Ley de cupo laboral travesti-trans: a un año y medio de su sanción el escenario cambió muy poco
Todavía más del 90% de esa población ejerce el trabajo sexual como forma de empleo. Qué problemas afrontan a diario y cuáles son las principales cuentas pendientes.
En junio de 2021 se sancionó la Ley 27.636 de Promoción al Empleo para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero. Sin embargo, en todo este tiempo el escenario cambió muy poco, y todavía más del 90% de esa población ejerce el trabajo sexual o la prostitución como forma de empleo.
La estadística, claro está, es más que preocupante. Y entre las consecuencias que eso trae, y los diferentes tipos de riesgos que implica, se encuentra otro número alarmante: solo en el año 2021 hubo 53 travesticidios.
Actualmente, más de 100 personas se presentan por día en Avenida Jujuy 1343 para solicitar ayuda en diferentes temas. Allí funciona Casa Trans, un espacio de contención, sociabilidad y protección de los derechos de los travestis-trans que fue fundado en junio del 2017 por Marcela Romero.
Desde esta organización, justamente, surgen otros datos. Por ejemplo, que el 79% abandonó los estudios por miedo y por plata. Sin embargo, el motivo principal fue la discriminación, la que a su vez aumenta más ante la falta de formación.
Cupo laboral travesti-trans: el problema asociado
Retomando el tema de la oferta laboral para esta minoría, en el ámbito privado es muy poca o casi nula. Esto a pesar de que las empresas que contratan a personas trans tienen diferentes tipos de beneficios.
La ley que lleva el nombre de «Diana Sacayán-Lohana Berkins» surgió para brindar posibilidades laborales. Por eso instauró un 1% de vacancia de empleo en los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
En la práctica, como fue señalado, poco cambió. Pero entre las contadas excepciones que resultaron favorecidas con la norma se encuentra Belén Ferreyra, quien se reconoce como una mujer trans y es alumna del Bachillerato Travesti-Trans Mocha Celis.
Ella dice sentirse «privilegiada» porque a sus 51 años ingresará a Aerolíneas Argentinas en el área de Atención al Público. «Antes de esta ley era imposible soñar con un trabajo formal», asegura.
Al respecto, Mary Anne Letieri, tesorera de la Asociación Civil Mocha Celis y quien también coordina el área de empleabilidad, está preocupada por aquellas personas travesti-trans que, aunque exista la ley, no cuentan con las herramientas de conocimiento para poder insertarse en un ámbito laboral.
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En ese sentido, poniéndose en el lugar del empleador, se plantea: «¿Qué hago? ¿No incorporo, o sigo incorporando a las mismas personas que son el 6% del colectivo que tienen formación?».
Su pregunta surge tomando en cuenta, explica, que aparecen empresas con voluntad de aplicar la Ley de Cupo, pero solicitan una persona trans que hable dos idiomas y que tenga diez años de experiencia. «No existe ese perfil de persona. Y si existe, seguramente ya está empleada», dice.
Los temas en los que todavía falta avanzar
Entre las cuentas pendientes también está el lograr la figura penal de «travesticidio» y el tratamiento del Proyecto de Ley Integral para medidas reparadoras hacia quienes se consideran sobrevivientes de una agresión social sistemática e histórica.
Desde Casa Trans aseguran que la discriminación hacia las personas trans no cesa, y la inserción laboral es ínfima porque la mayoría sigue en condiciones laborales precarias o se dedica a la prostitución.
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Esas condiciones se ven reflejadas, por ejemplo, en el acceso a la vivienda: la mayoría de los travestis alquila piezas en hoteles y casas particulares, y el 69% vive hacinado, compartiendo el cuarto con dos o tres personas más.
Además, Manu Mirelles, secretaria académica del Bachillerato Mocha Celis cuenta que «en la Ciudad de Buenos Aires, a una persona travesti-trans o no binaria se le cobra tres veces más el alquiler».
Esas conductas, como otros tantos prejuicios, abonan la teoría de que con las leyes no alcanza para transformar la mirada de la sociedad y lo que se necesita es una transformación cultural.
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