Un año de Javier Milei: salarios destruidos y despidos en números casi sin precedentes
El 2024 de Milei, nefasto para los trabajadores.
En sus primeros 366 días en la Casa Rosada, Milei motorizó un ajuste sin igual que afectó el nivel de empleo y el poder adquisitivo.
El presidente Javier Milei cumple un año al mando de la Casa Rosada este martes 10 de diciembre. Fueron 366 días en los que aplicó su plan de ajuste salvaje con impacto directo y pleno en el nivel de empleo, con sectores que perdieron más trabajadores que en la época de la pandemia. Y con una enorme pérdida en el poder adquisitivo del salario.
Frente a este panorama el sindicalismo enseñó dos caras: la combativa de un comienzo, con dos paros generales le fue dando lugar a una búsqueda de acuerdos y diálogo -principalmente desde la conducción de la CGT– que les aportó tranquilidad a ciertas cúpulas gremiales pero solo les rindió frutos amargos a los trabajadores.
Algunos de los números que enseñan el camino del jefe de Estado en términos de salarios fueron recopilados por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), perteneciente a la CTA de los Trabajadores.
El año de Milei en pesos
El cálculo no dejan lugar a dudas acerca de lo que significó el ajuste para la clase trabajadora formal: cada trabajador perdió entre $1.000.000 y $3.000.000 de diciembre de 2023 a este mes. Para los informales la situación fue aún peor.
En tan solo un año se experimentó una contracción real en términos de haberes que en septiembre de 2024 ya alcanzaba un 6,8% en promedio, con sectores que perdieron mucho más, en especial los trabajadores del Estado -incluyendo docentes y personal de Salud- y los de sindicatos con bajo poder de fuego como, por ejemplo, los empleados de comercio y los gastronómicos.
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«Este fenómeno, que es heterogéneo entre el sector público y privado, y la caída del empleo determinaron el descenso en la participación de los trabajadores en el ingreso del 46,4% a 43,9% entre los primeros semestres de 2023 y 2024. Como contrapartida, la rentabilidad ascendió especialmente en las grandes empresas que duplicaron sus tasas de utilidades sobre ventas», expresó CIFRA.
Caídas y cierres
En este marco, en lo que respecta a empleo aparecen actividades muy perjudicadas, como la construcción, que registró una pérdida de puestos del 12,9% en tan solo un año, una catástrofe.
El empleo industrial no salió indemne: de acuerdo a un informe difundido por la Confederación de Sindicatos Industriales (CSI), el área tuvo una pérdida de 126.050 puestos de trabajo y 2.333 empresas cerradas en lo que va del año. De estos números, el sector manufacturero es uno de los más afectados con 40.000 empleos menos y 1.000 empresas que se vieron forzadas a cerrar.
La mayoría de las empresas que cerraron son pymes. Además, la producción tampoco está en un camino ascendente, ya que el 80% de los consultados para el estudio de la CSI señalan caídas en la actividad, y el 60% destaca que esto se refleja en menos horas de trabajo.
La relación de Milei con el sindicalismo
Ni bien pisó la Casa Rosada, Javier Milei se dedicó a pegarle de lleno al sindicalismo y a motorizar una reforma laboral agresiva e inconsulta que encendió todas las alarmas en las centrales obreras. Las movilizaciones en contra del decreto 70/2023 estuvieron a la orden del día, sobre todo una marcha a Tribunales que congregó a casi 40 mil personas, superando todas las expectativas.
Ante la negativa del Gobierno a dar marcha atrás, la CGT convocó al primer paro general, el 24 de enero, con una movilización al Congreso que reunió a más de 60 mil personas, una protesta que además reunió a las CTA y movimientos sociales.
Sin puentes de contacto con el oficialismo, la CGT judicializó el decreto y en medio del debate de la Ley Bases, que plasmaba cambios profundos, penando por ejemplo los bloqueos de fábricas y emprendimientos comerciales con despidos sin indemnización, dio un paso más: el 9 de mayo confirmó el segundo paro general contra la administración libertaria.
Dialoguistas y hartos
Aquel segundo paro fue la última acción de envergadura de la CGT. ¿El motivo? El Gobierno aminoró la marcha, empezó a escuchar a los dirigentes de peso que se prestaron a la conversación, y dio algunas concesiones sin efecto concreto, como el armado de una mesa para discutir cómo se iba a plasmar la reforma laboral.
Eso pareció ser suficiente para los sectores referenciados en los secretarios generales Héctor Daer y Carlos Acuña, mientras que el ala más combativa de la calle Azopardo, encarnada por el camionero Pablo Moyano y el dirigente de SMATA Mario Manrique se plantó denunciando -no sin razón- la falta de resultados del supuesto diálogo y, con fuertes críticas a sus pares dialoguistas, se abrió de la conducción de la central.
En La Libertad Avanza sienten que lograron su cometido: dividir a la CGT y aplacar el conflicto gremial. Las CTA, al contrario, encararon un proceso de unidad luego de 15 años de división y este 5 de diciembre mostraron poder de movilización con una protesta en Plaza de Mayo.
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