Se posterga hasta el año que viene la elección en la CGT: el difícil camino hacia la unidad
Con la pandemia se extendieron los mandatos sindicales hasta septiembre de este año, pero la conducción cegetista decidió que la renovación de autoridades recién se dará a partir de febrero del 2021. La actual conducción consolida su liderazgo, y buscará mantener el poder. El Frente Sindical pierde adhesiones, pero no descarta competir en el futuro congresal. La unidad con la CTA de los trabajadores, congelada.
Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical
Al inicio del aislamiento social obligatorio, el Ministerio de Trabajo nacional emitió una disposición donde extendía los mandatos sindicales, ante la imposibilidad de realizar las elecciones, por las restricciones sanitarias. La medida fue por 60 días, y una vez vencida se extendió hasta septiembre de este año. Con esa medida, quedó confirmado que en agosto la CGT no renovará sus autoridades, que deben convocar a un confederal para renovar el Consejo Directivo. Esta semana, la conducción de la central obrera informó algunos dirigentes que este año no se realizarán los comicios, y que recién en febrero del 2021 se decidirá la fecha del congreso.
La decisión tomó por sorpresa a la dirigencia que, si bien no fue informada formalmente, ya tienen la confirmación de la “mesa chica” cegetista que la renovación de autoridades “se patea” hasta que vuelva “cierta normalidad”. En la interna, hay dos grandes grupos, que se cree competirán por la conducción, aunque la mayoría ahora habla de “buscar la unidad”. El moyanismo, hasta hace poco el gran rival del oficialismo, perdió apoyos en los últimos meses, y tampoco puede lograr que avance la unidad con la CTA de los Trabajadores.
Sin mayor difusión, las elecciones en la CGT se postergaron para el próximo año, dejando a Héctor Daer y Carlos Acuña al mando de la central hasta ese momento. En agosto se debería realizar el confederal, pero la pandemia hizo que Claudio Moroni extendiera los mandatos en todos los gremios. La medida incluye secretarios generales, delegados e integrantes de juntas internas. También a directivos de confederaciones y centrales obreras. La actual disposición establece que los mandatos se prorrogarán hasta septiembre, donde se evaluará la situación sanitaria –si es necesario mantener el aislamiento social como hasta ahora –para definir si se autorizan las elecciones en los sindicatos.
Pero la conducción cegetista decidió no esperar hasta ese momento, y anunció a dirigentes cercanos a la “mesa chica” que la renovación de autoridades será recién en 2021. “Si bien no se comunicó formalmente la fecha, ya sabemos que recién en febrero se hablará de las elecciones, por si en septiembre se decide estirar los mandatos nuevamente”, le dijo a Gestión Sindical un dirigente de la central obrera, confirmando la prórroga. Ese mes “se verá la forma de elegir las nuevas autoridades, el estatuto marca un confederal, pero no está definido”. Este mismo dirigente dijo que “la decidió la tomaron entre pocos gremios, aprovechando que no hay reuniones por la pandemia”.
En el mapa interno de la CGT, existen varios grupos que se agrupan en dos grandes bloques. Por un lado, está el llamado oficialismo, la conducción que encabezan Daer y Acuña, y que es sostenido por dos grupos: los “gordos” (grandes gremios de servicios) y los “independientes” (dirigentes que no provienen del peronismo). Además, cuenta con el aval de un grupo de sindicatos del transporte, representados por Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (choferes de colectivos). El otro gran polo es el que forman el moyanismo y la Corriente Federal, que están agrupados en el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FRESIMONA). Allí, las cabezas son Hugo Moyano (camioneros) y Sergio Palazzo (bancarios), y cuentan con el respaldo de una fracción de las 62 Organizaciones Peronistas, gremios industriales como el SMATA de Ricardo Pignanelli y otras organizaciones.
Además, el MASA (Movimiento de Acción Sindical Argentino) se fracturó hace un tiempo, y uno de sus líderes, el ferroviario Sergio Sasia, suele mostrarse con la conducción actual. También está huérfana de liderazgos las 62 Organizaciones Peronistas “amarillas”, que eran el armado sindical del macrismo, y que ahora están en franca diáspora luego que su líder, Ramón Ayala (peones rurales, heredero de Gerónimo “Momo” Venegas) volvió a la CGT, y expresó apoyos al gobierno nacional.
Una gran ventaja que muestra el oficialismo de la CGT es la estrecha relación de Daer con el presidente de la nación Alberto Fernández. En octubre del año pasado, incluso antes de las elecciones presidenciales, hubo un acuerdo para que el dirigente continúe como conductos de la central obrera en la gestión de Fernández, en una conducción personal. Esto hizo que se fortaleciera el respaldo a Daer, que se manejó en los últimos meses como el hombre fuerte de la central, junto a dos dirigentes que ganan terreno: Andrés Rodríguez (UPCN) y Juan Carlos Lingeri (obras sanitarias). el segundo es el encargado de discutir con Ginés González García directamente por los fondos de las obras sociales sindicales, tan necesarios en esta crisis sanitaria.
Para enfrentar a este espacio, el Frente Sindical postuló a Pablo Moyano, pero hoy esa idea perdió fuerza. “Hay muchos dirigentes que antes estaban en el frente que ahora están con Daer, muchos gremios que no participaban están buscando su lugar. Lo de Pablo quedó más como una expresión de deseo, de una central combativa como él”, le confió a Gestión Sindical un integrante de ese espacio. En el Frente Sindical hay bronca porque muchos dirigentes que “se hicieron los distraídos” o directamente apoyaron al gobierno de Mauricio Macri, ahora vuelven a la CGT y son recibidos “como si nada”. “Hay una repatriación de traidores”, sintetizó el dirigente consultado.
También el año pasado, para reforzar su posición, el moyanismo avaló la vuelta de la CTA de los Trabajadores a la CGT, una propuesta que fue aprobada por un plenario nacional de la central obrera que lidera Hugo Yasky. Allí, la presencia de la plana mayor del Frente Sindical mostró que el sector buscaba fortalecer no sólo su posición interna, sino darle al gobierno que iba a asumir un espacio “combativo” para apoyarse.
Pero la dirigencia cegetista blindó cualquier posibilidad de dar este paso, en parte por resquemores pasados, en parte porque saben que eso sería fortalecer las posturas que buscan una renovación en la conducción de Azopardo. “Hasta ahora no hubo ningún avance, ni siquiera hubo un llamado a discutirlo. Se habla de unidad, pero ni siquiera habilitaron la discusión”, le confirmó a Gestión Sindical un integrante de esa CTA, que recordó que muchos integrantes de la CGT se opusieron desde un primer momentos. “Dijeron que nosotros los acusamos de ‘burócratas’, y cosas así, pero en realidad no quieren perder ni un poco de su poder”, afirmó.
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