Así prevaleció una postura dialoguista frente a los aliados de los camioneros y a algunos gremios que todavía permanecen en la órbita kirchnerista.
El moyanismo e integrantes de la CGT que aún permanecen cerca del kirchnerismo fueron los que más presionaron por poner una fecha al paro nacional, iniciativa que lograron posponer los sectores de los «gordos» y los «independientes», lo cual evidenció las fuertes internas políticas que existen en la central obrera.
El secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano, -uno de los que más críticos se está mostrando con el gobierno de Mauricio Macri-, Omar Plaini (Canillitas), el bancario y aliado al radicalismo K de Lepoldo Moreau, Sergio Palazzo, y el presidente del PJ porteño y conductor del gremio de encargados de edificios, Víctor Santamaría, fueron quienes mostraron las posturas más duras en favor de la huelga.
Por su parte, los «gordos» Armando Cavalieri (Comercio) y Carlos West Ocampo (Sanidad) y los «independientes» Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitaria) mantuvieron una posición de continuar el diálogo y sólo convocar a la medida de fuerza cuando no queden más alternativas.
A su vez, entre la CGT y el posible paro se cruza la política partidaria en situaciones como que dos de los tres integrantes del triunvirato, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de servicio) son además diputado nacional y provincial del Frente Renovador, respectivamente, por lo cual se referencian en Sergio Massa.
Trascendió que, al igual que la Conferencia Episcopal, Massa, quien continúa haciendo una oposición en equilibrio frente al Gobierno, habría recomendado a sus sindicalistas más cercanos que agoten todas las instancias de diálogo antes de ir a una huelga.
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