El cierre de Whirlpool arrastra a otras empresas que ya empezaron a despedir
Los despidos en Whirlpool empezaron en mayo de 2024, y el mes pasado se anunció el cierre de la planta de Pilar.
Pymes que trabajaban para Whirlpool se ven afectadas por la decisión de la multinacional de importar en vez de fabricar.
Los 220 despidos junto con el cierre de su fábrica de lavarropas ubicada en el Parque Industrial de Pilar no fueron el punto final de la crisis generada en esa zona de la Provincia de Buenos Aires por la decisión de la empresa Whirlpool de enfocarse en las importaciones, sino el comienzo.
Con la multinacional en retirada de lo que respecta a producción local, las pymes que trabajaban con ella, fundamentalmente como proveedoras de piezas y elementos para sus productos, comenzaron a reducir su propia producción, despedir trabajadores, y, en algún caso, directamente a bajar la persiana.
La que ya anunció su cierre definitivo es la firma Translog, que tenía su planta productiva instalada en Pilar desde octubre de 2022, la misma fecha en la que empezó a operar allí Whirlpool.
La empresa, que se dedicaba a tareas logísticas despidió este viernes al 85% de sus trabajadores; solo quedaron tres empleados, aunque no se sabe por cuánto tiempo será.
Nació y cayó con Whirlpool
Tres años atrás, Translog inauguró en el municipio del norte del Conurbano bonaerense un centro de distribución de 15 mil metros cuadrados, específicamente para gestionar la logística de los electrodomésticos fabricados por Whirlpool en la planta del parque industrial de la localidad pilarense de Fátima.
La empresa de logística llegó a funcionar los siete días de la semana y a mover, en su momento de mayor actividad, hasta 80.000 productos diarios.

Con la caída sostenida de la actividad industrial que se empezó a notar a partir de diciembre de 2023 comenzó a deteriorarse la actividad de la firma, y la situación entró en alerta rojo a mediados de este año cuando Whirlpool avisó que sus operaciones con Translog tenían fecha de finalización.
El último envío de lavarropas a través de Translog salió en los últimos días de agosto. Al mismo tiempo, Whirlpool avanzaba con la construcción de un nuevo centro de distribución propio frente a su planta fabril, eje de sus operaciones desde el momento en el que la compañía multinacional decidió que la importación fuese el motor de su economía.
A partir de ese momento, Translog comenzó a manejarse con contratos temporales mientras intentaba de algún modo darle continuidad a sus operaciones, pero el viernes último se terminó también ese mecanismo, fueron despedidos 17 de los 20 trabajadores que la empresa aún conservaba y los otros tres fueron reubicados en otra filial.
Empresas y comercios en terapia intensiva
El derrotero de Translog podría ser el mapa que seguirían otras empresas. Novax, dedicada a fabricar piezas plásticas para los lavarropas Whirlpool, enfrenta un excedente de personal tras el cierre de una de sus líneas productivas y unos 38 puestos de trabajo están comprometidos.
Si bien el presidente de la pyme, Máximo Donzino, manifestó que su intención era de evitar despidos tanto como le fuera posible, reconoció también que la situación actual es difícil de sostener.
A estos dos ejemplos se suman otras firmas proveedoras y de transporte que siempre dependieron principalmente del funcionamiento de Whirlpool, y hasta de comercios y servicios locales.
Estos ultimos ven venir una caída del consumo aún mayor a la que ya están padeciendo por la crisis generalizada, que se profundizó desde el momento del despido los 220 trabajadores de Whirlpool y que amenaza con seguir adelante a partir de la debacle de estas empresas subsidiarias.




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