
Empleo público: los despidos impactan más en las mujeres.
Los fuertes recortes dispuestos por el Gobierno generaron despidos en áreas donde, a diferencia de lo que ocurre en casi todo el mercado laboral, el personal femenino es mayoría.
En medio de un contexto económico marcado por el ajuste en la planta de los estatales, múltiples informes ponen el foco en un aspecto poco debatido: el impacto de los despidos del empleo público sobre las mujeres. Según datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), las mujeres representan el 54,8% de los trabajadores del sector público en Argentina, mientras que en el sector privado constituyen el 42,2%.
Esta feminización del recorte del empleo estatal se debe, en parte, a que las áreas que tradicionalmente concentran a las mujeres —educación, salud, desarrollo social— son parte central de la estructura de los trabajos en el Estado. Además, el empleo público ha sido históricamente un espacio con mayores garantías de derechos, estabilidad y políticas de igualdad que el sector privado.
La mentira del estado demasiado grande
El argumento principal que ha tomado el Gobierno nacional para arremeter contra los trabajadores del sector público pasa por una supuesta sobredimensión del sector, con muchos más empleados que lo que sería necesario. No difiere, en ese sentido, de las premisas sostenidas por las fuerzas políticas a lo largo de la historia.
Sin embargo, las cifras desmienten el mito. Según un informe de la ONG Futuros Mejores que toma datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el empleo público en la Argentina es el 17,7% del total y está por debajo del promedio de la OCDE (18%) y también de países como Reino Unido, España, Chile, México y Brasil.
«No hay un Estado ‘elefantástico’, pero sí uno que, al recortarse, profundiza desigualdades”, concluye ese documento.
Incluso, si se ahonda más, se ve que la Argentina está muy por debajo y lejísimo del porcentaje de empleados públicos de socialdemocracias exitosas con estado de bienestar como Noruega (30.7%), Suecia (28.7%) o Dinamarca (27.8%).
La situación argentina hasta se puede comparar con los Estados Unidos, donde la proporción de empleo público sería menor (aunque no hay cifras oficiales, rondaría el 16%) pero hay que tener en cuenta la baja prestación estatal del país del Norte en salud y educación. Si se eliminaran esos dos ítems del cálculo en la Argentina, se estaría hablando de un 11 a 12% de empleados públicos, aproximadamente.
Estereotipos y desigualdad
Especialistas en economía y género explican que la sobrerrepresentación femenina en el Estado responde también a roles de género arraigados. Los trabajos vinculados al cuidado y al bienestar social siguen siendo considerados femeninos, lo que hace que, en contextos de ajuste, los primeros sectores afectados sean justamente aquellos con mayor presencia de mujeres.
A nivel global, las mujeres ocupan el 46% de los puestos estatales, contra solo el 33% en el ámbito privado. Sin embargo, en países como Reino Unido y Francia, la presencia femenina supera el 60%, mientras que en la región, Brasil (56,4%) y Chile (56%) también tienen porcentajes más altos que Argentina.
Inflación: cambiarán la fórmula de cálculo en base a recomendaciones del FMI
Además, la lógica del ajuste no solo implica despidos, sino también la paralización de concursos, el congelamiento de vacantes y la precarización de las condiciones laborales. Todo esto impacta de forma diferencial sobre las trabajadoras, muchas de las cuales ya se enfrentan a brechas salariales y responsabilidades de cuidado no remuneradas.
Despidos, informalidad y la pobreza
La reducción del empleo público y la falta de oportunidades en el sector privado han llevado a muchas mujeres a empleos informales.

Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la informalidad laboral femenina alcanzó el 38,7% en 2024, aumentando más que entre los varones. Esta precarización laboral profundiza las desigualdades de género en el acceso a derechos laborales y seguridad social.
Además, la brecha salarial se ha ampliado. Según datos del tercer trimestre de 2024, la diferencia salarial entre hombres y mujeres pasó del 21% al 27,8%, la más alta en seis años. Esta situación contribuye al incremento de la pobreza entre las mujeres, especialmente entre las más jóvenes.
Un debate que no está en el sindicalismo
Para diversos especialistas y mujeres dedicadas al abordaje de la problemática de la mujer y el empleo, lo que está faltando es la perspectiva de los sindicatos sobre el tema, para que se incorpore en la agenda gremial.
«No se trata solo de defender puestos de trabajo, sino de visibilizar cómo las políticas públicas afectan de forma desigual a mujeres y varones. La equidad de género no puede quedar relegada en un contexto de crisis, sino que debe ser una bandera central de las luchas sindicales», es lo que resaltan los informes dedicados al tema.
Con este marco, es fundamental considerar el impacto de las políticas de ajuste en el empleo público, especialmente en relación con la equidad de género, para evitar profundizar las desigualdades existentes en el mercado laboral argentino.
Hacé tu comentario