25 de Abril
de 2024
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Ante una nueva ola de despidos, vuelven a denunciar la militarización del hospital Posadas

27. 02. 2019

Gendarmería ocupó varios sectores ante una nueva protesta por la cesantía de unos 120 trabajadores y profesionales que están contratados bajo la modalidad de monotributistas. Aseguran que en muchos casos los propios empleados deben elegir quien sigue trabajando y quién no. temor porque en marzo se vencen unos 300 contratos, y podrían sufrir la misma suerte.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

Desde la mañana de hoy miércoles, efectivos de Gendarmería se apostaron en varios puntos del hospital Posadas, el gigante ubicado en la localidad bonaerense de El Palomar, y que desde hace tiempo está en un fuerte conflicto por los constantes despidos y el clima de amenazas que se vive. Desde que en enero de 2018 se realizaron las primeras 122 cesantías, la situación del nosocomio, el único bajo la órbita nacional, se agravó con el tiempo, y esta semana volvió a tensarse. Es que los gremios denuncian que en estos días habrá nuevas bajas en el personal, en este caso trabajadores y profesionales monotributistas. Ante una protesta, las autoridades volvieron a llenar el lugar de efectivos de fuerza de seguridad, que intentaron desactivar la ronda de protesta que se da cada viernes para reclamar la reincorporación de los despedidos, que según el gremio médico nacional ya superan los mil. En esta nueva ola de despidos, se pone en marcha una perversa novedad: los propios despedidos deberán decidir quiénes siguen trabajando y quiénes no, ya que no hay fondo para pagarle a todos los que trabajan actualmente.

Ante las nuevas versiones de despidos masivos, la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA) llamó a realizar la tradicional marcha contra las cesantías, que se hace todos los miércoles, en medio de un clima de “militarización” por la presencia de Gendarmería Nacional. A medida que llegaban los profesionales y empleados, se fueron confirmando los despidos, y creciendo la tensión. “Hay unos 120 despidos nuevos, en todos los sectores”, confirmo Karina Almirón, una de las despedidas que se volvieron emblema del desguace del Posadas, ya que era la única especialista en tratamientos oncológicos del lugar, e igual fue cesanteada. En diálogo con Gestión Sindical, Almirón dijo que el argumento que usaron los funcionarios a cargo del hospital es “que no hay plata” para pagarle a estos trabajadores, que en su mayoría son monotrbutistas. Según los primeros sondeos, los despedidos de esta semana pertenecen a áreas como salud mental, endocrinología, emergencias y coronaria. Además, se cesantearon empleados en edad jubilatoria, que dejaron de percibir su salario de un día para el otro. “Los despedidos se fueron enterando cuando no recibieron los sueldos, o se fueron escuchando las versiones de falta de fondo”, dijo Almirón.

En este sentido, en algunas áreas se generó una situación cuanto menos perverso. Es que ante la falta de fondos para pagar a todos los empleados, se dio a elegir quién se queda y quién se va. “Es una locura y de una perversidad total. En mis 38 años de antigüedad nunca vi este nivel de maltrato y desastre”, sostuvo Luis Lichtenstein, presidente de la seccional Posadas del gremio CICOP, que confirmó esta propuesta. Desde que comenzaron los despidos en enero de 2018, según los números de FESPROSA las cesantías superan los mil, lo que hace que hace que muchos servicios no están directamente funcionando. Ya a fin de año la federación médica había alertado por la posibilidad de no renovar contratos, que ahora se cristalizó. “Se están llevando el dinero del hospital, no quiero imaginar lo que sucederá en diciembre si en marzo estamos así, agregó Almirón. En este punto, en marzo se deben renovar 300 contratos, los que se podrían sumar a las cesantías.

Desde que comenzaron los despidos, se instaló una fuerte presencia de fuerzas de seguridad, algo que fue denunciado por los gremios. Los despidos tuvieron, además, un claro sentido anti sindical. Entre los cesanteados hay 16 delegados del gremio de base de CICOP. Además, se despidieron integrantes de una lista opositora a la conducción de ATE Morón, aliada de la dirección. Guillermo Pacagnini, secretario general de CICOP, denunció en su momento que en los pasillos “se convive con las amenazas”. “A muchos le dicen que se desafilien porque los van a ‘rajar’, los llaman por teléfono”, dijo. En ese clima, el hospital intenta seguir funcionando. Pero los más de mil despidos hacen que sea difícil.

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