22 de Noviembre
de 2024
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La CGT se acercó al peronismo y se abrió el debate sobre participar o no en su interna

04. 03. 2017

Los encuentros de la CGT con las distintas variantes del justicialismo marcan la nueva etapa del movimiento obrero, en un año donde buscarán volver a ser parte del armado pejotista. La necesidad de unirse para enfrentar al gobierno, el motor del acercamiento. El kirchnerismo más puro, el límite que marcan muchos dirigentes. “falta un liderazgo claro”, advierten sobre el futuro del PJ.

Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical

Para potenciar su marcha del 7 de marzo, al CGT decidió buscar apoyos en las distintas expresiones del peronismo, que hoy buscan la unidad de cara a las elecciones 2017. Las reuniones con las autoridades formales del PJ, el grupo Esmeralda y el Frente Renovador marcaron los días más políticos de la central obrera y su triunvirato, justo antes de realizar la que puede ser una muestre de fuerza muy importante ante el gobierno. Pese a las internas que hay con ciertos apoyos, en especial los de referentes del kirchnerismo, lo cierto es que ese día movimiento obrero y peronismo estará junto. Para algunos dirigentes esto marca un punto de inflexión, y puede ser el inicio de una unidad que termine por forjar el principal frente opositor al macrismo. La falta de un liderazgo claro en el PJ, uno de los obstáculos que encuentran en Azopardo para sumarse a este proceso.

El acercamiento del gremialismo al peronismo marca un cambio en la relación del triunvirato con el sector político, que hasta ahora no tuvo lugar en la mesa de la CGT. Pero esto parece haber cambiado. “El peronismo necesita de todos, de los dirigentes políticos y de los gremiales”, le dijo a Gestión Sindical una fuente del sector, en off. Por estas horas confían que la adhesión que generó la marcha de la central obrera pueda servir de “prenda de unidad” dentro del justicialismo, que hoy se debate en disputas internas. “El movimiento obrero debe ser nuevamente la columna vertebral del peronismo, de todos los peronismos”, agregó la misma fuente, que lamentó la falta de conducción en el partido para hacer realidad esta idea. “Hoy no hay un liderazgo claro en el PJ, entonces hay muchos ‘caciques’. Pero si la CGT forma parte del proceso, será cuando este tema se haya solucionado”, confirmó.

Esta idea responde al acercamiento que hizo Cristina Fernández de Kirchner a la jornada, llamando a movilizar. Ese día, deberá presentarse en tribunales, y en vez de un despliegue militante pidió “acompañar a los trabajadores”. El triunvirato salió a desmarcarse de ese apoyo, y en general de la presencia de dirigentes de la anterior gestión. Pero puertas adentro admiten que se necesita “de todos” para enfrentar al gobierno. “Vamos a tener que presentar más que un par de intendentes para derrotar a Cambiemos, si no hay real unidad del peronismo no podemos frenar el avance neoliberal”, remarcó la misma fuente.

Lo cierto es que hoy la cercanía del kichenrismo genera polémica puertas adentro de la CGT, que considera que es una etapa superada. Esta disputa generó la semana pasada la primera señal de fractura. Fue cuando Pablo Moyano condicionó su futuro en la central, por el enfrentamiento que tienen con Francisco “Barba” Gutiérrez. La secretaria de Interior emitió un comunicado donde anunció que las regionales se normalizarán siempre y cuando cuenten con el aval de ese espacio, lo que hizo estallar de bronca al camionero, que acusó al ex intendente de Quilmes de darle el visto bueno a las expresiones locales vinculadas al anterior gobierno. La pelea entre ambos viene de tiempo atrás, cuando Gutiérrez decidió municipalizar el servicio de residuos, algo que se opuso el gremio de los Moyano. Ahora revivió con el tema de las regionales, en especial en la más grande del país, la de Lomas de Zamora, donde Pablo Moyano firmó el aval para que se regularice bajo una conducción pero Gutiérrez permitió que un sector, al parecer minoritario, se presente como lista interna.

“No creo que Pablo rompa, pero está advirtiendo que así se está sofocando el debate interno”, adelantó a Gestión Sindical un dirigente que se alineó en esta disputa con el camionero. Según este dirigente, acá hubo “un intento de unos ‘vivos’ de quedarse con el armado de las regionales, pero nos conocemos todos. Nadie va a caer en el juego de la política. La CGT está pensando en la cuestión gremial, después el resto se verá”.

Por lo pronto la marcha del 7 será una forma de ver cómo las diversas formas del peronismo pueden –o no –confluir bajo el paraguas de la CGT. Las tensiones que sucedieron en la marcha del Día del Trabajo del 2016 –cuando algunos dirigentes como Luis D’elía fue bajado del escenario –pueden repetirse, más si hay anuncio de un paro nacional. Hoy, todo hace indicar que se hablará de esa posibilidad “si no hay respuestas”, pero que no habrá fecha concreta. Pero de fondo se cocina esta idea, en paralelo a la idea de confluir con el peronismo, en un año electoral que acaba de lanzar su campaña.

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