Ribeiro le sigue pagando a sus 1.200 trabajadores en “minicuotas” y no les hace los aportes patronales desde mediados de 2019
El conflicto por los atrasos salariales viene desde fines de 2018. Hay empleados endeudados porque tuvieron que sacar préstamos para poder seguir pagando sus obras sociales. La cadena tiene 70 sucursales en distintos puntos del país y entró en proceso preventivo de crisis en junio del año pasado.
Ribeiro, la empresa de ventas de artículos del hogar y electrodomésticos, no sólo comercializa sus productos en “minicuotas” -tal cual su slogan-, sino que también les paga de esa manera a sus empleados. Y esta mala práctica ya se volvió habitual, porque no es sólo algo de estos días. “Esto viene pasando desde fines del 2018. Es decir, hace un año y medio que empezaron a pagarnos en dos cuotas (y a veces en tres), del 1 al 15 de cada mes. Después, en junio del año pasado Ribeiro entró en un Proceso Preventivo de Crisis (PPC) y, desde ahí, dejaron de hacer los aportes y contribuciones. Y el aguinaldo de mitad de año del 2019 lo pagaron en tres partes”, le contó unos de los empleados afectados a Gestión Sindical.
El denunciante también detalló cómo todo se fue agravando cada vez más: “Los dos últimos meses del año pasado fueron más complicados todavía, ya que nos pagaron hasta en cuatro cuotas. Y el último aguinaldo tuvimos que pelearlo bastante, y finalmente lo cobramos pero una mitad en diciembre y la otra mitad en enero”.
Por supuesto que el año 2020 empezó igual de complicado. O peor. “Para cobrar el mes pasado (es decir, el sueldo de febrero) nosotros hicimos un plan de pagos de cuatro cuotas. Pero cobramos dos, y la tercera recién la abonaron el 2 de este mes”, detalla. Y agrega: “Por estos atrasos obviamente que había mucha incertidumbre con lo que iba a pasar con los pagos de abril. Y de hecho este miércoles, que ya es el último del mes, sólo nos pagaron -y en tres cuotas- 18.000 pesos, que es menos de la mitad de nuestro sueldo, que ronda los 40.000 pesos”.
Pero estas no son las únicas irregularidades de la empresa: “Hace más de seis meses que no tenemos aportes. En la página de ANSES figura que en julio del 2019 se hicieron los últimos. Y por eso hubo compañeros que tuvieron que sacar préstamos para pagar la deuda con la obra social. Y muchos la dieron de baja directamente, porque no la podían sostener”. Este trabajador de la sucursal de Caballito también cuenta que “nos deben actualizaciones de básicos.
Por otra parte, el decreto que firmó (el ex Presidente) Macri, de las cinco cuotas de 1.000 pesos, todavía no lo terminamos de cobrar. Y el aumento de 4.000 pesos que dio también por decreto Alberto Fernández recién el mes pasado lo pusieron en el recibo, así que también tenemos un retroactivo que deberíamos cobrar de eso”.
Por otra parte, el incumplimiento de la empresa de Manuel Ribeiro (foto) con la situación de los empleados que están fuera de convenio es todavía mayor. “Esas personas tienen deudas desde enero. Y los trabajadores de las sedes del interior del país recién están empezando a cobrar febrero”, advierte. Y dice que lo que más duele es que la empresa ni siquiera se preocupe en contener a su personal: “Es imposible tener una respuesta de parte de ellos. Y eso molesta mucho porque genera más incertidumbre, especialmente por cómo está la situación en el país. El jefe de Recursos Humanos no atiende los llamados, y los mensajes que le enviamos tampoco los responde”.
Ribeiro tiene más de 70 sucursales y alrededor de 1200 empleados, de los cuales cerca de 850 están dentro del convenio. En este momento, por la pandemia del coronavirus, sólo está trabajando lo que es venta online. Y, aunque por ahora no se habló de suspensiones ni de rebajas de sueldo, “también está la incertidumbre de qué va a pasar con eso. Aunque realmente creo que nosotros no tendríamos que ser el eslabón más débil de la empresa, porque además en los buenos momentos no tuvimos mejora salarial, ni premios, ni nada”.
¿Cómo seguirá el tema? Por el momento, y ya cansados de la situación, los trabajadores realizaron esta semana una intimación por falta de pago por medio del Ministerio de Trabajo. Y se espera la respuesta de Ribeiro para que luego se ponga una fecha para una conciliación. Pero mientras tanto el tiempo pasa, la angustia crece, y la empresa calla.
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