La CTA Autónoma y su propuesta de salario universal: «Tenemos un problema serio de ingresos»
En plena campaña electoral, lanzó el debate para crear un Ingreso Básico Universal (IBU), que se complemente con un programa de creación de empleo.
La idea de crear un «ingreso básico universal» gana adhesiones en torno a la CTA Autónoma, que viene alertando de la necesidad de «reorganizar el mundo del trabajo», como un primer paso para discutir la idea de una renta para todos los adultos. Esta semana, la central obrera organizó una charla virtual donde sumó a distintos referentes que buscan potenciar la propuesta, que ya fue elaborada por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), la entidad que preside uno de los referentes de esta propuesta, el economista Claudio Lozano.
«El debate se está dando a nivel internacional a partir del avance del neoliberalismo y la crisis de la pandemia, que trajo un incremento de la pobreza, en especial en niños, adultos mayores y mujeres», afirmó el titular de la CTA Autónoma, Ricardo Peidro, en la apertura del encuentro, en el que estuvo presente Gestión Sindical.
El dirigente remarcó que la idea «es discutir y transitar en un camino común para lograr una síntesis en nuestras diferentes propuestas». «El objetivo común es que los compañeros tengan un piso de vida digna, ojalá esto aporte a construir una sociedad más justa», agregó Peidro.
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Nacido al calor de la crisis de fines de los 90, el Frente Nacional Contra la Pobreza (FRENAPO) fue un hito en la lucha de gremios y las incipientes organizaciones sociales de esos días, que tuvieron diversos vaivenes hasta llegar, 20 años después, a nuestros días. En momentos que muchos comparan la delicada situación actual con el colapso del 2001, varioos de los preceptos de este espacio vuelven a tener plena vigencia, en especial aquellos relacionados con la pobreza, que hoy está en niveles similares a esa época.
Para paliar los grandes efectos de esta crisis, aquellos actores hoy agrupados en torno de la CTA Autónoma buscan potenciar algunas propuestas centrales, entre ellas el salario universal. Entendido como una renta básica que permita a los informales e integrantes de la economía popular garantizar sus ingresos, esta propuesta gana adeptos en torno de la central obrera, que busca desde hace un tiempo instalar la discusión entre sectores cercanos que incluso dentro del Frente de Todos quieren imponer esta iniciativa.
El proyecto fue presentado al presidente Alberto Fernández, y cuenta con el ex ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo como uno de sus principales aliados.
En la jornada de debate, las distintas posturas presentadas apuntaron a ampliar la discusión sobre el salario universal, que permita articular esta propuesta en un mercado laboral que viene en transformación hace un tiempo, y que la pandemia sacudió de forma muy evidente.
«Hacia fines de los 90 comenzamos a conversar propuestas afines, hablamos de renta básica e ingreso ciudadano, no fue constante el debate, resurge en las crisis, como pasó en el 2001 y pasa ahora con la crisis del Covid-19 montada con otras situaciones heredadas», afirmó en su presentación Corina Rodríguez Enríquez, investigadora del CONICET, que alertó que este debate «tiene que buscar discutir cuestiones estructurales, a propuestas para transformar la cohesión social, no sólo debe darse cuando la pobreza avanza».
«La pandemia visibilizó la enorme informalidad laboral, y marcaron su aporte a las tareas cotidianas, así como las condiciones estructurales de vulnerabilidad de muchos sectores. Esto muestra la necesidad de construir una red de seguridad en los ingresos, sobre todo cuando más escasos se vuelven los puestos de trabajo de calidad», recalcó Rodríguez Enríquez, que hizo foco en la necesidad de una universalización de este salario, pensando especialmente en quienes hacen tareas de cuidado, su gran mayoría mujeres no reconocidas.
Proyecto oficial
El salario o renta universal fue presentado al propio presidente Alberto Fernández en un encuentro con Lozano, que junto a dirigentes de Unidad Popular llevaron la propuesta concreta al mandatario, para que a partir de la inversión de unos 3 puntos del PBI se puede garantizar este beneficio, que además ayudaría a crear millones de puestos de trabajo. Es que la propuesta del IPyPP habla de la relación “de una renta básica universal de carácter incondicional con un programa de empleo garantizado”.
La iniciativa presentada al Presidente, a la que tuvo acceso Gestión Sindical, «mantiene la Asignación Universal por Hijo (AUH), por otro establece un Ingreso Básico Universal (IBU) cuyo valor será aquel que establezca la línea de indigencia calculada por el INDEC para todas las personas adultas entre 18 y 65 años que se encuentren en situación de informalidad y desempleo, también incluye aquellos monotributistas que tienen ingresos inferiores al salario mínimo».
Estos dos instrumentos, la AUH y el IBU, «constituyen una renta básica incondicional que construye un piso alimentario para que ningún hogar quede por debajo de la línea de indigencia».
A la vez, la propuesta que se plantea crea «un ‘salario social de empleo y formación’ equivalente al salario mínimo vital y móvil, en el marco del cual se crean 4 millones de puestos de trabajo articulados con distintos ejes de desarrollo vinculados a un Programa de Reconstrucción Productiva y Social de la Argentina«. La propuesta «combina la creación de una renta básica universal de carácter incondicional con un programa de empleo garantizado».
«Nuestra propuesta es sintetizar los planes existentes, para garantizar los ingresos, vinculando la ayuda social con las empresas pymes y sectores productivos del país», explicó Lozano en la presentación del proyecto en la charla organizada por la CTA.
En el proyecto, el IPyPP pide «avanzar en la institucionalización de un aporte público de toda la población que reconozca que el trabajo para la reproducción de la vida y de la fuerza laboral no puede estar sujeto únicamente a la retribución que ingresa por vía del mercado laboral». Además, se habla de «sostener una estrategia de formación permanente de la fuerza laboral y fomentar la expansión de la demanda en el mercado interno para poner en marcha la utilización de la capacidad instalada ociosa y acelerar la recuperación de la actividad económica».
«La estructura laboral no cambió entre 2003 y 2009 pese a que la economía creció, y las herramientas tradicionales como paritarias y convenios laborales no alcanzan para distribuir ingresos, porque el mercado argentino no tiene piso», recalcó Lozano.
Debate electoral
En la cumbre organizada esta semana por la CTA Autónoma, se planteó la mirada de la economía popular, que por años estuvo por fuera de la agenda de los gremios, y que en sus orígenes esta central obrera intentó conciliar, buscando una acción más amplia. En este sentido, el dirigente Juan Grabois hizo una radiografía del sector informal, que busca organizarse a través de los movimientos sociales.
«La economía popular que existente se compone básicamente de un sector disperso, no organizado y mayoritario, que se las rebusca con trabajo de subsistencia, y hay un sector organizado en los movimientos sociales, que es minoritaria», recalcó.
En la actualidad, advirtió, las políticas sociales «están bajo ataque, porque el 90 por ciento de la jerarquía política cree que somos punteros que decidimos quien cobra, no nos quieren». Además, Grabois destacó el plan Potenciar Trabajo, que busca organizar esa economía popular, aunque admitió que la capacidad de organización «no da para dar respuesta a 7 millones de trabajadores informales».
La charla virtual tuvo un cierre a cargo del ex ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo, que era hasta su salida del gabinete el nexo de la CTA Autónoma con el gobierno nacional para estas propuestas, que ahora promoverá en su rol de precandidato a diputado nacional, y que buscará llevar al Congreso.
«La Argentina necesita un ingreso de base, llamado de la manera que sea, porque la pobreza e indigencia no se va a solucionar si no cambiamos el problema serio de ingreso que tenemos», dijo el ex funcionario. Para esto, «hay que construir masa crítica y fortaleza para poder discutir esto, porque no veo la forma en que se vaya a dar vuelta la situación estructural si no avanzamos con esta propuesta». «No veo otro camino para atender la situación crítica que vivimos», concluyó Arroyo.
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