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Cuarto paro nacional contra Macri: pese a las diferencias gremiales la protesta se hizo sentir con fuerza

25. 09. 2018

La jornada estuvo marcada por la ausencia de trasporte público y la paralización de la actividad fabril y del comercio. Los gremios evaluaron la medida, y alertaron sobre la necesidad de rectificar el rumbo económico. Los sectores “rebeldes” hicieron su propia conferencia, mientras el triunvirato de la CGT se mostró por su parte. Si no hay diálogo, a medida que se cierre el año “las medidas de fuerza se irán profundizando”, dice la dirigencia.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

Las dársenas de Plaza Constitución suelen ser un buen termómetro de un paro nacional. Allí, donde diariamente millones de pasajeros pugnas por viajar, hoy había soledad. El paro nacional lanzado por las centrales obreras en el país tuvo un alto impacto, de las mano de la ausencia de transporte público. En Capital Federal, apenas unos taxis aislados circularon, mientras trenes, colectivos, subtes y hasta el transporte aéreo no tuvo actividad, producto de la adhesión de los gremios del sector. La cuarta protesta de alcance nacional contra el gobierno de Mauricio Macri se dio en un día agitado, que incluyó la renuncia del titular del Banco Central.

En medio de la crisis, Macri está en estados Unidos, haciendo malabares para cerrar un acuerdo con el FMI que los gremios rechazan, y ponen como una de las principales críticas en esta jornada de lucha. El plan económico fracasó”, alertaron los integrantes del triunvirato de la CGT, que destacaron la “alta adhesión a la medida de fuerza. Pese a la coincidencia de casi todos los sectores –sólo no se adhirieron los gremios que forman las “62 organizaciones Peronistas” cercanas al macrismo –la jornada dejó al descubierto ciertas diferencias. Mientras que los sectores combativos realizaron una conferencia de prensa propia, la conducción cegetista habló en la histórica sede de Azopardo. Ninguno de los espacios movilizó, como sí hicieron la CTA, movimientos sociales y agrupaciones clasistas. Más allá de los matices, todos coincidieron en la contundencia de la protesta, y en que si se mantiene el rumbo económico, la tensión aumentará.

La cuarta medida de fuerza contra las políticas del gobierno se cumplió con contundencia, tanto en la zona metropolitana como en el interior del país. La adhesión total del transporte público fue confirmada por la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), la poderosa cámara del sector, que adelantó que “el rechazo al ajuste y el acuerdo con el FMI motorizaron la protesta”. Además, los trabajadores de estaciones de servicio se sumaron a la protesta, por lo que fue difícil conseguir combustible. El comercio adhirió formalmente, pero hubo locales abiertos, en especial durante la tarde. Allí, los gastronómicos vivieron el paro como “un día feriado”, ya que muchos lugares se llenaron a partir de las 18, cuando la medida ya había pasado su pico. Los gremios evaluaron el paro divididos.

Por un lado, los sectores combativos, encabezado por el camionero Pablo Moyano, el titular de la Corriente Federal Sergio Palazzo y los referentes de las dos CTA dieron una conferencia pasado el mediodía. En tanto, los integrantes del triunvirato Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer, junto con el resto del consejo directivo de la central obrera hablaron en la sede de Azopardo. En ambos casos se refirieron a la contundencia de la medida, y a los momentos de tensión que se pueden general si se mantiene el rumbo económico y social.

El paro de este martes fue anticipado por una protesta de 12 horas de las dos CTA, que junto a organizaciones sociales y agrupaciones de izquierda movilizaron tanto el lunes como ayer martes, con cortes y piquetes. “El gobierno a través de la devaluación, a través de la depreciación de la moneda, es el autor intectual de la inestabilidad económica que atravesamos millones de argentinos, trabajadores y cuentapropistas, pequeños y medianos productores o comerciantes, todo por la política económica que instaló Mauricio Macri”, analizó Juan Manuel Sueiro, Secretario Adjunto de ATE Capital Federal.

En diálogo con Gestión Sindical, el dirigente remarcó que el rechazo al ajuste y el acuerdo con el FMI son “ejes” de la protesta, junto con un tema central para su espacio: el presupuesto 2019. “Hay un contexto económico y social que hace inadmisible que se apruebe el presupuesto que pretende imponer el gobierno nacional, ya que establece metas fiscales y proyecciones económicas que no se condicen con la realidad”, criticó Sueiro. Para el dirigente, “hablar de un dólar a 40 pesos cuando hoy está a ese valor, con una pauta salarial del 15 por ciento, es inadmisible, no hay ningún sector de la economía popular que pueda sostener las políticas de saqueo de este gobierno, por eso las medidas de fuerza se irán profundizando”.

En tanto, el clasismo y los gremios vinculados a la izquierda también se movilizaron, y participaron del acto del lunes en Plaza de Mayo, “bautismo de fuego” del reciente Frente Sindical para el Modelo Nacional (FSMN), que forman los sectores más combativos del movimiento obrero. “El paro fue contundente, la participación fue casi total, en ese sentido podemos decir que los trabajadores se unieron más allá de alguna diferencia”, dijo el secretario de Prensa del SUTNA, Víctor Ottoboni. El dirigente denunció ante Gestión Sindical que en algunas empresas del sector hubo algunos movimientos “para intentar frenar la adhesión al paro”.

El hecho más visible se dio en la planta de Bridgestone-Firestone la localidad bonaerense de Llavallol, en el partido de Lomas de Zamora, donde la empresa intentó que los trabajadores firmen un acta donde se comprometían a no parar este martes, argumentando que hay una conciliación obligatoria en curso. “La conciliación es por un conflicto en una línea de producción, de hace unos 15 días, se negocia en el Ministerio de Trabajo local. No se puede mezclar con el paro nacional, que fue una protesta generalizada”, remarcó Ottoboni. Como sucedió el lunes, los sectores clasistas participaron de cortes y piquetes, que dieron marco a un impresionante operativo de seguridad de las fuerzas federales y de la provincia de Buenos Aires, que entre otras cosas impidieron el corte del Puente Pueyrredón, que une la localidad de Avellaneda con la Capital Federal.

A diferencia de otros paros, la jornada de este martes estuvo marcada por cierta tranquilidad, más allá de algún incidente aislado. La renuncia de Nicolás Caputo como titular del Banco Central generó un cambio en la agenda del día, y generó bastante incertidumbre. Por eso desde el gobierno no hicieron mayores comentarios respecto a la protesta. “Se buscará el diálogo con todos los sectores democráticos en los que se vea que hay una instancia de trabajo conjunto para hallar soluciones a la crisis”, sostuvo el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.

El funcionario, que se quedó con el manejo de la cartera de trabajo degradada en secretaría, dijo que el gobierno apunta “a atender las necesidades de la gente, y que no puede haber diálogo con sectores que recurren a la protesta permanente con planteos que no aportan nada”. En este sentido, como suele ocurrir en estos casos, se difundieron los valores que se perdieron por el paro: unos 31.600 millones de pesos. “Es mucho más lo que se ha perdido por la brutal transferencia de ingresos que ocurrieron desde los sectores populares a los sectores concentrados, vía salarios diferidos, aumento de tarifas, etc.”, respondió Sueiro, de ATE Capital. El dirigente destacó que en estos dos días de protesta, “prácticamente estuvimos todos los sectores sindicales, los que no estuvieron deberán rendir cuentas frente a sus bases de porqué terminan aislándose de los reclamos del movimiento sindical en la Argentina”.

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