La OIT recomendó reducir horas de trabajo para «equilibrar la vida personal y laboral»
Un reporte de la Organización Internacional del Trabajo asegura que mejorar esta relación beneficia a empresas y trabajadores, en especial luego de la pandemia.
En un reciente trabajo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda disminuir las horas de trabajo, para lograr una mejor relación entre la vida privada y profesional de los trabajadores. En un cambio de paradigma en materia de recomendaciones, la entidad afirmó que «la reducción de las horas de trabajo y la organización más flexible del tiempo de trabajo, pueden beneficiar las economías, las empresas y los trabajadores».
La base de estas políticas, afirmaron, está vinculada a las medidas tomadas en el inicio de la pandemia, que permitió combinar trabajo presencial y virtual, entre otras cuestiones. El informe analiza «diferentes organizaciones del tiempo de trabajo y sus efectos sobre el equilibrio entre la vida profesional y privada, como los sistemas de trabajo por turnos, por pedido, horarios comprimidos y horas anuales promedio».
Con la llegada del coronavirus, varios gremios pidieron que se debata la extensión de la jornada laboral en la Argentina, una de las más largas de la región.
El trabajo de la OIT, titulado Working Time and Work-Life Balance Around the World (que puede traducirse como El tiempo de trabajo y el equilibrio entre el trabajo y la vida privada en el mundo) examinó los dos aspectos principales del tiempo de trabajo: «Las horas de trabajo y la organización del tiempo de trabajo y sus efectos sobre el rendimiento de las empresas y el equilibrio entre el trabajo y la vida privada de las personas».
Incluyó una serie de nuevas estadísticas sobre las horas de trabajo, tanto antes como durante la crisis de la Covid-19. El estudio, el primero que se concentra en el equilibrio entre la vida profesional y personal, constata que «una parte substancial de la fuerza de trabajo mundial trabaja bien sea un número mayor o menor de horas respecto a la jornada laboral estándar de 8 horas diarias y 40 horas semanales».
«Más de una tercera parte de todos los trabajadores trabaja más de 48 horas por semana, mientras que una quinta parte de la fuerza de trabajo mundial tiene un horario de trabajo reducido (a tiempo parcial) o trabaja menos de 35 horas semanales», recalcó el informe al que tuvo acceso Gestión Sindical.
«Existe una cantidad considerable de evidencia que las políticas de equilibrio entre la vida profesional y privada proporcionan importantes beneficios a las empresas, sustentando el argumento de que este tipo de políticas son provechosas tanto para los empleadores como para los empleados», señaló el reporte, del que participó la oficina argentina de la entidad laboral.
El estudio analizó también las medidas adoptadas por los gobiernos y las empresas como respuesta a la pandemia «para ayudar a que las empresas siguieran operando y que los trabajadores no perdieran su empleo». En este sentido, se constató que «la reducción de las horas de trabajo de una mayor proporción de trabajadores contribuyó a prevenir pérdidas de empleo».
También se evidencian cambios a largo plazo: “La implementación a gran escala del teletrabajo en casi todas las partes del mundo donde era posible hacerlo, cambió, la naturaleza del empleo, y probablemente lo hará más en un futuro previsible”, sostiene el informe.
Ejemplos argentinos
En el país, existen varios proyectos que buscan reducir la jornada laboral, primer paso para equilibrar la vida laboral y la privada, como pide la OIT. La iniciativa más avanzada se da en el subte de la Ciudad de Buenos Aires, donde los metrodelegados quieren sumar un franco semanal al que existe, una forma de dar ese paso.
Desde la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) le recordaron a Gestión Sindical que a fines del año pasado lanzaron un plan de lucha con tres ejes: reducción de la jornada laboral, aumento salarial y retiro de las formaciones con asbesto. «Algunas cosas se cumplieron, otras a medias, mientras seguiremos con las medidas», alertaron.
Acompañando este pedido, el diputado nacional y titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, presentó un proyecto para reducir la jornada laboral, que todavía no tuvo tratamiento parlamentario. La idea es reducir a 40 horas semanales la jornada legal, hoy ubicada en 48, una de las más altas de la región, de acuerdo a viejos estandartes que la propia OIT está revisando.
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Otros sectores que se mostraron a favor de estos cambios son el colectivo Mujeres Sindicalistas, que dedicó uno de sus cuadernos de estudios al tema, y la Corriente Federal de los Trabajadores. Incluso el dirigente curtidor y actual ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, Walter Correa, se mostró a favor del debate, aunque en este tiempo no se logró avanzar en el tema.
Las opciones que se vienen barajando y a veces implementando en Europa, redujeron la semana laboral que pasó a ser de 4 días, pero manteniendo el horario regular de cada jornada, mientras que en algunos casos se eliminaron completamente los turnos largos que van de 12 a 24 horas, en todos los casos sin que eso implique un recorte en los ingresos de los trabajadores.
Gran renuncia
A nivel mundial, muchas entidades y especialistas están trabajando en esta cuestión, que ganó espacio en la agenda laboral. En este sentido, los intentos de lograr un equilibrio se les dio en llamar «gran renuncia». «El fenómeno llamado ‘gran renuncia’ ha puesto el equilibrio entre la vida profesional y privada en la primera línea de las cuestiones sociales y del mercado laboral del mundo post pandemia», declaró Jon Messenger, el principal autor del informe de la OIT.
«Este estudio muestra que si aplicamos algunas de las lecciones aprendidas durante la crisis de la Covid-19 y analizamos atentamente la manera en que las horas de trabajo están estructuradas, así como su duración promedio, podemos crear una situación que beneficie a todos, mejorando tanto el rendimiento de las empresas como el equilibrio entre la vida laboral y familiar», agregó.
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El informe incluye un número de conclusiones y recomendaciones, entre ellas: «Las leyes y reglamentaciones de la jornada laboral sobre el número máximo de horas de trabajo diarias y los períodos de descanso reglamentarios son logros que pueden contribuir a la salud y bienestar de una sociedad a largo plazo y no deben ponerse en peligro; las jornadas de trabajo más largas por lo general están asociadas con una productividad inferior, mientras que un horario más reducido está relacionado con una mayor productividad».
Además, los países «deberían aprovechar las experiencias adquiridas con la reducción y la flexibilidad de las horas de trabajo durante la crisis de la Covid-19. Incluyendo las modalidades a tiempo parcial con las mayores prestaciones posibles, no sólo a fin de mantener el empleo sino también para sostener el poder adquisitivo y crear la posibilidad de amortizar los efectos de las crisis económicas».
«El teletrabajo contribuye a mantener el empleo y crea un nuevo espacio para la autonomía del empleado. Sin embargo, esta y otras formas de modalidades flexibles de trabajo deben ser reguladas para contener sus posibles efectos negativos, a través de políticas como la que con frecuencia se llama un ‘derecho a desconectarse’ del trabajo», concluyó la OIT.
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