Ñoquis amarillos: mientras Vidal acusa al Astillero de “deficitario”, se gasta más de 2 millones de pesos por mes en los sueldos de los contratados por la intervención
Los trabajadores del Astillero Río santiago, cuestionados y atacados por la Gobernadora, cobran en casi su totalidad menos de $ 30 mil por meses. Mientras que los nuevos contratados que ingresaron con la intervención macrista, ganan en su mayoría más de doble y en varios casos hasta el cuádruple, lo que representa hasta $130.000 por mes. El listado completo.
“Nos tildan de ñoquis y nos acusan de cobrar cientos de miles de pesos. Nosotros publicamos recibos de sueldos de compañeros de menos de $30.000. Mientras tanto, este listado de NUEVOS CONTRATADOS, que ingresaron con la intervención ilegítima, cobran más del doble que nosotros”. Con ese duro tuit, la cuenta oficial de los trabajadores del Astillero Río Santiago publicó una imagen con los sueldos mensuales de los 26 contratados por la intervención de Daniel Capdevila, funcionario designado por la gobernadora María Eugenia Vidal.
Allí figuran los nombres de cada uno y los honorarios que cobran. En total, representan un gasto mensual de más de 2 millones de pesos. Y como se observar, siete de ellos perciben hasta 130 mil pesos por mes.
Nos tildan de ñoquis y nos acusan de cobrar cientos de miles de pesos. Nosotros publicamos recibos de sueldos de compañeros de menos de $30.000, mientras tanto, este listado de NUEVOS CONTRATADOS, que ingresaron con la intervención ilegítima, cobran más del doble que nosotros pic.twitter.com/3jVigvS4Uy
— Trabajadorxs del Astillero Río Santiago (@trabajadoresars) October 9, 2018
Contexto
Hace casi un año y medio, Vidal aseguró que el Astillero Río Santiago era la única empresa pública deficitaria en la provincia de Buenos Aires. Sus 3.500 trabajadores, entonces, salieron a denunciar que fue justamente el Ejecutivo bonaerense el responsable de que eso ocurriera, al paralizar contratos para la construcción de buques al congelar créditos del Banco Provincia y la compra de insumos.
Luego llegó la compra de buques a Francia e Israel y quedó expresada la intención oficial de no reactivar el Astillero –que con 65 años es el más grande de la Argentina y el quinto de América Latina-, ni mucho menos de recrear la marina mercante nacional desguazada por el menemismo.
Para mayo de este año la intervención ya estaba decidida. Con el despido de siete gerentes de carrera por parte de la administración nombrada por Vidal, comenzaron los plenarios y el estado de alerta entre los trabajadores oriundos de Ensenada, Berisso y La Plata ante el temor fundado de que la lista de despedidos siguiera.
Para mediados de julio, Mauricio Macri formuló la frase fatal: “al Astillero hay que dinamitarlo”. Y comenzó una operación de prensa para instalar la inutilidad de la empresa. Como respuesta, los trabajadores realizaron una permanencia pacífica en la Dirección y denunciaron que las decisiones gubernamentales le hacían perder plata al país. “El Gobierno está haciendo una inversión de 324 millones de dólares, cuando en el Astillero lo presupuestamos por 170. Así que está dinamitando el Astillero con esta política de compre extranjero con la que beneficia a la mano de obra de Francia”, secretario general de ATE Ensenada.
La compra de buques, que costó al Estado el doble que fabricarlos en el Astillero, se suma a una situación que venía de arrastre: hoy todo lo exportado en nuestro país se embarca en buques de dos empresas monopólicas que concentran el mercado mundial. De tener una flota estatal, Argentina podría obtener dividendos por entre 5 y 7 mil millones de dólares al año que hoy representan una pérdida.
Más agresiones
Para colmo, tal como informó Gestión Sindical, el 21 de septiembre se filtró el documento que diseñó la administración de Vidal para su guerra contra los trabajadores, que llamaron “Agenda Integral”.
El documento, mostraba paso a paso, cómo se ideó la campaña para atacar a los obreros y buscar el cierre del ARS, mediante el armado de causas judiciales y persecución mediática.
Veremos que deparan los nuevos capítulos de la historia de un emblema nacional que padeció las embestidas neoliberales y lucha por su reactivación, a contrapelo de los deseos oficiales.
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