La «reforma laboral en serio» de Milei para 2025: qué puede pasar con los salarios
Mediante la reforma laboral, Milei apuesta a que crezca la demanda de personal. ¿Por qué podría funcionar esta vez lo que fracasó en todos los intentos anteriores?
Javier Milei tiene una sola idea en relación a la generación de empleo: que gracias a la reforma laboral que pudo sancionar este año, plasmada en la Ley Bases, y a una flexibilización aun mayor en 2025 -una «reforma laboral en serio» anunció en los primeros días de diciembre- los empresarios dupliquen sus inversiones y contraten más trabajadores.
Es la única meta posible para el presidente: que lo que otras veces no ocurrió (que la reducción de derechos laborales haga que las empresas contraten más gente) esta vez sí funcione. Pero hay un lado B.
Como dicen especialistas en materia laboral, lo que se está generando debido a las modificaciones de plano que se introdujeron es una profundización de la precarización laboral que difícilmente haga que el salario crezca en materia de poder adquisitivo. Más aun teniendo en cuenta que el plan del Ministerio de Economía para bajar la inflación está centrado, precisamente, en que el salario no crezca en absoluto.
Una reforma laboral que genera dudas
Medidas como la extensión del período de prueba, la eliminación de multas por trabajo no registrado y el intento de debilitar la sindicalización, no garantizan una economía ágil y dinámica. El panorama se parece mucho al de la década del noventa en el que el desempleo afectó a más de 20 millones de personas.
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Si se habla de costos y oportunidades, un documento elaborado por economistas y sociólogos, da cuenta que el futuro del mercado laboral de la Argentina puede estar marcado por la reducción de los puestos de calificación media, crecimiento de los de alta calificación (programadores) y los de muy baja calificación y precarización (repartidores). Si se sigue el camino del Gobierno, prevén, precariedad va a ser la regla.
El informe titulado «Un futuro mejor para el empleo en la Argentina» y firmado por las economistas Violeta Guitart y Lucía Cirmi, el abogado laboralista Juan Manuel Ottaviano y la socióloga Iara Carbotti, refleja que el empleo asalariado no registrado -en negro- no baja de los 30 puntos desde 1988 y durante los últimos doce años, el número de trabajadores monotributistas creció 61%, mientras que la cantidad de trabajadores con empleo asalariado registrado solo se expandió 3%.
Las cifras de Milei
La era libertaria dejó en su primer año al frente de la Casa Rosada al empleo formal asalariado privado en una baja del 0,1% en el tercer trimestre y 2,7% en la medición interanual. Entre el segundo y el tercer trimestre se destruyeron 8.233 puestos de trabajo en relación de dependencia.
A la vez, la ocupación demandante (es decir, las personas que tienen trabajo pero buscan más) crece a ritmo sostenido. Solo en el tercer trimestre, trepó desde 16 a 17,6%. Los subocupados demandantes de empleo aumentaron en un año desde el 6,8% hasta el 8,1% actual.
¿Y la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial tendrá un fuerte impacto en toda la región: tal como explica el trabajo denominado «La IA generativa y los empleos en América Latina y el Caribe: ¿La brecha digital es un amortiguador o un cuello de botella?», realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Mundial (2024), entre el 26% y 38% de los empleos en la región podrían verse afectados por la inteligencia artificial generativa.
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“Si no se adoptan medidas para administrar la transición digital con metas distributivas, podría provocar un efecto doble o triple: una explosión de productividad a la vez que una transformación de las calificaciones y la sustitución neta de empleo», comentaron desde las organizaciones implicadas en la elaboración.
El panorama de 2024
Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, especializado en materia laboral, remarca que no hay manera de discutir que el que se está yendo es un año muy malo para los trabajadores, tanto a nivel de empleo como de ingresos.
Destaca que «entre noviembre y agosto (último dato del que dispone el Observatorio) se habían perdido casi 200.000 puestos de trabajo registrados, la mayor parte de ellos en el sector privado, luego en el sector público, y una parte no menor en el caso de las trabajadoras de casas particulares”.
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