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Teletrabajo, la modalidad que irrumpió con fuerza en esta pandemia pero podría instalarse a futuro

01. 05. 2020

Por el aislamiento social, muchos empleados comenzaron a trabajar en sus casas, pero en condiciones disímiles. Se estima que en el país poco más de 3 millones de empleados están en condiciones de adoptar esta modalidad. Esta semana, los judiciales bonaerenses firmaron el primer acuerdo gremial que regula el teletrabajo. El Ministerio de Trabajo nacional adelantó que dará un marco legal para las actividades que quieran adoptar el mecanismo a futuro.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

Junto con la pandemia y el aislamiento social obligatorio, el coronavirus trajo a la Argentina el auge del teletrabajo. Las disposiciones oficiales para enfrentar la crisis incluyen que los empleados que puedan realizar desde sus casas sus tareas lo hagan, y así evitar exponerse a contagio o a diseminar el virus. La modalidad venía creciendo en los últimos años en el país, y si bien no estaba difundido como en otras partes del mundo, muchas empresas ya tenían implementadas medidas que facilitaran el “home office”, por lo menos algunos días al mes. Según los datos, en la actualidad hay 3 millones de argentinos en condiciones de realizar teletrabajo, y funciona más entre empleos calificados o profesionales. Más allá de la emergencia, los especialistas creen que esta forma de trabajo puede ayudar a descomprimir los grandes centros urbanos –y con ellos el transporte público –y mejorar la relación entre empleados y empleadores.

Pero la modalidad necesita límites, ya que según una encuesta reciente los trabajadores que están realizando tareas en su casa en esta pandemia consideran que hacen más cosas que en la oficina. Para los gremios, es un desafío “aggiornarse” a los nuevos tiempos. En este punto, se firmó esta semana el primer convenio de teletrabajo del país, entre los judiciales de la provincia de Buenos Aires y la Corte Suprema de Justicia bonaerense.

La cuarentena habilitó el teletrabajo masivo en el país, que venía creciendo de la mano de una nueva política empresarial. La idea de trabajar a distancia tiene un par de años en el país, de la mano de tendencias que se dan con mucha fuerza en varios países de Europa e incluso en Estado Unidos. En estos momentos, se estima que unos 3 millones de trabajadores argentinos están en condiciones de realizar teletrabajo.

Así lo determinó un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), que explicó que “las cifras se desprenden de la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) aseguran que de un total aproximado de 11,7 millones de trabajadores (aquellos cubiertos por la encuesta), entre 3,1 y 3,3 millones se dedican a actividades que podrían ser realizadas desde el hogar”.

El resto, entre 8,3 y 8,5 millones, no puede trasladar sus tareas diarias al mundo digital. “El porcentaje de trabajos que tienen el potencial para realizarse desde el hogar se encuentra entre un 27 y un 29 por ciento de los totales, aunque, si se considera la cantidad de hogares con uso efectivo de computadoras, la cifra se reduce a 18 por ciento”, explicó el trabajo, al que tuvo acceso Gestión Sindical.

Hasta la pandemia, se venía implementando en algunas áreas esta modalidad, y el aislamiento potenció. Pero en este camino, muchas actividades se encontraron con obstáculos materiales y la falta de un marco regulatorio que permita una reglamentación correcta. Para salvar esto, esta semana se presentó el primer acuerdo de teletrabajo de la pandemia. Se trata del acuerdo que lograron los empleados judiciales de la provincia de Buenos Aires y la Corte Suprema bonaerense, para que los trabajadores de la justicia realicen tareas desde su hogar.

El dato significativo, contó el dirigente de la Asociación Judicial Bonaerense (AJB) Roberto Cristófano, es que lograron que el acuerdo sea “voluntario”. “Uno de los principales logros de este convenio es que es voluntario y revocable, es decir, un empleado tiene posibilidades de expresarle al juez que no tiene las condiciones para hacer teletrabajo”, le explicó el dirigente a Gestión Sindical.

En el acuerdo, estas condiciones van desde el cuidado de chicos hasta el lugar para realizar la tarea y la tecnología. “En ese caso no lo pueden obligar a realizar tareas, lo mismo que un judicial que comenzó a hacer sus tareas y luego no logra las condiciones de trabajo, se debe revocar el teletrabajo”, agregó Cristófano.

Otro aspecto que resalta el acuerdo firmado por la AJB es que “se establece taxativamente que la jornada del teletrabajo debe corresponderse con la jornada laboral habitual de los y las empleados y funcionarios judiciales, de lunes a viernes entre las 8 y 14 horas”. Esto tiene una importancia trascendental, destacaron desde el gremio, ya que una de las críticas más frecuentes al teletrabajo es que “diluye los límites entre la jornada laboral y la vida social y familiar e implica, en la mayoría de los casos, más horas a disposición a partir de los requerimientos laborales que se multiplican en cualquier día y horario”.

Cristófano aclaró que el convenio “tendrá vigencia mientras que dure la emergencia”, pero que hay posibilidad que se pueda rediscutir más adelante mantener algunas de las formas para el futuro.

En este sentido, una reciente encuesta de la consultora Adecco reveló que el 42 por ciento de los argentinos que hace teletrabajo “afirma dedicarle más horas al trabajo de lo que lo hacía en la oficina”.

Ante este boom de teletrabajo, en el Ministerio de Trabajo confirmó que acelera la definición de una regulación que “proteja los derechos laborales y que ya tiene un primer paso en un proyecto de resolución”. Según las versiones periodísticas, esta regulación espera la firma del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, que juntó a su equipo trabajo para la definición de una resolución sobre teletrabajo y trabajo remoto. Los especialistas aclaran que estas dos categorías de este universo no son lo mismo.

La doctora en Derecho del Trabajo y Directora Académica, de la Consultora GNT Mentoría Neurodigital, Viviana Diaz, diferenció entre trabajo remoto y teletrabajo, al indicar que el remoto significa “realizar actividades a distancia,” mientras que el teletrabajo está “circunscripto al trabajo remoto que se realiza desde la casa”. El primero “se considera ya instalado en el país e incluye actividades tales como los lectores de consumo de servicios o los distribuidores de bebidas”; mientras que el teletrabajo “responde más a la situación actual porque genera un cambio del espacio físico desde donde el trabajador realiza su tarea”.

Uno de los obstáculos del teletrabajo está en las empresas, que no suelen tener una mirada en el país a favor de esta modalidad. El trabajo de CIPPEC explica que del lado de las empresas, “la evidencia disponible apunta a que son muy pocas las que implementan prácticas asociadas al teletrabajo. De acuerdo a los datos del módulo teletrabajo de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de 2017, de un total de 3.432.791 trabajadores relevados en 12 aglomerados urbanos, apenas 267.826 realizan tareas asociadas al teletrabajo, resultando en un 7,8 por ciento del total”. Si miramos por cantidad de empresas, agrega el informe, “el resultado es incluso más alarmante: de las 64.695 empresas relevadas en la EIL de 2017, apenas 946 -esto es un 3 por ciento- implementan teletrabajo”.

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