La brecha en el nivel de empleo entre mujeres y hombres crece en los sub-30 de América Latina.
Según la OIT, solo el 37% de las mujeres jóvenes en América Latina tienen empleo, en comparación con el 49% de los hombres. Cifras similares en la Argentina.
Las desigualdades en materia de género no son una novedad, sobre todo, cuando se trata de posibilidades en el mercado laboral, lo que generó un foco de atención en los últimos días debido a la disparidad de nivel de empleo que existe entre hombres y mujeres, de acuerdo con un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según los datos recopilados por instituciones internacionales y agencias gubernamentales de países de Latinoamérica la brecha entre hombres y mujeres jóvenes continúa ampliándose, lo que plantea desafíos significativos a la hora de hablar sobre el desarrollo económico de las regiones.
La Argentina no solo no es ajena al fenómeno sino que, por el contrario, los datos recogidos por el INDEC son casi idénticos a los generales de Latinoamérica, con casi un 12% de diferencia en el nivel de empleo -ya, de por sí, bajo- de mujeres y hombres jóvenes.
Los que no trabajan ni estudian
De acuerdo a las cifras expresadas en el informe, el 21% de los jóvenes latinoamericanos no tiene empleo ni estudia.
Esta situación se agrava por la falta de oportunidades para las nuevas generaciones vinculadas al acceso a una educación específica, acorde a las necesidades del mercado.
Además, las cifras más recientes reflejan que solo el 37% de las mujeres jóvenes en América Latina estaban empleadas hacia finales de 2023, en comparación con el 49% de los hombres.
Esta disparidad se ve reflejada también en la tasa de actividad, según la cual el 26,6% de mujeres entre 15 y 29 años se encontraban inactivas, mientras que para los hombres de la misma franja etaria el porcentaje era de un 15,5%.
En Latinoamérica, son 13 millones las mujeres que no están activas de acuerdo con lo que puede extraerse de los informes.
La cifra ha venido incrementándose desde el 2000, y se debe a diversas cuestiones vinculadas a la distribución desigual de las responsabilidades de cuidado no remuneradas, así como también a las labores domésticas. Asimismo, influye la diferencia en las oportunidades educativas y laborales limitadas para las mujeres jóvenes.
Empleo de mujeres y hombres en la Argentina
En el caso específico de la Argentina, las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) muestran una brecha similar.
Aunque las mujeres representan una parte significativa de la fuerza laboral joven, con una tasa de empleo del 37.2%, esta cifra sigue estando notablemente por debajo de la de los hombres jóvenes, cuya tasa de empleo alcanza el 49%.
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Si se tienen en cuenta los datos señalados para el cuarto trimestre del 2023 según el INDEC, la tasa de empleo para las mujeres bajó levemente, mientras que para los hombres aumentó casi dos puntos porcentuales de trimestre a trimestre.
Mientras en el tercer trimestre la tasa fue del 43,1% para las mujeres jóvenes y del 54,2% para los hombres, en el cuatro trimestre pasó a ser del 43% y del 55,4% respectivamente.
La brecha de género en las tasas de actividad y empleo entre los jóvenes latinoamericanos no solo refleja desigualdades económicas, sino que también plantea preocupaciones sobre la transmisión de la inactividad laboral entre las diferentes generaciones.
Es que con el 60% de los jóvenes inactivos provenientes de hogares pobres en la región (siendo dos tercios mujeres), existe el riesgo de no poder salir de los ciclos de pobreza y desigualdad.
El informe señala que unque se han observado algunos avances en la recuperación de las tasas de actividad femenina desde el impacto de la pandemia, la persistente brecha de género en la participación laboral continúa siendo un obstáculo importante para alcanzar la equidad económica y social en la región.
«Para abordar esta problemática -concluye- será necesario aplicar políticas integrales que promuevan la igualdad de oportunidades y eliminen las barreras estructurales que limitan el acceso de las mujeres jóvenes al mercado laboral y educativo».
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