más protestas, por lo menos hasta las elecciones de octubre. En estas horas, grandes firmas como Arcor o Zanella anticiparon cesantías masivas, lo que agrega tensión a un escenario complejo.

Pese al anuncio de un plan de “precios esenciales” para intentar mitigar los efectos de la inflación, las condiciones generales siguen empeorando en la Argentina, y la confianza al gobierno de Mauricio Macri –tanto de lo que suele nombrarse como “el mercado” como de la población general –sigue cayendo.

En este contexto, los gremios creen que a medida que avance el año, la cuestión tenderá a empeorar. “Hasta fin de año crecerá la conflictividad social”, adelantó el secretario Adjunto de ATE Capital Federal, Juan Manuel Sueiro. La organización participó del paro del martes pasado, y destacó el nivel de movilización de los sindicatos. “Para nosotros fue una movilización y acto muy importante, muy contundente en a administración pública”, sostuvo Sueiro, el diálogo con Gestión Sindical.

Para el dirigente, el alza de la conflictividad se dará “cada vez que el gobierno trate de mafiosos a las acciones que realizamos los trabajadores, cuando los verdaderos mafiosos están en el poder”. “No se puede decir que extorsionan trabajadores que no llegan a fin de mes, y que están cerca de la línea de la indigencia”, agregó el dirigente, que condenó que “cinco millones de pibes menores de 14 años tienen enormes problemas para comer todos los días”.

La conflictividad se mantiene alta desde el año pasado, y viene creciendo desde que Mauricio Macri llegó a la Casa Rosada. En su último informe anual, el Observatorio del Derecho Social, entidad de la CTA Autónoma, expresó que el año pasado se contabilizaron más de 80 conflictos laborales. “Frente al escenario de recesión y alta inflación de 2018, el conjunto del movimiento obrero mantuvo los niveles de conflictividad de 2017 y canalizó sus luchas mediante una mayor centralización”, sostuvo el trabajo, al que tuvo acceso Gestión sindical.

Según el observatorio, “la articulación por fuera de los límites de la empresa fue la forma que asumió la resistencia dando como resultado una nueva composición de la conflictividad.

En efecto, hubo un traspaso de los conflictos de menor alcance hacia las disputas más centralizadas, lo que implicó un crecimiento de los conflictos donde confluyeron trabajadores de todos los sectores, a nivel de ramas de actividad y en el ámbito de la economía informal, contrapesando así la caída en las disputas a nivel de empresas y en los Estados provinciales”.

En concreto, durante el 2018 el Observatorio relevó información correspondiente a 817 conflictos laborales, “de los cuales 397 corresponden al sector público, 271 al sector privado, 76 a la economía informal y en 73 casos intervinieron trabajadores de más de un sector”. Como los hechos más destacaron, se recuerdan las protestas generales que pararon el país el 25 de junio y el 25 y 26 de septiembre, la masiva movilización contra el presupuesto 2019, y el paro de mujeres y disidencias del #8M.

Además de las políticas económicas, los gremios reclaman por cuestiones concretas que cada día empeorar. Las paritarias de este año serán un termómetro de esta realidad, y a medida que no haya acuerdos se irán profundizando las protestas y el malestar. Sólo esta semana, fracasaron dos negociaciones claves como la de los metalúrgicos y la de docentes universitarios.

En la primera, el gremio que comanda Antonio Caló reclamó una suba del 20 por ciento para los primeros tres meses del año, pero no fue aceptado por las cámaras empresariales. En este sentido, el dirigente dijo que si en la próxima audiencia no se llega a un acuerdo se lanzará un plan de lucha. Dentro de la UOM hay malestar por la “paciencia” en el reclamo, y por no sumarse al paro nacional del martes pasado.

Algunos dirigentes recuerdan por lo bajo que en un congreso realizado en la localidad de Mar del Plata se habló de realizar protestas si no habían avances en la negociación. “De ese congreso, de ese plan de lucha no quedó nada. Hay que salir cuanto antes a la calle a defender los salarios”, le dijo a Gestión Sindical un dirigente enrolado en la oposición a Caló.

Sobre la paritaria de los docentes universitarios, en un nuevo encuentro el gobierno nacional ofreció una suba del 15 por ciento en blanco, dividido en tres partes: 5 por ciento en junio, 5 por ciento en agosto y 5 por ciento en octubre. Además, se incluyó una cláusula gatillo de actualización automática y el adelantamiento del blanqueo de los montos en negro otorgados hasta hoy, ambas recién se aplicarían en diciembre.

Los gremios rechazaron la propuesta, y se espera que vuelvan los paros si no hay una mejora en el ofrecimiento. “Con la inflación descontrolada que golpea el poder adquisitivo del salario de todos los docentes universitarios, si el acuerdo contempla la cláusula gatillo al final, esta debe aplicarse en septiembre. Además, es imprescindible adelantar los aumentos salariales para no ir perdiendo frente a la inflación”, sostuvo el titular de la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN), Daniel Ricci, a la salida del encuentro.

Casi como una casualidad del destino, cuando tuvo lugar el paro se habían cumplido 40 años de aquel recordado par general protagonizado por la CGT que conducía Saúl Ubaldini, en plena dictadura militar.

Esta primera protesta contra el gobierno de facto tenía, según muchos analizan, un contexto similar desde lo económico “Esa primera huelga general tenía un contexto paralelo a este, con despidos, suspensiones, alza de precios y pérdida del poder de consumo y del poder adquisitivo”, recordó Sueiro.

En tanto, la Corriente Federal emitió un comunicado donde valoró aquella gesta, y también trazó un paralelismo con la actual situación: “a 40 años recordamos a aquellos que pelearon y que dijeron e hicieron lo que tenían que hacer lo que su tiempo demandaba. La historia juzgará y pondrá en su lugar las luchas del presente por un Argentina más justa e igualitaria y a los dirigentes que dan la pelea respecto a aquellos que miran hacia el costado”.

Por último, los despidos serán un tema que mantendrá alta la conflictividad en el país. En este sentido, en las últimas horas estallaron varios conflictos. En Lomas de Zamora, por ejemplo, la empresa Dánica cesanteó a 33 empleados de su planta de Llavallol, lo que hace que el gremio aceitero amenace con una huelga provincial e incluso nacional.

Hay tensión en Arcor, una de las principales empresas de alimentos del país, que paralizó su planta en la provincia de Córdoba, adelantando vacaciones a los 70 operarios, que temen que la situación termine con nuevos despidos. Los metalúrgicos, además de mirar la paritaria, están atentos a lo que pueda suceder en Zanella, la fábrica de motos, que ya avisó que por el desplome de las ventas es “inminente” que comiencen los despidos.

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