29 de Marzo
de 2024
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Tiempo de reproches: en la CGT “pasan facturas” por la crisis interna y la derrota legislativa

22. 12. 2017

En la central obrera hay clima de quiebre, luego del paro de este lunes y las diferentes opiniones. Sin embargo, en Azopardo buscan calmar las aguas. La salida de Gutiérrez la vincularon con “cuestiones políticas”, y dicen que la UOM se mantiene. Dura carga contra la izquierda y los sectores que protagonizaron incidentes: “quieren meter los ‘trapos rojos’” en la CGT.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

El clima dentro de la CGT es un polvorín. Las secuelas de la aprobación de la reforma previsional mantiene a la dirigencia en estado de deliberación, más cuando se produjo la primera baja del consejo directivo: la renuncia de Francisco “Barba” Gutiérrez a la secretaria de Interior. Las críticas del sector dialoguista al paro del lunes pasado no hicieron más que tensar la situación, donde el triunvirato está en medio de las presiones. De un lado, los más radicales acusan a la conducción de ser demasiados “blandos” con el gobierno, mientras que de la vereda de enfrente se habla de un pase “a la oposición” por parte de algunos de los integrantes de la central, y de “politizar” las medidas tomadas. Luego de recibir los golpes, en Azopardo salieron a contraatacar. Comenzaron a reprochar actitudes de un lado y otro, y analizan los pasos a seguir. Con el objetivo de mantener la unidad, minimizaron la salida de Gutiérrez, y fueron respaldados por el titular de la UOM, Antonio Caló, que públicamente dijo que no deja la CGT. Además, le apuntaron a los sectores de izquierda, a quienes responsabilizan por los hechos de violencia.

La renuncia de Gutiérrez pareció el primer paso hacia la fractura, pero por el momento no hubo efecto contagio. “La CGT, para la UOM, es presente y futuro. Resolvimos retirar al hombre de la conducción pero no nos vamos. Vamos a estar en las reuniones”, dijo Caló a un matutino porteño, tranquilizando las aguas. El lugar, afirman en Azopardo, no será ocupado por nadie por el momento, y decidieron atacar al ex intendente de Quilmes. “Debe hacerse cargo de haber tomado esta medida, de manera personal sin el respaldo de su gremio”, le dijo a Gestión Sindical una fuente de la central obrera. En la CGT le apuntan a la postura política de Gutiérrez, a quien responsabilizan de algunas acciones que generaron controversia. “Quiso hacer de la CGT un refugio del kirchnerismo, usar el rechazo a la reforma previsional para fortalecer a ese espacio político”, agregó la misma fuente, que recordó el acto de abril de este año, cuando varios dirigentes se enojaron por la presencia de figuras de la anterior gestión intentando subirse al escenario. Pese al enojo, remarcaron en la central obrera que finalmente esta idea “quedó aislada”, porque ninguno de los sectores que en algún momento se reunió con Gutiérrez terminó apoyando a la expresión política que sucedió al Frante para la Victoria: Unidad Ciudadana.

Además, en la CGT hay enojo por los incidentes, y los vincularon a otra situación vivida en abril: el robo del atril. “Son los mismos que coparon el palco ese día, que quieren que haya caos para sacar provecho. Son marginales que nunca tuvieron inserción en el movimiento obrero”, remarcó otra fuente, ante la consulta de este portal. “No marchamos con la cara tapada, sino con nuestra banderas, en paz. Desde hace un tiempo quieren llevar ‘los trapos rojos’ a la CGT”, dijo la fuente, en referencia a la raíz de izquierda de los grupos que habrían generado los incidentes. Para la dirigencia, esta situación “termina debilitando los reclamos”, y afirmaron que “parte de los problemas que tuvo el paro fue que muchos trabajadores lo vincularon a la violencia, como parte del mismo plan”.

En cuando a la relación con el gobierno, en la CGT insisten que la mejor manera de evitar males mayores es mantener el diálogo. Si bien la reforma laboral no se trató completa, y la previsional no permitió ningún tipo de concesión por parte del ejecutivo, la idea es sostener algunos de los canales de diálogo, en especial a través del ministro de Trabajo Jorge triaca. No es casual, apuntaron que uno de los críticos al paro haya sido José Luis Lingeri, del gremio de obras sanitarias. En su figura recae una tarea fundamental para el año que viene: el dinero de las obras sociales. En estos días, el gobierno buscará afinar la puesta en marcha de la Cobertura Universal de Salud (CUS), que se lanzó con 8 mil millones de pesos aportados por la seguridad social. Una fuente de la cartera sanitaria adelantó a Gestión Sindical que “el corazón de la CUS” es la futura Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud (AGNET), que debe aprobar el Congreso. La misma definirá las prestaciones obligatorias de obras sociales y prepagas –además de las que incluya la cobertura –y le pondrá “un dique de contención” a los juicios que sufren las entidades. “Los gremios quieren que esta agencia limite los amparos, que obligan a cubrir tratamientos y medicamentos experimentales, carísimos, que desfinancian el sistema. Hay un trabajo en común para que en 2018 todo el sistema esté funcionando”, agregó la misma fuente. Para esto, necesitan mantener el diálogo con el oficialismo.

Por último, otro dato que inquieta en la central obrera es cómo jugará en el futuro Pablo Moyano, quien sumó pirotecnia verbal contra el gobierno pero que finalmente se sumó a la movida del paro y las marchas desde un segundo plano. Hoy jueves se lo pudo ver en la asunción de autoridades del PJ de la provincia de Buenos Aires, donde ocupará un cargo. En la foto, se lo vio con el flamante presidente Gustavo Menéndez y un criticado Daniel Scioli, y se habló de unidad y renovación. También estuvo su hermano Facundo, lo que hace prever que podría ser el canal por el que los Moyano intentes canalizar sus desacuerdos con la conducción cegetista. Pese a la mala relación que existe con laa gran mayoría de los dirigentes actuales.

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