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de 2024
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Para evitar quedar preso de la interna de la CGT, Alberto Fernández teje alianzas con otros sectores gremiales

24. 11. 2019

El presidente electo busca consensos para sus primeros meses de gestión, más allá de los que llegan de Azopardo. Envió a Daniel Arroyo a sumar respaldo a su plan contra el hambre de la CTA Autónoma, con quien analizaron políticas para el sector. Además, quiere genera un canal de diálogo con tres interlocutores: CGT y las dos CTA. La pelea cegestista se intensifica por la intención de poner funcionarios en puestos de interés.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

Esta semana, en la danza de nombres para el futuro gobierno nacional, algunos se volvieron de mucho interés para los gremios, en especial la CGT, que quiere de alguna manera ver reflejado su apoyo a Alberto Fernández con funcionarios cercanos a sus intereses. En la previa a la visita que hizo el presidente electo a la sede de Azopardo, hubo algunas tensiones que marcaron que la interna entre dialoguistas y combativos, que se forjó durante el gobierno de Mauricio Macri, sigue vigente. En este caso, la disputa está dada en la cercanía al nuevo oficialismo, y la posibilidad de influir en sus decisiones. Para evitar quedar preso de esta pelea, Fernández busca dialogar con otros sectores sindicales, que les garanticen robustez a sus medidas vinculadas con el trabajo y los salarios.

Se sabe que la CTA de los Trabajadores está alineada a esta idea, y busca incluso sumarse a la CGT para potenciar la postura del moyanismo y sus aliados. La visita de Daniel Arroyo a la CTA Autónoma puede leerse en este sentido, ya que hasta el momento los contactos con ese espacio habían sido limitados. Salir de la interna cegetista le permitirá además evitar enojos por los cargos que no se logren, como sucede en transporte y la oficina que maneja los millonarios fondos de las obras sociales.

La disputa en la CGT no sólo está pensada a futuro, cuando el año que viene renueven las autoridades de la conducción, sino que tiene metas muy cortas: antes del 10 de diciembre. Es que la llegada de funcionarios con afinidad con los gremios es un objetivo para la dirigencia, que esta semana trabajó para posicionar a algunos nombres.

Con Claudio Moroni como confirmado ministro de trabajo, la atención se centró en dos cargos: el ministerio de Transporte y la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS). En el primero de los casos, la postulación de Guillermo López de Punta parecía una fija, sobre todo cuando logró el aval de los popes de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). La postura de Juan Carlos Schmid y Omar Maturano de promocionar la llegada a la cartera contó con respaldo de varios dirigentes, incluyendo Hugo Moyano. Pero a último momento ganó terreno la llegada de Raúl Pérez, hombre cercano a Sergio Massa, lo que generó desazón entre la dirigencia.

En la Superintendencia, que maneja los fondos para las obras sociales, los “gordos” posicionan a José Bustos, que estuvo en el organismo cuando el albertista Héctor Capaccioli era su titular. En ambos casos la cercanía de Alberto Fernández con la actual conducción marcó que la unidad que se mostró hace unos días no es tal, por lo menos en la práctica.

“Héctor Daer es el hombre de Alberto en la CGT, lo quiere de conductor, y lo consulta permanentemente”, admitieron en Azopardo, ante la consulta de Gestión Sindical.

La idea de fortalecer a los grandes gremios de servicios y los sectores tradicionales parece no es nueva, y apunta a darle fortaleza al propio presidente ante las pujas internas que puedan surgir en el Frente de Todos. Daer, junto con el gobernador tucumano Juan Manzur se volvieron parte indispensable del armado del posible albertismo, y eso se puede ver en los rumores de gente del gabinete. “Los gremios miran al ministerio de Salud como otro posible lugar de interés, y ahí Manzur tendrá prioridad, sobre todo si Ginés (González García) no acepta el cargo, como pasa hasta ahora”, agregaron las fuentes consultadas.

Para intentar salir de la interna, el presidente electo primer buscó acercarse a la CTA de los Trabajadores, proponiendo la unidad con la CGT. El cierre del plenario que decidió este paso por parte de Fernández fue un fuerte respaldo a esta postura, aunque en este tiempo ni esa presencia pudo hacer avanzar el tema.

En Azopardo siguen reticentes a la decisión, y esta semana Hugo Yasky salió a calentar el ambiente, criticando a la “dirigencia tradicional”, es decir, a Daer y sus aliados. Se sabe que Yasky es parte del Frente Sindical para un Modelo Nacional, y comparte hoja de ruta con Moyano y la Corriente Federal, que aspiran a desplazar al titular de la Sanidad en agosto del año que viene.

Además, por primera vez Alberto Fernández tendió puentes con la CTA Autónoma, cuya conducción fue recientemente formalizada por el actual gobierno. El encargado de acercar posturas fue el futuro ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, quien expuso sobre la política que viene elaborando para el área, y en particular sobre la lucha contra el hambre.

Además, se llegó varias propuestas de los gremios de la central que conduce Ricardo Peidro, que en tiempos de macrismo fue muy crítica a sus políticas, pero se mantuvo independiente de las acciones que hicieron otros gremios. La idea de una tregua en los primeros días de gobierno se abordó durante la visita.

“Está claro que el gobierno que viene va a necesitar una especia de tregua, pero para eso hay que fijar postura respecto a las políticas que se van a fomentar, para eso sirvió la reunión”, le dijo a Gestión Sindical un dirigente que participó del cónclave. En este sentido, Arroyo dijo que el futuro presidente “quiere tener tres interlocutores en el gremialismo: la CGT, la CTA de Yasky y la nuestra”.

La reunión fue la primera aproximación formal del futuro gobierno con este sector, y que sea Arroyo el interlocutor no fue casual, ya que en su reunión de la semana pasada cuando se presentó el plan “Argentina contra el hambre” la CTA Autónoma no estuvo invitada. La sospecha es que “Yasky tuvo que ver con esa ausencia”, ya que sí estuvo pablo Micheli, ex conductor de la central, que rompió con el espacio e intentó quedarse con la representación, sin mayor éxito.

Para la CTA Autónoma, es clave la lucha contra el hambre, y propusieron varias medidas en este sentido. “Somos parte de la victoria sobre el neoliberalismo y queremos ser parte de la reconstrucción de nuestra Patria”, dijo Peidro, que tendió puentes con el futuro gobierno. Por su parte, Hugo “cachorro” Godoy, secretario Adjunto de la central y titular de ATE, invitó a Alberto Fernández al congreso nacional extraordinario de la CTA, que será el próximo 2 de diciembre. Si su visita se hace efectiva, se profundizará esta idea de un diálogo de tres canales, que ayudará al consenso.

Desde ATE ya viene adelantando que tienen un pedido concreto a las autoridades nacionales apenas asuman: la reincorporación de los 35 mil despedidos de la administración pública en la era Macri. Un punto clave para saber cómo se dará la relación con el futuro gobierno del gremio estatal.

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