06 de Octubre
de 2024
Fuera de Megáfono.

Luego del acto de Ferro, la CGT hace equilibrio en medio de turbulencias internas

01. 08. 2017

El triunvirato tuvo una jornada de cuestionamientos, con silbidos y pedidos de protesta. Pese a eso, mantuvo su postura de realizar una marcha luego de las PASOS. Los dialoguistas buscan desactivar la jornada del 22, y recién movilizarse en octubre. Para los más combativos, hay que ir a un paro el 18 de septiembre. Las ausencias, otro de los temas que más ruido hizo.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

Cuando Héctor Daer quiso hablar, el ruido del lugar hizo casi imposible escucharlo. Entre silbidos y algunos reclamos el integrante del triunvirato de la CGT se llevó la peor parte, en una jornada tensa, donde la central obrera aprobó un documento que critica la actual situación del país, pero que mantiene cierto tono conciliador. Luego del plenario del club Ferro, lo que quedó claro es que el clima interno en la central no es el mejor, y pese a los anuncios de la incorporación de otros sectores a la vida interna de los gremios, lo que se vive está lejos de ser una verdadera unidad. Esa es la principal conclusión del acto del viernes pasado, donde la conducción sindical no pudo mostrar la fortaleza necesaria, y volvió a quedar en el centro de los cuestionamientos. Más allá de esto, las ausencias se hicieron notar, y el fantasma de la fractura volvió a instalarse sobre la principal central obrera del país.

“Si los silban en un plenario de secretarios generales, no me imagino qué puede pasar en un acto en Plaza de Mayo”, analizó un dirigente luego del bochorno de Ferro, cuando los integrantes del triunvirato apenas pudieron hablar. El mismo dirigente remarcó ante la consulta de Gestión Sindical que luego del acto la imagen de los conductores volvió “a quedar debilitada, igual o peor que cuando les robaron el atril”. La anécdota del incidente de marzo fue varias veces nombrada en los discursos más encendidos, como símbolo de cierta fragilidad del armado cegetista. “Hay muchos dirigentes dolidos, porque quedaron muy expuestos. En el triunvirato piensan que es muy fácil pedir un paro nacional, pero después quienes lo deben garantizar son los grandes gremios, a los que después putean”, insistió este dirigente consultado.

En el mapa interno, los dialoguistas siguen siendo los dos sectores más grandes en cuanto a trabajadores: los “gordos”, que representan a los gremios de servicios, y los “independientes”, alejados del peronismo tradicional. Estos dos espacios quieren incluso que la próxima protesta sea cuando el proceso electoral termine, es decir, el octubre. “No podemos regalarle un paro a la oposición, para que lo usen en la campaña. El gobierno dio alguna respuestas, pero no vamos hacerle el juego a los que no dieron ninguna respuesta cuando eran gobierno”, se quejaron desde este espacio. Por eso, este grupo –al que reporta Daer, por ejemplo –quiere incluso desactivar la marcha del 22 de agosto. “Va a ser difícil, sobre todo porque el clima es más bien de paro, y no se puede explicar dar marcha atrás sin una medida concreta que nos beneficio”, agregó la misma fuente consultada por Gestión Sindical.

Enfrente, los sectores del transporte, la Corriente Federal y algunos integrantes del Frente Sindical para la Victoria presionan para que el 22 de agosto se llame a un paro. En la central obrera esperan que ese día haya un clima similar al del 6 de marzo y el viernes pasado. Muchos creen que ese día no se lanza una medida nacional, la unidad de la CGT puede quedar muy debilitada, bajo la presión y las propias diferencias. En privado, algunos dirigentes manejan como fecha tentativa el 18 de septiembre, pero nadie quiere confirmarlo. Lo que pudo saber Gestión Sindical es que el propio triunvirato está dividido. Mientras Dear y Carlos Acuña prefieren esperar que pasen los comicios, Juan Carlos Schmid apuesta por una nueva medida de fuerza. En su entorno dicen que fue uno de los más enojados por los cuestionamientos que recibieron, cuando dio muestras de no temerle a una protesta directa. Al parecer, los transportistas –su núcleo duro –no están muy conformes con su actuación.

Otra cuestión que falló el viernes fue el regreso de los sectores que siguen afuera del concejo directivo. Ni la Corriente Federal ni el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) terminaron de incorporarse plenamente, como se había anunciado. El primer espacio, que lidera Sergio Palazzo, está metido de lleno en la campaña electoral, apoyando al frente de Unidad Ciudadana, y por el momento no termina de acomodar su posición. Si bien se muestra muy opositor al gobierno nacional, es mirada con desconfianza por su cercanía al kirchnerismo. El segundo había acordado sumarse a la vida interna de la central, pero a último momento decidió no ir a Ferro. “No quisimos que la interna nos afecte, estamos trabajando para lograr la unidad, pero no vamos a bajar nuestros reclamos”, le dijo un dirigente de ese espacio a Gestión Sindical. La misma fuente aseguró que hubo malestar por la falta de aportes que se les permitió hacer al documento final. “No nos pueden invitar a un acto para leer un documento y nada más. Creo que la CGT necesita un programa, sin eso nuestra postura será ver las cosas más de afuera que adentro, pero veremos cómo avanza la cuestión”, concluyó el dirigente del MASA.

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