«La Ciudad de Buenos Aires gasta menos en salud y más en perfumar la basura»

Matias Gallastegui, coordinador de la Escuela de Salud Comunitaria de CABA, analiza la situación crítica del sistema en la Capital Federal y en todo el país.

El sistema de salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires arrastra una crisis que viene desde mucho antes de que comenzara la gestión de Jorge Macri y que, en el último año, se ha profundizado con sueldos precarizados y reducción y falta de personal.

Para Matías Gallastegui, médico generalista, docente en la UBA y coordinador de la Escuela de Salud Comunitaria de CABA, el camino para fortalecer el sistema de salud pública pasa por dos ejes indispensables: la integración a nivel nacional y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.

En diálogo con Gestión Sindical, Gallastegui dijo que hay que avanzar hacia un Sistema Nacional Integrado de Salud, “que plantee un trabajo coordinado en gestión, financiamiento y atención entre el Estado, PAMI, Obras Sociales sindicales y Provinciales”. Y remarcó la necesidad de que se recupere la producción nacional de medicamentos para abaratar costos.

–¿Qué balance hace de la gestión en salud de Jorge Macri?

-Para analizar a Jorge Macri es necesario observar la gestión del PRO en estos 17 años de Gobierno (que van a ser 20 al finalizar este mandato). Es ahí donde podemos ver un vaciamiento progresivo que está dejando como resultado un sistema de salud con menor capacidad de respuesta y más difícil para la ciudadanía porteña.

Reforma laboral: ahora en la CGT dicen que no darán «ni un paso atrás»

-¿Esto se ve en los números?

-Pasaron de destinar el 24% del presupuesto en el 2007 a apenas el 16% en el 2024. Esto es sin dudas un cambio de prioridades en la ciudad que gasta menos en salud y más en otras funciones como publicidad, hacer varias veces las mismas veredas, perfumar la basura y otros asuntos evidentemente más importantes para el Gobierno porteño.

«No levantan la voz para defender el sistema de salud»

-¿Por qué una situación que viene desde hace tanto tiempo, hoy parece haberse profundizado tanto?

-La crisis se hace más palpable porque desde que asumió Milei, sus políticas sanitarias son en el mismo sentido pero más rápidas, afectando programas e instituciones nacionales que están situadas en la ciudad. Lo notable de esto último es el silencio cómplice de Macri y Quirós, que no levantan la voz para defender elementos muy importantes del sistema de salud porteño como el Garrahan, el Bonaparte o las direcciones de VIH y Vacunas. Están más preocupados por cuidar los acuerdos políticos que por la salud de los porteños.

-¿En qué se ve, concretamente?

-Dos ejemplos del vaciamiento de los Macri para con la salud: se perdieron más de 900 camas de internación entre el año 2007 y el 2024, lo cual equivale al total de camas de tres hospitales generales. Además nunca pudieron concluir la última etapa del anunciado Hospital de la Comuna 8. Es decir: en 17 años el PRO no construyó ningún hospital nuevo.

-La situación de los trabajadores, en este contexto…

-Por otro lado se precariza a los trabajadores de la salud con el ejemplo de las enfermeras que el año pasado fueron reprimidas en las puertas de la legislatura por exigirle al Gobierno de la Ciudad que avance con el proyecto que las incluya a la carrera profesional. Recordemos que una enfermera que trabaja todos los días en un hospital, siendo la que más cercanía y trabajo tiene sobre cada paciente, cobra 6.500 pesos la hora de trabajo.

«Las obras sociales están en una crisis financiera»

-¿Hay perspectivas de que la situación laboral y salarial mejore con la gestión en campaña por las elecciones?

-Este no es un problema de voluntades ocasionales, el rumbo es opuesto al desarrollo del derecho a la salud. En la Ciudad y en la nación, la miradas de Jorge Macri y de Javier Milei se asocian fuertemente porque piensan al Estado como un subsidiario, un colchón de contención, para que el sector privado se despliegue.

-¿Qué es lo que buscan con esto?

-El deterioro del sistema público, y ahora conjugado con el ataque nacional a las obras sociales, configura una ruptura del derecho a la salud y de su lógica solidaria, que encontrara como únicos ganadores a un puñado de empresas de medicina privada que concentran mercado y expandirán sus márgenes de rentabilidad.

Economistas libertarios le reclaman a Milei que elimine el cepo «para seguir creciendo»

-¿Por qué?

-Las obras sociales que atienden al 50% de los porteños y porteñas están en un proceso de retroceso de su capacidad de atención y muchas ingresando también a una crisis financiera por dos grandes motivos: por un lado la “libre elección” y “el fin de la triangulación” que implica una migración de aportes de los afiliados de mayores ingresos, más jóvenes y sanos a las prepagas, dejando en las obras sociales a los pacientes que aportan menos y utilizan más el sistema por ser mayores en edad y con enfermedades.

-Pero esto no es nuevo.

-Esto es lo que comenzó en los 90, llamado el “descreme” de las obras sociales, y se buscará profundizar ahora. Es un negocio redondo para las empresas prepagas que sin esta ayuda del estado no pueden subsistir. Por otro lado, los sectores que están perdiendo en salario contra la inflación, también tenderán a desfinanciar a sus obras sociales porque estas se financian con un porcentaje del salario en blanco de los trabajadores.

-Es algo que ya empezó a suceder.

-En estos días vimos que obras sociales retiran espacios de atención, quitan servicios, agregan copagos o bien anuncian su cierre.

«En 2027 tendremos muchos desafíos»

-¿Puntos críticos del sistema de salud a mejorar?

-Creo que en el 2027, si logramos derrotar a Milei y a los Macri, tendremos muchos desafíos. El primero es avanzar con un sistema nacional integrado de salud, que plantee un trabajo coordinado en gestión, financiamiento y atención entre el Estado, PAMI, obras sociales sindicales y provinciales. Todos estos sectores representan el 90% del sistema de salud, ya que solo el 10% de la población Argentina se atiende en una empresa de medicina privada.

-¿Y puntualmente en CABA?

El financiamiento del sistema debe ser parte de ese debate nacional, pero en la ciudad tenemos una tarea específica para recuperar la prioridad presupuestaria que supo tener la salud en esta Ciudad.

-¿Algo más?

-Por nombrar un desafío más, creo que es imperioso hablar deproducción pública de medicamentos en la Ciudad de Buenos Aires. Voy a poner un ejemplo muy sencillo: la Ciudad se niega a avanzar con la producción de repelentes para mosquitos, luego de que pasamos en la temporada pasada un récord en cantidad de casos de dengue pero también un récord en el valor de los repelentes. Este es una producto económico y sencillo de producir, que se podría hacer en los talleres protegidos del Borda.

-¿Qué opina del rol sindical bajo la gestión de Jorge Macri?

-Creo que en el sindicalismo hay enormes compañeros, que están dando una lucha enorme, como las juntas internas de ATE en el Ministerio de Salud de la Nación, el Bonaparte, en los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires.