El gobernador bonaerense y el dirigente camionero mantienen varios contactos semanales. Desde la CGT oficialista lo minimizan: «Daniel habla con todos».
“Siempre lo digo. Creo que las dos grandes equivocaciones de Cristina fueron el conflicto interminable con el campo por el tema de las retenciones, y la otra, haberse peleado con vos». Voceros sindicales aseguran que eso dijo en estos días Daniel Scioli a Hugo Moyano, con quien hablaría por teléfono «día por medio».
Es improbable, por no decir imposible, que el gobernador bonaerense y el dirigente camionero vayan a confirmar que dialogan con regularidad. Pero hay elementos para pensar que esto es así: el candidato presidencial del peronismo transita una etapa crucial de su carrera política y quiere asegurarse de que no tendrá diferencias con el jefe del sindicalismo opositor.
Esto explicaría por qué Scioli no replica ninguna de las críticas que le formulan hombres de la central antikirchnerista cada vez que se lo presenta al ex motonauta como la continuidad del modelo instaurado por Néstor y Cristina Kirchner.
Moyano, en tanto, dicen sus laderos, interpreta con pragmatismo que las chances presidenciales del gobernador son reales y, en esa creencia, apunta a saber de primera mano cuál sería el recetario de Scioli para enfrentar la complicada trama socioeconómica que dejará la administración K. Lo mismo le pregunta a Mauricio Macri o a Sergio Massa, cada vez que cruzan palabra.
Esas charlas reservadas giran siempre sobre lo mismo: déficit fiscal récord ($ 107.135,8 millones en el primer semestre de este año), inflación (es imparable la emisión de billetes de $ 100), obras sociales con problemas financieros, jubilaciones menores al salario mínimo. Tal vez producto de esas conversaciones tan crudas con los candidatos, Moyano haya admitido que «hay que sincerar la economía». ¿Habla de una devaluación al estilo chino o de un ajuste a la brasileña?
En realidad nunca fueron malas las relaciones entre Scioli y Moyano. Apenas si hubo algún chisporroteo el año pasado, cuando el gobernador respaldó la decisión del intendente de Quilmes,Francisco «Barba» Gutiérrez, de municipalizar el servicio de recolección de residuos. No es un secreto para nadie que el sindicalista tendría lazos comerciales con Covelia, empresa recicladora de residuos de distintos municipios bonaerenses. Sus trabajadores, además, son afiliados al gremio camionero.
«Daniel habla con todos…», minimizan en la CGT oficialista los contactos entre Scioli y Moyano. Hoy por hoy, los kirchneristas ahora sciolistas parecen más preocupados en la propia interna, la de la Mesa Scioli Presidente. La presión de algunos grupos sobre el gobernador es casi asfixiante, confiaron a Infobae portavoces de esa central.
Quinto candidato a diputado nacional en Capital, el taxista Omar Viviani pidió al candidato del FpVmás participación en la campaña. El metalúrgico Antonio Caló no se andaría con chiquitas y habría reclamado, directamente, como si Scioli ya hubiera ganado, el ministerio de Trabajo para «un hombre de la UOM». Ante estas peticiones, Scioli responde con su mejor cara de póquer, una de sus mayores especialidades.
Desplazado el tema gremial por las elecciones de octubre, el único que sigue alzando la voz por viejos reclamos pendientes es el jefe de la CTA combativa, Pablo Micheli, que reconoció su voluntad de llevar adelante una medida de fuerza contra el Gobierno en la primera semana de septiembre. Señaló incluso que ya había iniciado conversaciones con Moyano para asociarse nuevamente en una huelga.
Pero el camionero le cortó las alas a ese sueño. Le dijo, palabras más o menos, que en el actual marco electoral, lanzar un paro general daría motivos al oficialismo «para que te acusen de cualquier cosa», según confió a este medio un dirigente del sindicalismo alternativo.
Así, Micheli probablemente anuncie en breve alguna expresión de repudio contra el Gobierno, pero por cuenta y riesgo de la CTA díscola. Podría ser un paro de los gremios que adhieren a esa central o, en su defecto, alguna movilización. Describen como una mentira de campaña que el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, dijera que el desempleo sigue en retroceso. «Hay despidos y suspensiones por todas partes», desafía Micheli desde su página web .
También hay reproches contra Tomada desde la CGT de Moyano, por la «desmedida» cantidad de inscripciones que Trabajo está dando a organizaciones sindicales alternativas a los gremios que tienen su correspondiente personería gremial, especialmente aquellos de tinte opositor. Lo ven como una actitud puramente vengativa del ministro.
Otros que siguen dándole vueltas a la posibilidad de una protesta son los gremios del transporte, que ayer volvieron a reunirse para planificar cómo seguir. Uno de los referentes del sector, el maquinista Omar Maturano, esta semana quedó justamente en off side por haber convocado a una huelga que finalmente levantó. La Fraternidad es el único de los gremios ferroviarios que aún no cerró paritarias.
Uno de los pocos gremios transportistas que no integra aquel bloque es el Sindicato Obrero Marítimo Unido (SOMU), de Omar «el Caballo» Suárez. Un grupo de dirigentes que fueron echados del gremio hicieron una presentación ante la Justicia para que aparten a Suárez de la conducción e intervenga la organización. El «Caballo», además, está a la espera de un juicio por «extorsión y bloqueo marítimo». En ese proceso, deberá decir algo más sustancioso que jactarse de su amistad con el papa Francisco.
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