Como el día del acto, Pablo Moyano volvió a apuntarle a Luis Caputo: "Habría que tirarlo en un calabozo".
El Gobierno siguió de cerca el paro de la CGT y trató de bajarle el tono en todo momento. Cómo continuará la pelea en el contexto de una relación rota y sin interlocutores.
Sin interlocutores y con dardos cruzados que prometen continuar. Así quedó la relación entre el Gobierno y la CGT, sobre todo tras la movilización del miércoles que el sindicalismo calificó de “éxito” total mientras que desde la Casa Rosada trataron de bajarle el tono a toda costa, incluso señalando que la marcha contó con solo 40 mil personas.
Como le consta a Gestión Sindical, en la administración de Javier Milei existió un discurso unificado, tras un acuerdo en un cónclave del equipo de comunicación, y a partir de ese momento los principales funcionarios salieron a disparar contra el movimiento obrero que se trasladó al Congreso para pedir por la baja del DNU y el rechazo a la ley Ómnibus en el Congreso, que luego de un cambio de fecha la tratará el martes que viene.
Un paro «muy flojo»
Por caso, Bullrich habló de un paro “muy flojo” en el que había gente que ni siquiera estaba organizada. Además, destacó que solo el 4% de los comercios de la Capital Federal adhirieron: “Estuve recorriendo zonas comerciales y zonas de fábricas. En todos esos lugares, la gente se acercaba y me decía que estaba harta de que le paren el país, de que pierdan días y también dinero”.
EL PARO DE LA CGT TUVO ALCANCE INTERNACIONAL: HUBO MARCHAS CONTRA MILEI EN VARIOS PAÍSES
El ministro del Interior, Guillermo Francos, quien supo tener diálogo con la central obrera pero no logró sostenerlo por la decisión de Javier Milei de avanzar con un decreto que estableció una reforma laboral sin negociación previa con los popes de Azopardo, mencionó que “los argentinos no acompañan el paro” debido a que “están esperando una transformación”.
A su vez, el vocero presidencial, Manuel Adorni, consideró que el paro de la CGT resultó una «complicación» y «una pérdida de dinero para muchísimos argentinos», en tanto que desestimó la posibilidad de que el Gobierno establezca un diálogo con la central obrera.
«Encontrar hoy una vía de diálogo con gente que intenta complicar la vida al resto de los argentinos… No dejan de ser un grupo minoritario», afirmó Adorni acerca de la CGT.
También el ministro de Economía, Luis Caputo, cuestionó la medida de fuerza sindical al opinar que se trató de un «paro político» decidido porque, a su criterio, el Gobierno tomó medidas que afectan los «privilegios» sindicales.
Qué dijo Milei del paro de la CGT y cómo seguirá la pelea
El jefe de Estado utilizó su red predilecta, X, cuya cuenta maneja en todo momento, y apuntó contra Pablo Moyano por sus dichos contra Luis Caputo.
El referente de Camioneros y triunviro cegetista, cuya frase contra el ministro de Economía (“hay que tirarlo al Riachuelo”) le valió una denuncia, contragolpeó con un estado de Whatsapp: se preguntó por el destino del préstamo del Fondo Monetario Internacional que negoció bajo el macrismo el actual ministro de Economía.
Al mismo tiempo, el entorno del dirigente sindical habló de 350 mil personas en las inmediaciones del Parlamento.
¿Qué acciones realizarán las partes ante este escenario? En principio, cada uno seguirá por su lado sin puntos de contacto.
En el sindicalismo no piensan establecer relación alguna con el Gobierno bajo estas condiciones, aunque tampoco hay en la mira una nueva medida de fuerza. Se va a esperar la decisión del Congreso y la Justicia en torno al proyecto Ómnibus y después se analizarán los pasos a seguir.
En el Gobierno piensan avanzar con la ofensiva hacia el arco sindical y no van a dudar en ir a la Justicia para motorizar denuncias contra los referentes gremiales.
Hacé tu comentario