Nueva protesta de trabajadores de Garbarino: “Estamos en vilo, no sabemos qué será de nosotros”
En la zona oeste del conurbano, esta semana hubo retención de tareas porque la firma sólo pago el 50 por ciento del salario de marzo. Además, hay incertidumbre respecto al futuro de la empresa, que el año pasado cambió de dueños. “Venimos padeciendo hace más de un año estos incumplimientos”, denunciaron desde el SEOCA. Temen un “giro comercial” que afecte las fuentes de trabajo.
Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical
Bajo la modalidad retención de tareas, trabajadores de la cadena de electrodomésticos Garbarino de la zona oeste del conurbano bonaerense reclamaron a la empresa el pago de los salarios adeudados, en el marco de un conflicto que lleva un año, e involucra a todos los locales de la firma en todo el país. El reclamo de los empleados de este martes apunta al retraso del pago de los haberes de marzo, que se suma am otros incumplimientos, como la falta de pago del bono salarial de fin de año, acordado en el 2020. La medida de fuerza fue realizada por delegados de los locales de la región, con apoyo del Sindicato de Empleados y Obreros de Comercio Afines Zona Oeste (SEOCA), que afirman que existe “mucha incertidumbre” por el futuro de la empresa, que cambió de dueños el año pasado, pero no regularizó la situación de sus trabajadores.
“Venimos padeciendo hace más de un año estos incumplimientos, el conflicto comenzó antes de la pandemia, y venimos sufriendo todo tipo de irregularidades”, afirmaron los empleados. A nivel nacional, Garbarino tiene unos 4 mil empleados, que desconocen cuál será su futuro laboral. Sin diálogo con los directivos, hay preocupación por el posible “giro comercial” de la firma, que termine destruyendo fuentes laborales.
La protesta de este martes se dio en varias sucursales de la zona oeste, con epicentro en las localidades de Merlo y Gregorio Laferrere. Con retención de tareas y asambleas, los empleados reclamaron por los retrasos salariales, en el marco de un largo conflicto sindical que se lleva adelante en los locales de la región y en todo el país. “La empresa nos adeuda la mitad del sueldo del mes de marzo, pagó sólo un 50 por ciento en dos cuotas, por eso los trabajadores estamos en una situación crítica”, le explicó a Gestión Sindical Érica Salazar, delegada de la sucursal Plaza Oeste de Garbarino.
Incertidumbre sobre el futuro de la empresa
Salazar remarcó que la protesta “no sólo es por el incumplimiento salarial, que nos deja en una situación de vulnerabilidad total, sino que además no están realizando los aportes patronales como corresponde ni el pago a la obra social, en plena pandemia”. Además, la cadena no pagó el bono salarial acordado a fines del 2020. “La realidad es que están aplicando suspensiones arbitrarias a muchos trabajadores, y el contexto de pandemia complica los reclamos, porque no queremos movilizarnos y exponer a los trabajadores, por eso decidimos realizar las protestas en las sucursales”, destacó Salazar.
La situación que se vive en los locales del oeste del conurbano se repite de alguna manera en todo el país, en el marco del cambio de dueños de la empresa. A mediados del año pasado, el empresario Carlos Rosales adquirió Garbarino, con 200 locales y más de 4 mil empleados. Protesorero del Club San Lorenzo desde 2019, el flamante dueño se mostró optimista con el futuro de la empresa, y en junio del 2020 dijo que la facturación de la firma “creció un 900 por ciento”, y recuperó el crédito. Pero para los trabajadores, ese supuesto crecimiento no trajo mejoras a su situación.
“Somos más de 4 mil trabajadores que estamos en vilo, no sabemos qué será de nosotros, porque no tenemos ningún tipo de diálogo con las autoridades de la empresa”, dijo Salazar. En estos meses, hubo varias audiencias en el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires para intentar destrabar la situación, pero sin ninguna respuesta concreta. “Es indignante, ellos se presentan con mucho destrato, sin ninguna explicación, nos encontramos con una pared cuando preguntamos cuál es el futuro de la empresa”, agregó la delegada.
Incumplimientos que se extienden en el tiempo
En los últimos meses, pese a las promesas de los nuevos dueños, hubo varios conflictos en distintos puntos del país respecto de las condiciones laborales en Garbarino. A los retrasos salariales y la incertidumbre laboral, se sumaron suspensiones y despidos, como ocurrió en grandes ciudades como Mar del Plata. Además, en la zona oeste en febrero del 2021 el SEOCA denunció al menos 23 despidos de empleados que participaron de distintas protestas, que luego de la mediación de la cartera laboral se logró revertir la decisión. Además, hace unos días hubo protestas en locales de Neuquén, donde la realidad es similar a la que se vive en todo el país.
“El año pasado la empresa recibió ayuda del Estado, a través del ATP para el pago de salarios y los Repro, hasta octubre del año pasado. Nuestra sospecha es que no pueden justificar esa ayuda”, sostuvo Salazar. En este sentido, por varios meses Garbarino pagó apenas el 25 por ciento de los salarios, ya que un 50 por ciento se pagó a través de los planes de ayuda, y un 25 por ciento se dejó de abonar por el acuerdo avalado por la CGT.
En este tiempo, las presentaciones de los trabajadores contaron con el apoyo del SECLA, y apuntan por un lado a que se cumplan con los salarios caídos y se mejoren las condiciones laborales, y por otra parte se logre dar certidumbre respecto del futuro.
“Ellos compraron la empresa con la promesa de que la situación iba a mejorar, pero no es así”, remarcó Salazar. En este sentido, en una de las audiencias la abogada de la firma habló de “giro comercial”, y encendió todas las alarmas de los trabajadores.
“El temor es que la empresa esté haciendo un cambio estructural importante, y que nos quiere dejar afuera. Las intenciones no son buenas, porque en el marco de estas irregularidades no dan ninguna respuesta a los reclamos, cuando dicen públicamente que la facturación aumentó y el negocio va bárbaro, no se entiende”, recalcó la delegada. Otra cuestión que preocupa es que el empresario rosales compró radio Continental, y se produjeron algunos despidos. “Hay un modus operandi, tratamos de sacar informaciones de donde podemos, porque son muchas familias las que dependen de estas fuentes de trabajo”, concluyó Salazar.
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