Dividida, la CGT marchó a Plaza de Mayo y anunció el inicio de “un plan de lucha” para el próximo mes
El acto de protesta contra el modelo económico mostró las grietas dentro del movimiento sindical. Sin los “gordos”, el moyanismo se adueñó de la jornada, y anticipó un posible paro. Algunos incidentes aislados adelantaron el cierre del acto, a cargo de Juan Carlos Schmid, que despegó la movida de cualquier intencionalidad política: “No venimos a levantar la bandera de ninguna candidatura”.
Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical
Desde temprano, los alrededores del palco central montado por la CGT en Plaza de Mayo estuvo rodeado de verde. El temor a nuevos incidentes como los sucedidos en marzo hizo que la central obrera reforzara la seguridad, en torno al escenario. Para eso, los camioneros de Hugo Moyano –ausente en la jornada –se dispusieron casi como un cordón de protección, y salvo cuando se produjeron algunos incidentes, no se movieron del lugar. “Hay que defender el atril”, bromearon algunos integrantes de la custodia moyanista, que al ritmo de los bombos se fueron ubicando en el centro de la plaza. Más allá de las risas, la seguridad fue uno de los temas centrales de la jornada de protesta de este martes, al punto que ante los primeros indicios de tensión, se decidió adelantar el discurso de Juan Carlos Schmid, para evitar cualquier inconveniente… Sin los “gordos”, el acto mostró la fractura interna de la conducción cegetista, que tuvo a dos de sus tres integrantes del triunvirato en el lugar. Con críticas al gobierno, el discurso central adelantó un nuevo confederal para el 25 de septiembre, y la promesa de ese día lanzar un plan de lucha. Más allá de esto, la actividad fue mesurada, con buena presencia de trabajadores pero con un tono medido. “No venimos a levantar la bandera de ninguna candidatura”, advirtió Schmid, como si le hablara al kirchnerismo, visiblemente el espacio político más presente en la histórica plaza.
La marcha de este martes no tuvo la potencia de la realizada en marzo, y mostró la fractura que existe en la dirigencia. Mientras que moyanistas, la CATT y gremios cercanos a Luis Barrionuevo se movilizaron, los sindicatos de servicios, bajo el comando de “los gordos” decidieron tener un perfil bajo, y su presencia fue mínima. Incluso Héctor Daer, vocero del espacio y miembros del triunvirato, no subió al palco. Si lo hizo Andrés Rodríguez, de UPCN, que junto a los “independientes” primero amagaron con no movilizar, pero terminaron siendo protagonistas de la jornada. Además, volvieron a mostrarse juntos Hugo Yasky y Pablo Micheli, de las dos CTA, que marcharon bajo una misma bandera, anticipando el intento den 2018 de lograr la unidad. El “triunvirato social” estuvo en las calles y el palco, representados por Daniel Menéndez (Barrios de Pie) y Juan Carlos Alderete (Corriente Clasista y Combativa).
Con las inmediaciones de la Plaza de Mayo colmadas, y la tensión instalada luego de algunos incidentes la organización decidió adelantar el acto final, que tuvo a Schimd como principal orador. “No venimos a levantar la bandera de ninguna candidatura”, sostuvo, apuntando a la presencia de dirigentes de Unidad Ciudadana, que generó algunas críticas dentro de la propia CGT. “Quiero agradecer esta manifestación masiva de todos los que se han dado cita en este lugar histórico. Quiero expresar mi solidaridad con el pueblo catalán y condenar enérgicamente toda acción terrorista, venga de donde venga”, manifestó Schmid. Acto seguido, comenzó la crítica contra el escenario económico. “Nos acusan de que somos un freno parta las inversiones y representamos el atraso en el país, yo le quiero recordar que nosotros somos hijos de una época dorada en este país, somos hijos del peronismo”, completó.
“Nosotros nos movilizamos por nuestra agenda social. Vengo a repetir cuáles son esos puntos. Aumento de emergencia para nuestros jubilados, que se terminen las intervenciones en los sindicatos, rechazo a cualquier reforma que lesione nuestros derechos, plena vigencia de los convenios colectivos, control de precios sobre alimentos y medicamentos. Y emergencia social alimentaria para los sectores populares”, sostuvo el dirigente de Dragado y Balizamiento, que por 10 minutos fue la única voz en la Plaza de Mayo. El discurso fue menos confrontativo que el esperado, y fue respaldado por la multitud, que aplaudió el anuncio de un confederal para definir “un plan de lucha”. Si bien en la previa la dirigencia adelantó que no iba a salir una fecha de un paro nacional, Schmid adelantó que se analizará a fines de septiembre los pasos a seguir, y algunos de los presentes se animaron al ya clásico “paro nacional”.
Balance positivo
Al terminar el acto, y en plena desconcentración, la dirigencia comenzó a hacer su balance, esta vez muy custodiada para evitar sobresaltos. “Es un acto positivo, mostró el acompañamiento que tiene la dirigencia”, le dijo a Gestión Sindical un referente del sector moyanista, que prefirió hablar en off. Sobre las ausencias, las relativizó, y negó cualquier ruptura. “El triunvirato se mantiene, hay que buscar nuevos liderazgos, pero por ahora es el instrumento que tenemos para evitar la ruptura”, agregó. Sobre los incidentes, le pegó a una fracción de la UOCRA, el gremio de la construcción, históricamente enfrentado a los camioneros. “Fue una provocación sin importancia, incidentes menores que no pueden empañar la movilización de los trabajadores”, dijeron.
Además de Daer y los “gordo”, se notó la ausencia de algunos integrantes del consejo directivo, como Armando Cavalieri (Comercio) y Francisco Gutiérrez (UOM), pese a que este último como secretario del Interior de la CGT llamó a las regionales a marchar. Tampoco se sumaron formalmente los dirigentes del Movimiento de acción Sindical Argentino (MASA), que se habían acercado a la central obrera en los últimos días, pero siguen reclamando una agenda de trabajo para enfrentar el modelo económico del macrismo. La conducción nacional de ATE tampoco se mostró en la movilización, distanciada de la CTA de Micheli. La izquierda, que había protagonizado los incidentes finales de la marcha de marzo, no se mostró más allá de algunos gremios y dirigentes.
El nuevo escenario interno permitió que algunos dirigentes hasta ahora distanciados vuelvan a reunirse, como el caso de Julio Piumato (judiciales) con Omar Plaini. Ambos cercanos Hugo Moyano, el apoyo del segundo a la candidatura de Daniel Scioli había generado una grieta entre ambos dirigentes, hoy sellada por sus críticas al modelo actual. La reforma laboral es un tema que preocupa, lo mismo que el dinero de las obras sociales. En este sentido, una fuerte confesó que hay “cierta tranquilidad” por la llegada al Ministerio de salud de un hombre cercano a José Luis Lingeri, el dirigente encargado de monitorear la marcha de la seguridad social. Se trata de David Aruachan, quien es el nuevo viceministro de Salud, en reemplazo de Andrés Scarsi, al frente de la cartera sanitaria bonaerense. “Es una tranquilidad, queremos que se respete el modelo sindical y el reparto de los fondos. Si la reforma va contra estos dos pilares, tendremos problemas y seguro crecerá la tensión con el gobierno”, admitieron ante la consulta de Gestión Sindical.
La desconcentración, pacífica y muy tranquila, finalizó cerca de las 16, y en la plaza quedaron los restos de una típica marcha sindical, que además marcó algunos puntos de contacto con la realidad, como el pedido por Santiago Maldonado, el joven desaparecido en el sur del país. En tanto, el ministro Jorge Triaca, que había vinculado con un “tufillo político” la jornada, miró el acto junto a dirigentes sindicales alineados con el gobierno, nucleados en las 62 Organizaciones Peronistas. La situación, que marca laa estrategia de dividir la dirigencia gremial por parte del oficialismo, fue criticada por los dirigentes que participaron de la movida de Plaza de Mayo. “Hay compañeros que están muy confundidos”, aseguraron desde la CGT, que le pidieron a esos dirigentes que dejen de “llamar peronista a un espacio del PRO”.
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