Baja en ventas, caída en la producción y aumento de desempleo: un sector de la economía argentina, sin salida
La era Javier Milei dejó al sector textil a la intemperie, con una caída interanual del 21%, y sin respuestas. El desempleo, en máximos históricos.
En los últimos años la Argentina ha enfrentado desafíos significativos en su panorama económico, particularmente en sectores clave que a lo largo de la historia han sido motores de empleo. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), actividades económicas como la textil, que han experimentado un preocupante estancamiento en la generación de empleo desde 2010, ven acentuada la grave situación de desempleo en la era Javier Milei.
La industria textil que una vez fue un pilar en la creación de puestos de trabajo, ahora lucha por mantenerse competitiva frente a la importación masiva de productos extranjeros, y el desempleo es consecuencia.
El desmantelamiento industrial ha sido una consecuencia directa de la crisis en el sector textil. Muchas fábricas han cerrado o reducido significativamente su capacidad operativa, lo que ha resultado en la pérdida de miles de puestos de trabajo.
Datos de la industria textil
Los números pasaron de 153.761 trabajadores en 2014 a 117.697 en 2024, lo que se deduce en una pérdida de 30.064 puestos de trabajo, con una caída del 23,5%. Esto no solo ha afectado a los trabajadores directamente involucrados en la producción, sino también a las industrias auxiliares y a las comunidades locales que dependen de esta actividad.
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Según el último dato difundido por INDEC, el uso de capacidad instalada de la industria se ubicó en mayo en 56,8%, con una fuerte caída de la actividad (11 puntos menos que hace un año), por detrás de la crisis de la pandemia en 2020.
Asimismo, desde el sector han alertado que en el primer semestre del año hubo una contracción del 20% en su nivel productivo y una caída del 40% en las ventas, que todo indicaría podría sostenerse hasta la temporada de verano 2025.
Más allá del desempleo
Hay más: el informe del Índice de Producción Industrial (IPI-INDEC) el rubro productos textiles contrajo en mayo 21,4% interanual, al tiempo que la actividad mostró una caída del 19,8% comparada con el mismo período del 2019, y que escaló a 43,4% frente a 2016.
En ese sentido, en cinco meses del año, acumuló una contracción del 19%, en tanto que, en el caso de Prendas de Vestir, Cuero y Calzado, la caída asciende al 8,7% interanual, con un descenso acumulado en 2024 del 14,6%.
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Por su parte, el Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) mostró, con datos actualizados a junio, un desplome del 20,4% interanual. Acumula así una retracción de 19,2% en el primer semestre del año.
Un 22% menos de ventas que hace un año
La crisis productiva se vincula de forma directa con la crisis del consumo producto de la reducción de las ventas en los comercios, ya que las familias empiezan a comprar en menor cantidad o directamente a descartar la compra o consumo de algunos productos.
De acuerdo con el último dato de ventas minoristas que elabora CAME en junio las ventas en general retrocedieron 21,9% interanual (el tercer valor más bajo de los últimos 18 meses) y acumularon una caída de 17,2% en el primer semestre del año.
La disminución en las ventas y producción del sector textil argentino puede atribuirse a diversos factores que a su vez se relacionan entre sí. Los factores económicos como la inflación persistente y la fluctuación en el tipo de cambio han aumentado los costos de producción, lo que genera que los productos sean menos competitivos en el mercado global.
Además, políticas económicas internas y la falta de incentivos fiscales específicos para el sector debilitaron más la capacidad de crecimiento.
De hecho, las proyecciones indican que el contexto de recesión continuará y afectará los diferentes rubros de la cadena de valor, es decir desde la fabricación de hilados, telas, indumentaria, hasta la comercialización de máquinas, insumos y bienes finales.
La crisis del sector textil no solo tiene repercusiones económicas, sino también sociales. Las regiones que históricamente dependían del empleo en la industria textil ahora enfrentan altas tasas de desempleo y una disminución en la calidad de vida.
Para volver a activar este sector es importante que se implementen políticas públicas que promuevan la competitividad, la innovación y la sostenibilidad ambiental en la producción textil.
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