Injerencia extranjera: el Rey Felipe y empresarios españoles presionaron a Macri por la reforma laboral

Por su parte, el Presidente respondió con elogios al camino que emprendió España hace algunos años, donde se realizó una brutal reforma laboral.

Detrás lo pintoresco y surrealista que pueda parecer una gala con protocolo monárquico en pleno año 2019 y más allá de algún “blooper” discursivo (como rebautizar al escritor Jorge Luis Borges como “José Luis Borges”), la visita del Rey Felipe VI de España deja un pedido específico al gobierno argentino: avanzar sobre lo que ellos consideran (el monarca borbón y las empresas monopólicas españolas) “el demorado” capítulo de la reforma laboral.

Lo transmitió en forma velada, en sus diferentes alocuciones, y de manera mucho más clara a través de las dos espadas económicas que lo acompañan, José Luis Bonet, de la Cámara de Comercio de España (CCE), y Antonio Garamendi Lecanda, titular de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), en los múltiples foros y reuniones de los que participaron.

Si su primera jornada en la Ciudad de Buenos Aires se reservó a cumplir el rito protocolar de las visitas de Estado, ayer la agenda del monarca borbón se concentró en los negocios. Desde muy temprano, inició con un desayuno en el Palacio San Martín del cual formaron parte empresarios de algunas de las firmas más grandes de ambas orillas, el canciller Jorge Faurie y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.

Eufemismos

Poco después, participó de un evento organizado por Telefónica, el principal inversor español en el país, para tomar contacto con start ups y emprendedores. Tanto Felipe VI como el presidente Mauricio Macri aludieron a la reforma laboral en forma velada frente a los micrófonos, a sabiendas del peso político que conlleva el juego de palabras en un ambiente social caldeado y de lo mucho que le cuesta al Gobierno dar esa batalla.

Así, a las muestras de apoyo al esfuerzo argentino y a los “programas de reforma” por parte del rey, el mandatario argentino le correspondió con elogios al camino que emprendió España hace algunos años a través de “las mismas transformaciones que hicieron en su país, hace muchos años y los resultados están a la vista”.

Fuerte presión de empresas monopólicas

Lo que el rey no se atrevió a decir, lo hizo sin rodeos Garamendi, de la poderosa CEOE en una entrevista al diario Clarín. “No venimos a decir esto está bien o mal. Lo que sí pensamos es que es fundamental que la economía trabaje en libertad, y para trabajar en libertad necesita reformar. Pensamos sí que se han hecho reformas y que otras se tendrán que seguir haciendo”, sostuvo el empresario.

“Nosotros pensamos en la reforma laboral. En España fue importante. Lo que quiero decir es que el gobierno de Macri generó expectativa porque está en la línea de ortodoxia económica y a nosotros nos parece la línea adecuada”, concluyó. Un mensaje que se replicó en otras voces anónimas durante el convite de hoy.

Contratos de baja duración y alta precarización

En 2012, el gobierno de Mariano Rajoy implementó por decreto una profunda reforma laboral cuya aplicación fue resistida por los sindicatos. Entre otras cuestiones, modificó el régimen de pasantías —“contratos de formación y aprendizaje”— ampliando tanto su duración —de seis meses a tres años— como la edad límite para acceder a este tipo de contratación —de 21 a 25 años—, además de eliminar el límite de puestos laborales que una empresa podía reservar a esta modalidad.

Cuantitativamente, la reforma logró el objetivo de bajar la tasa general de un 25 a 14 puntos actuales, a costa de convertir a España en el país europeo con el mayor número de contratos de baja duración y no resolver el problema de la precarización, acorde a la Organización Internacional del Trabajo. De acuerdo a los registros de la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional de la Argentina, España es el segundo inversor extranjero en el país con unos 5600 millones de dólares. De ellos, 4300 millones se concentran en apenas dos sectores, telecomunicaciones (Telefónica) y finanzas (Santander). Ahí radica el peso de sus palabras.